Desde el 29 de abril, el Centro Huarte acoge entre sus paredes un intercambio de ideas, que viajan desde Navarra y se posan en Extremadura, pero también vuelan por Uruguay, Chile y Portugal en el coLABoratorio DNA, una residencia de la mano del Festival de Danza Contemporánea y el mismo centro. Siete artistas de diferentes procedencias y disciplinas comparten espacio y tiempo, generando procesos colaborativos de los que surgirán acciones performáticas que presentarán en el Festival. El 3 de junio se torna cita clave, con un encuentro de puertas abiertas en el centro navarro donde mostrarán el trabajo final de la residencia, que como expusieron ayer, está todavía por desarrollar. La inspiración e improvisación diarias marcan la ruta.

Cinco semanas es el tiempo compartido por Amalia Herrera (Uruguay), Brisa MP (Chile), Bruno Caracol (Portugal), Inés Aubert (Navarra), Itsaso Iribarren Muñoz (Navarra), Julián Pacomio González (Extremadura) y Maia Villot de Diego (Navarra), los siete artistas que, día a día, están realizando prácticas y poniendo en común metodologías de trabajo, no ya en vistas del resultado final, sino de aprender con el proceso de compartirlo. “La colaboración es lo que nos junta y lo que tenemos como objetivo”, señala Julián Pacomio.

sin proyectos iniciales Un comienzo que también implicó desenvolverse: “No nos conocíamos ni veníamos con un proyecto de antemano, ha sido ir haciendo sobre la marcha”, comenta Maia Villot. Por ello resaltaron la importancia de llegar a la residencia sin expectativas y con ganas de ver qué iba surgiendo a raíz de los ejercicios compartidos. “Una de las cuestiones que salió al principio”, comenta Itsaso Iribarren, “fue que había que abandonar algo para colaborar”, por lo que han ido realizando un trabajo de “puesta en común, qué llevar a cabo” en estas cinco semanas. Porque además de llegar de lugares diferentes, varían también el ámbito al que han dedicado su trabajo: la fusión de teatro y danza, apoyarse más en elementos tecnológicos, la creación escénica a través de material ajeno (remake), la performatividad y danza enfocadas hacia un texto, performances en lugares no convencionales... Diferentes disciplinas que han quedado a las puertas del Centro Huarte, para volcarse en la colaboración común, sin imponer nada. “Es un ida y vuelta: planificar, hablar y volver a planificar”, reflexiona Maia Villot.

IMPROVISACIÓN DIARIA Pese a contar con un cronograma -que están cumpliendo, como resaltó Elisa Arteta, una de las directoras del Centro-, a la hora de describir su proceso de trabajo diario, ha habido evolución. “Las primeras semanas hacíamos practicas, calentamiento corporal, mostrar aquello que se quería compartir...”, apunta Inés Aubert, pero ahora “se ha enfocado más en unificar todo eso trabajado: compartir, hablar, sacarnos de dudas...”.

Uno de los ejercicios realizados durante aquellos primeros días, como punto de partida, fue el conocido El desenterrador, de la compañía Doctor Alonso, “una práctica para pensar juntos y llegar al significado de una palabra, pero no desde la subjetividad personal”, explica Maia Villot.

No solo se han llevado a cabo en el Centro Huarte, sino que también se han trasladado los ejercicios al exterior, aprovechando los parajes naturales que la localización ofrece. “Hacemos paseos... Proponemos diferentes pautas”, expone Itsaso Iribarren, como por ejemplo “hacer la primera parte en silencio”, para explorar cómo “nuestra percepción y observación se abría. O, por otro lado, trabajar “la descripción continúa”, a través de “susurrar a una persona, que tiene los ojos cerrados, una descripción del paisaje por el que pasábamos”, comenta la artista navarra.

etapa actual Estos ejercicios, experiencias y percepciones obtenidas a través de ellos han ido desembocando, la mayoría, en la escritura de diferentes textos. Durante los últimos días, los residentes se han dedicado a trabajar este material, envolviéndolo con la propia improvisación, y han tratado de enriquecerlos por diferentes vías: leídos, improvisados, cantados... “Todo texto viene atravesado por la experiencia de haber hecho algo, o son transcripciones de películas, relatos de ciencia ficción...”, apunta Julián Pacomio.

Pero aunque en este momento se hallen trabajando sobre estos textos, destacan que no significa que el resultado final vaya a ir por ahí, aunque pueda parecerlo. La experimentación diaria irá marcando la dirección que va tomando este resultado. “Trabajamos mucho sobre el proceso, no sabemos en realidad en qué vamos a terminar”, resalta Brisa MP, pero sí señala notas comunes, como que “siempre tiene que ver con la improvisación y el proceso de composición: corporal, sonora, textual...”. Unos trabajos que según declara Itsaso Iribarren, “podrían ser mostrados y tendrían un interés, dentro de que es parte de un proceso”.

Sin embargo, aunque el fluir diario sea el ritmo de la residencia, no olvidan que en breve deberán decidir cuál es el resultado a mostrar el 3 de junio, ya que además deben presentar imagen y fotografía para presentarlo. “Eso nos va a obligar un poco a decidir”, comenta la artista navarra, “si no, probablemente estaríamos hasta el último momento trabajando”.

enriquecerse con el lugar Además del enriquecimiento de compartir experiencias entre siete artistas diferentes, el propio entorno ha generado ideas y posibles proyectos, como destaca Amalia Herrera: “Es todo un estimulo conocer la ciudad, los lugares... La historia de los espacios te llega, uno lee después y coincide con la percepción que tuvo”.

Los artistas navarros, además, se han encargado de mostrar a aquellos que han llegado de fuera algunos de los rincones de la ciudad y la zona, como por ejemplo el Fuerte de San Cristóbal, buscando potenciar las posibilidades de inspiración que pueden ofrecer. Un hecho que se ha visto favorecido, según opina Bruno Caracol, gracias al realizar la residencia en el Centro Huarte, ya que “si estuviésemos en Pamplona, sería muy fácil quedarse ahí”, y al estar en esta localidad “da una extensión, y poder salir y explorar”.

Estas excursiones, sumadas a los ejercicios realizados en el centro, son las experiencias valiosas para el grupo de residentes, que destacan lo complicado que ha sido dialogar y ponerse de acuerdo en las colaboraciones. “Hay que hablar mucho y aprender de los demás y de uno mismo”, apunta Julián Pacomio. En ese sentido, Inés Aubert destaca que “lo que ha prevalecido es que no haya una cabeza que dirija”, y que “ese intentar estar en horizontal es lo valioso”.

No les obsesiona el resultado final. “Lo que se vea va a servir para justificar el proceso, que es lo importante”, declara Pacomio. “Si se ve algo que realmente se puede disfrutar, es anecdótico, para lo que tiene que servir en realidad es para mostrar todo este proceso”, finaliza. Unas semanas de trabajo que, de alguna manera, estarán al alcance de los visitantes que se acerquen el próximo 3 de junio al Centro Huarte, demostrando que la inspiración no conoce origen, ni direcciones.

Brisa MP. Chile.

Bruno Caracol. Portugal.

Inés Aubert. Navarra.

Itsaso Iribarren. Navarra.

Julián Pacomio. Extremadura.

Maia Villot. Navarra.

3 de Junio: 12.00 horas.