el actual panorama de la oferta televisiva por estos pagos es patio de Monipodio donde conviven en animada fraternidad productos diversos, programas heterogéneos y engendros varios que pueblan las parrillas de tele de unas cincuenta ofertas que de forma libre, sin suscripciones ni pago alguno, puede disfrutar el común de los mortales. Si a ello añadimos las ofertas de operadoras de telefonía con paquetes integrados de tele, internet y otros añadidos digitales, nos encontramos con un escaparate de diferentes formas de hacer tele. Programas que funcionan, como El hormiguero con el aguerrido Pablo Motos y su elenco de potentes colaboradores que en Atresmedia resiste contra viento y marea en el liderazgo de la franja horaria, hasta las penurias del estreno del radiofónico Carlos Herrera apoyado por un elenco de lujo como Santiago Segura, Isabel Gemio o Nuria Roca entre otros para un programa que no funcionó y que mucho debe mejorar para que se mantenga en pantalla. Herrera se ha metido en un pozo y su saber en la radio no le ha servido en el estreno televisivo. Mientras tanto Calleja sigue triunfando en Volando voy, programa hecho con cariño y acierto en la conexión con el público del programa y la audiencia en la dominical noche dedicada al románico por tierras palentinas que volvió a resultar un ejercicio caliente de comunicación audiovisual. Otro ejemplo de eficacia comunicativa lo tenemos en Carlos Sobera que con escasos medios es capaz de conducir la noche de las parejas al encuentro del amor. Primeras impresiones, comentarios acertados e historias bien seleccionadas en los castings previos para una sencilla manera de realizar y contar. A unos la tele les va bien, otros sobreviven como pueden y otros fracasan estrepitosamente. Es la rueda de la fortuna que se muestra amorosa, agradecida o esquiva. De todo hay en la viña del Señor; eso sí, poco, bueno y diario.