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‘Cornelius’, el juego de la sombra y la madera de Javier Poveda

La obra, expuesta en el Horno de la Ciudadela, se podrá visitar hasta el 18 de marzo

‘Cornelius’, el juego de la sombra y la madera de Javier PovedaPATXI CASCANTE

pamplona - Casi a tientas, pisando los adoquines del Horno de la Ciudadela como si fueras a caer a un precipicio... hasta que los ojos se habitúan a la penumbra. Así es como se enfrenta el visitante a la nueva exposición del artista pamplonés Javier Poveda, Cornelius, una obra en madera de roble, que se presenta entre sombras y apenas un foco de luz que, eso sí, dirige inequívocamente la mirada del espectador hacia la obra.

La directora de Cultura y Educación, Maitena Muruzábal, y el propio artista presentaron ayer la muestra, ideada expresamente para poder verse en el espacio circular del Horno, y que se enmarca en una línea de trabajo con madera que tiene ya dos series, Roble nº 1 y Roble nº 2 que el autor ya mostró en la sala de exposiciones de la Escuela de Arte de Pamplona el pasado mes de noviembre. Todas ellas conformarán un catálogo, editado por el Ayuntamiento, que ya está en versión digital y que en pocos días verá la luz en papel.

“La obra -explicó Poveda- está preparada para este espacio, en poco tiempo, y ha salido de una manera muy natural, ya que conocía el Horno, puesto que trabajé aquí de vigilante hace unos años y lo tenía interiorizado”. La penumbra que envuelve la obra tiene su particular porqué. “En mi taller trabajo mucho con la sombra, ya que es muy oscuro y casi no tiene luz natural, lo que me ha permitido jugar con las sombras también en el espacio circular del Horno, colocando un pieza en el centro, rodeada del silencio y la sombra, que es lo que suelo buscar en mis obras”.

En cuanto a la propia pieza, Cornelius, el creador navarro matizó que “normalmente yo doy la menor información posible respecto a lo que representa la obra porque creo que es bastante descriptiva; y, además, me interesa mucho la opinión del espectador, que me transmita lo que él siente”. Teniendo en cuenta esta premisa, “para el título lo que hago es hablar de algo que no da pistas sobre la pieza. En esta ocasión quería un nombre propio y he elegido el del artesano que era el anterior dueño de mi herramienta, que es muy antigua, y que él dejó grabado”.

Aunque no dé pistas sobre la pieza en concreto, Poveda si apuntó que “toda mi obra está ligada a mi pasado como luthier, al trabajo con la madera y a la música. En cierta manera, en la pieza se pueden apreciar ciertos dejes del trabajo con los instrumentos, ya que, por ejemplo, el sello con el que firmo es de un luthier. En cualquier caso, ahora me alejo de la artesanía para volver al trabajo en la escultura como tal, a crear objetos que no tienen una funcionalidad práctica, que no se usan”.

Tras contemplar la obra, Poveda explica que “me interesa mucho resaltar la propia madera; una de las cosas que aprendí en mi anterior trabajo es el respeto al material y sus cualidades. Me gusta mucho jugar con la sombra para resaltar la resaltar la textura de la madera; y son maderos viejos, sobre los que ya han pasado muchos años. Por otra parte, las piezas, las figuras, vienen de la misma madera sobre la que las coloco, es el mismo roble. Lo que trabajo son las figuras mientras que los maderos procuro trabajarlos lo menos posible. Esas maderas de la base son las que acotan la escena y el mensaje. De alguna manera, el vacío en la superficie, la distancia entre las figuras, el contexto en el que están habla mucho de la intensidad del mensaje. Si trabajáramos con un espacio más acotado, el mensaje sería diferente”. En cuanto al proceso creativo, Poveda comentó que “primero trabajo con las piezas en solitario y es al final cuando las coloco sobre las maderas, que es cuando me transmiten un mensaje, jugando con los espacios. En este caso también he introducido un elemento lineal (una línea amarilla) que aparta la idea de continuidad entre un trozo de la pieza y otro”.