¿Podemos hacer con la naturaleza todo lo que queremos o nos permite la ciencia? ¿Qué pasaría con el arte en una sociedad en la que el ser humano fuera inmortal? Estas y otras inquietantes preguntas subyacen en la última creación artística de Javier Viver (Madrid, 1971), Aurelia Immortal, con la que el Museo Universidad de Navarra (MUN) pone el broche de oro a su programación expositiva de este curso. La muestra, inaugurada ayer en la Torre del MUN, es una propuesta multidisciplinar que aúna fotografía, escultura, vídeo, música y dibujo para ahondar en cuestiones de arte, ciencia, naturaleza y ética. Articulada en torno a una exposición y un fotolibro, se basa en la observación de un tipo de medusa que se auto regenera y nunca muere, y plantea cómo será la especie humana en 2046, un año después de que la ciencia haya conseguido la inmortalidad de las personas -hay corrientes que sitúan este logro en el año 2045-.

Para abordar intelectualmente todos los temas que la exposición sugiere sobre identidad, conciencia, particularidad y globalidad, ética, ciencia y naturaleza, el MUN organizará en septiembre -en fechas por concretar- unas jornadas con investigadores de diversas áreas, abiertas a los estudiantes y a todo el público interesado.

Aurelia Immortal nace del interés de Javier Viver por uno de los grandes temas del arte y una de las grandes preocupaciones de la humanidad: la inmortalidad. Surge, en concreto, de una investigación a raíz de una noticia que seguramente para muchos pasaría desapercibida, pero que para un artista curioso y siempre abierto al conocimiento como es Javier Viver, fue “un fenómeno prodigioso” y un “argumento maravilloso” para crear y propiciar diálogo: en diciembre de 2015, el estudiante chino de biología marina He Jinru publicó en la revista científica Plos One la sorprendente propiedad de la medusa aurelia, capaz de alcanzar la inmortalidad biológica. Según se hacía eco National Geographic, una vez que esta aurelia inmortal expira, desarrolla la capacidad prodigiosa de regenerar sus células hasta alcanzar la etapa juvenil, como si de un ave Fénix se tratara. Este descubrimiento científico encendió la chispa de la intuición creativa en Javier Viver, quien contactó con He Jinru convencido de la necesidad de plantear una narración que oscila entre la documentación científica y la ficción. “Esta exposición no es una muestra científica, sino que plantea un discurso artístico sobre la eterna lucha contra la muerte; es una historia de ficción desde unos procedimientos obtenidos de la ciencia”, explicó ayer el propio autor, que exhibe casi medio centenar de obras, todas inéditas y realizadas en diferentes soportes. Las piezas de nueva creación conviven con imágenes de la colección del MUN (del proyecto Tender Puentes): 4 fotografías anónimas con los restos de humanos y animales encontrados en las ruinas de Pompeya, una ciudad donde se albergan esculturas sin autor, y en las que también se inspiró Javier Viver para alumbrar este proyecto.

la muerte

Una tensión que genera vida

Aunque se reconoce principalmente como escultor, en este trabajo Javier Viver pone en relación diversas disciplinas artísticas, “borrando las fronteras entre lo que denominamos dibujo, fotografía, escultura, instalación, y relacionando estos lenguajes con la arquitectura de la sala, el sonido y lo audiovisual; algo frecuente en el arte contemporáneo”, señaló el autor.

Viver piensa que la ciencia y el arte se enfrentan a la muerte con perspectivas y métodos diversos. “El punto de vista que puede dar el arte sobre la inmortalidad es más complejo que el que pueda dar la ciencia, en la que al final lo que se hace es un reduccionismo muy fuerte. El arte permite quedarte en esa tensión que produce la complejidad de la realidad humana, que abarca muchísimos planos. ¿El ser humano es solo algo biológico o tiene algo más que complica todos estos procesos propios del conocimiento científico?”, se pregunta el polifacético artista, quien se sirve de métodos científicos para expresarse en términos artísticos. En concreto, ha utilizado microscopios electrónicos para realizar las fotografías de medusas que nos invita a contemplar ahora amplificadas, a modo de enigmáticas galaxias, o de bellas y perfectas esculturas clásicas, según se miren, permitiéndonos visualizar lo invisible para el ojo humano. Los juegos en torno a lo micro y lo macro -el microcosmos y el macrocosmos- son constantes en la muestra, en la que también está muy presente el color oro, en alusión a la alquimia, “una práctica presente en todas las culturas y que siempre ha perseguido la inmortalidad”, destacó Viver. De color oro se reviste además el fotolibro de este proyecto, compuesto por dos volúmenes enfundados: un leporello (libro en acordeón) que describe el ciclo vital de la medusa, en el que se unen las cubiertas imantadas en un ciclo sin fin, como las medusas y el ser humano del futuro; y un relato ficticio escrito en formato de agenda-diario: la historia de la humanidad a partir del año 2046. Editado por el MUN, está a la venta al precio de 55 euros en la web y de 38,5 euros en la librería del museo. Se trata del segundo fotolibro de Javier Viver, quien en 2016 ganó con su anterior libro titulado Révélations el premio del Ministerio de Educación y Cultura español al libro mejor editado del año.

En el vídeo que se proyecta en la exposición, el hipnótico movimiento de las medusas, cual eterno y enigmático latido, conecta al visitante con la vida, y a través de ella con la muerte, en una experiencia meditativa. Javier Viver se plantea qué pasaría de llegar a alcanzarse una sociedad en la que el ser humano fuera inmortal. “¿Cuál sería el papel del arte? Seguramente desaparecería, al menos tal y como lo conocemos... Todo cambiaría. Porque lo que podemos hacer hoy lo dejaríamos siempre para mañana, o para dentro de cien años... La tensión que genera la muerte en el ser humano permite a éste avanzar, desarrollar muchas capacidades; y en el arte, nos permite cuestionarnos cosas fundamentales”, reflexiona Viver, arrojando su propia luz en un relato artístico que, como todo arte auténtico, se compone de sombras y dudas.

Autor. Javier Viver.

Lugar. Museo Universidad de Navarra (Torre).

Fechas. Del 26 de abril al 22 de octubre de 2017.

Obra inédita. Se exponen 45 piezas inéditas: 5 murales impresos con las imágenes microscópicas de medusas a gran escala; 27 fotografías de la especie transhumana, los cuerpos humanos inmortales imaginarios del futuro; 4 fotografías anónimas de restos humanos de Pompeya, pertenecientes a la Colección del MUN y en las que se inspiró Viver; 4 esculturas: dos leporellos (libros en acordeón) que reproducen en sala el libro en formato escultórico, y dos conjuntos escultóricos de erizos marinos; 3 dibujos; 1 vídeo, con banda sonora de Lucas Bolaño; y 1 fotolibro.

Centro colaborador. Algunas de las fotografías de las medusas se han realizado en el Acuario de Donostia.