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Naturaleza sublime

La imponente fotografía de Fernando Maselli centra la última exposición del otoño del MUN

Naturaleza sublimePatxi Cascante

“La pasión causada por lo grande y lo sublime en la naturaleza, cuando aquellas causas operan más poderosamente, es el asombro, y el asombro es aquel estado del alma en el que todos su movimientos se suspenden con cierto grado de horror”.

Así definió el escritor, filósofo y político Edmund Burke el concepto de lo sublime. Aquello que nos hace sentir pequeños y, en cierto modo, atemorizados. Agobiados. Inquietos y, a la vez, tocados por una poderosa belleza. Como un volcán en erupción, un huracán en plena actividad, un mar embravecido o la visión de un amanecer en la soledad de la cima de una montaña. Esta sensación se propuso experimentarla en su propia piel el fotógrafo Fernando Maselli (Buenos Aires, 1978) cuando se planteó alumbrar su proyecto Infinito Artificial, que ahora puede disfrutarse en la sala Torre del Museo Universidad de Navarra (MUN). Él, hombre de ciudad, se preparó durante un año para ascender montañas poderosas, sobrevivir a la experiencia física y mental que suponía para él este reto y, además y sobre todo, sacar de ella obras de arte. Como las que centran la última propuesta expositiva de la temporada de otoño del MUN. Una representación de lo sublime como se entendió en el Romanticismo, a través de imponentes fotografías de montañas de las cordilleras de los Pirineos, los Alpes, los Picos de Europa y los glaciares argentinos de la Patagonia que hacen sentirse insignificante a quien las contempla. Sacudido por tal belleza y poderío natural, el visitante se rinde ante el efecto que provoca la repetida visión de lo sublime, cumpliéndose así el deseo de su autor. El fotógrafo y creador de paisajes Fernando Maselli parte de la categoría estética de lo sublime como eje de su proyecto Infinito Artificial, integrado por composiciones de paisajes creadas a partir de fotografías que toma en la montaña y luego, en su estudio, yuxtapone, capa por capa. El resultado, paisajes que tal y como se presentan a los ojos del espectador no existen, no son reales, pero cuya autenticidad no puede ponerse en duda. Porque el auténtico arte, como ocurre con estas fotografías de Maselli, habla sin necesidad de explicaciones ni contextos. Transmite por sí solo.

la búsqueda y la técnica

De la soledad de la montaña al estudio

Maselli busca espacios naturales vírgenes, que no hayan sido hollados por el hombre, lo que le lleva a realizar largas travesías por la naturaleza que en ocasiones duran días, hasta encontrar el paisaje buscado. Lugares en los que se vislumbra su interés por conceptos estéticos como los de lo bello y lo sublime. “Un paisaje bello sería un paisaje agradable, que te invita a estar ahí. Mientras que lo sublime se corresponde con momentos de una belleza particular en los que la naturaleza se muestra con todo su poder, pero que están ligados también al miedo, al agobio. Ante lo sublime te sientes pequeño. Y ahí vi un tema potente que me interesaba: cómo representar ese sentimiento de belleza ligado al miedo”, explicaba ayer el fotógrafo argentino en la presentación de su exposición en el MUN, que está comisariada por Ignacio Miguéliz Valcarlos.

Un sentimiento ligado a la inmensidad, el infinito, el vacío, la soledad y el silencio que Maselli experimentó en su propia piel la primera vez que subió solo a una montaña y pasó allí la noche. “Escuchas ruidos, las rocas de la montaña, a la vez estás impresionado por la belleza que tienes ante ti... Realmente ahí empecé a embarcarme en este proyecto”, cuenta Fernando Maselli, para quien ha sido un reto representar lo sublime “en un lugar seguro, controlado, como es un museo”.

Lo logra a través de técnicas como la repetición, la acumulación de imágenes, la gran escala -las fotografías, realizadas en inyección en tinta sobre papel de algodón, se exponen en grandes formatos-, la soledad dada por la ausencia de figura humana, y la cualidad que da nombre al proyecto, Infinito Artificial: “Una sucesión de partes en una configuración constante, como decía Burke. Repitiendo en estas composiciones la misma montaña fotografiada desde diferentes ángulos, yuxtaponiendo imágenes, capa por capa, recurriendo a esta acumulación de elementos, se logra una atmósfera que en el espectador da una sensación de infinito. De agobio. De insignificancia ante la naturaleza”, explica el autor, que también se sirve de la iluminación, la perspectiva produciendo sensación de profundidad y el empleo del blanco y negro para este fin. “Me parecía que el color daría demasiada información y el resultado quedaría demasiado barroco. El color quizá me remitía al paisaje bello, no al sublime. El blanco y negro me resulta más adecuado, me permite centrarme en la textura de la piedra de los macizos”, explica el autor, cuya aproximación a la fotografía, y muchas de sus influencias, vienen de la pintura. En concreto, del Romanticismo. “Es la cima del paisaje. Ahí es cuando el paisaje adquiere entidad propia. Hasta ese momento, había estado supeditado a escenas religiosas o históricas”, explica Fernando Maselli, quien se propone con la fotografía recuperar esa esencia del Romanticismo pictórico “en un lenguaje contemporáneo”.

videoproyección

Las “entrañas” del proyecto

Las fotografías que se exhiben -con una iluminación muy acertada, muy cuidada- en la sala Torre del MUN se completan con una videoproyección en la que Fernando Maselli muestra “las entrañas” de la serie Infinito Artificial. “Quería documentar de alguna manera el proceso de ascensión a las montañas, el cómo se llega a esos lugares remotos, y el proceso del montaje de este proyecto fotográfico a través de la repetición y la acumulación de elementos”, dice. Todo ello envuelto en un sonido que recrea “un ambiente opresivo”, el que es propio de esa incomodidad y esa inquietud que provoca la soledad en una naturaleza imponente, poderosa, que “turba el espíritu” del hombre.

Dónde, cuándo. Sala Torre del MUN, hasta el 15 de abril de 2018.

Taller y libro. En el marco de la exposición, Maselli llevará a cabo un taller con estudiantes sobre la manipulación y reconstrucción del paisaje. Visitarán las Sierras de Aralar y Urbasa para trabajar con la montaña y el bosque. La muestra se enriquece con la edición de un libro de fotografías (34 euros) en el que Maselli muestra el proceso de manipulación del paisaje.

de mar del plata a madrid

Fernando Maselli termina en 2001 sus estudios de arte en Mar del Plata (Argentina). Con 23 años se traslada a Madrid, donde se dedica durante 10 años a la fotografía publicitaria. Posteriormente retoma sus proyectos personales y hoy compagina ambos caminos. Su trabajo se ha mostrado en exposiciones individuales y colectivas dentro y fuera de España, y en ferias como ARCO, Fotonoviembre o Copenhagen Photo Festival.