Javier Ciga, “en casa”
La exposición ‘Figuración y esencia’ del pintor navarro se podrá visitar en el Palacio del Señorío de Bertiz hasta el próximo 20 de agosto
La obra de Javier Ciga Echandi (Pamplona, 1877-1960) regresa a casa. O casi. Regresa a la sala en la que ya fuera expuesta en 1991. En la sala del Palacio del Señorío de Bertiz. Su casa, no sólo porque Bertiz es limítrofe con Baztan, vinculado a Ciga por lazos familiares, afectivos y artísticos, sino también porque el señorío fue fundado por Pedro Ciga, primo segundo del pintor.
En este enclave maravilloso nos recibe Pello Fernández Oyaregui, presidente de la Fundación Ciga. Es un día especial, y se le nota. Tiene sentimientos encontrados. Por una parte, está feliz y a su vez, nervioso, por la inauguración de la exposición Figuración y esencia. La exposición se enmarca dentro del programa Kultur 2018; se podrá visitar desde hoy hasta el 20 de agosto, todos los días de la semana, de 10.30 a 13.30 horas y de 16.00 a 19.00 horas. La entrada a la exposición es gratuita. Por contra, Pello está preocupado. Triste, quizás, porque la Colección Ciga se ha quedado sin casa. La colección permanente que estaba en el Museo Etnográfico Baztan ha tenido que salir de su morada porque ha expirado el período de cesión de la casa Puriosenea, donde se encontraba instalada. Aunque el Ayuntamiento de Baztan entabló negociaciones para que el museo siguiera en funcionamiento, no ha habido acuerdo.
Además de ser el presidente de la fundación, Fernández Oyaregui es el comisario de esta exposición. ¿Quién si no? ¿Hay alguien que sepa más sobre el trabajo de Ciga? Desde el primer segundo que le escuchas hablar del pintor, la atmósfera se llena de pasión, de amor por Javier Ciga, por su obra. Si hubiera alguien que no conociera la obra del pintor, le bastaría un minuto con Pello para sentir el flechazo “por uno de los mejores, si no el mejor pintor de Navarra”. Nos explica que esta es una exposición especial, diferente. La componen 25 obras muy poco conocidas del pintor. Obras cedidas por diferentes propietarios, a los que Fernández Oyaregui quiso agradecer su generosidad.
“Figuración y esencia”
La obra de Ciga hunde sus raíces en el romanticismo y en el realismo, del primero tomará su amor a la tierra y a las gentes que inspiraron su obra, del segundo su obsesión por plasmar la realidad y llegar a la perfección, superando el academicismo. Su pintura, parte del rigor técnico y del oficio bien aprendido, y trasciende a una Pintura con mayúsculas, equilibrada, serena, sin estridencias, donde con inigualable maestría pinta prácticamente todos los géneros y técnicas. De su estancia parisina incorporaría los nuevos usos, si bien Ciga, conscientemente se mantuvo fiel a su ideal estético ligado a la perfección realista y a los grandes valores de la pintura.
Por encima de todo, Javier Ciga fue pintor de esencias y verdades.De ahí el título de la exposición, que se organiza en torno a cuatro ejes temáticos.
REALISMO SOCIAL (ETAPA DE MADRID, 1909-1911) Cuando Ciga fue a Madrid, contempló e interpretó esa cruda realidad social haciéndose eco de ella, tomando parte por los más desfavorecidos. Los niños de la calle, el analfabetismo, los borrachos, el mundo del hampa y la sordidez de los barrios más pobres, fueron temas de su pintura, participando así de esa corriente pictórica que llaman realismo social tan en boga en aquella época, lo que suponía un rasgo de absoluta modernidad.
RETRATO El retrato de Ciga se caracteriza por sus fondos neutros pero matizados, de colores generalmente pardos, donde el autor concentra toda su atención en los rasgos físicos y psíquicos del retratado.
PAISAJE Este género fue muy querido para él, tanto de forma independiente como complementando a otors géneros. Mención especial merece el paisaje de Baztan, donde encontró ese locus o lurra, marco referencial de su pintura, con ese bucolismo que le caracteriza y define.
PINTURA ETNOGRÁFICA Y ALEGÓRICA-SIMBÓLICA Ciga recoge la vida en toda su complejidad: trabajo, ocio, romerías, idilios amorosos, vivencias en la plaza, salida de misa, ritos funerarios y emoción religiosa, o los tpos étnicos con sus rasgos y señas de identidad de aquella sociedad y cultura vasca; superó la pintura etnográfica con adentrándose en el mundo simbólico y alegórico, dentro de un marco irreal. Con Sineste zarrak y Abriat plasma con gran lirismo la nueva mitología vasca creada por Navarro Villoslada.