pamplona - El Ayuntamiento de Pamplona entregó ayer, por segundo año consecutivo, los diez premios que concede a proyectos de creación artística para su desarrollo y concreción en este año 2018.

La directora del Cultura y Educación, Maitena Muruzábal, participó en la entrega de los 3.000 euros a cada proyecto. En total, el Ayuntamiento ha invertido 30.000 euros en esta convocatoria. Los creadores premiados son los siguientes:

Ana Sarrias Oteiza por Microrrelatos para Delirius, un proyecto en el que la autora usa la palabra como punto de partida para crear un universo en forma de microrrelato. Con una narrativa poética y desde un tono muy personal arma textos literarios que alcanzan hondura a través del humor, la ternura o la nostalgia.

Iñaki Alforja por Motxila 21, Tutti va Bene, proyecto de documental de la banda Motxila 21 en el que se busca la experimentación, cuyo objetivo es crear un poema documental donde lo importante sean las emociones y sensaciones. El autor, con larga trayectoria en la realización de documentales, es gran conocedor también de la banda y ha realizado varias piezas audiovisuales para ellos/as. Del material del último videoclip grabado en Roma y de otro material que se grabaría para esta creación surgirá esta nueva obra. Tal y como dice su realizador, la fuerza estará en el montaje, en las diferentes conexiones que se establezcan entre las imágenes.

Itsaso Iribarren Muñoz por Instrucciones para vivir, una pieza contemporánea que performa con Germán de la Riva. Aúna escultura, danza y movimiento, circo, texto, tecnología y unos poderosos audiovisuales que interactúan en el proyecto con los dos artistas. Se trata de un trabajo de creación con carácter de investigación artística. Los seres humanos no necesitamos instrucciones para vivir, sin embargo, todo un entramado de costumbres, leyes y códigos morales regulan nuestra existencia. Itsaso y Germán pretenden explorar las potencialidades coreográficas y performativas de los actos de ordenar y obedecer mediante los que se concretan los códigos de comportamiento.

David Marcotegui Nuin por su guión de corto de ficción Bibelot. El autor se inspira en algunas de las técnicas experimentales utilizadas por José Val de Omar para contar la historia de dos figuras de porcelana y tratar temas como el papel de la mujer a la hora de construir su identidad.

Mikel Romeo Ruiz por su primera novela, En el tren a Lisboa. La idea del autor es presentar una novela cinética ilustrada a base de pop ups -realizados por Maite Azparren- dirigida a público adulto; una propuesta que innova en la forma de presentar una historia, un libro-objeto con ilustraciones en tres dimensiones y toda una fundamentada técnica al servicio del ritmo narrativo.

Mireya Martín Larumbe por su proyecto Las felicidades inmanentes, que se formalizará en una instalación artística que está desarrollando como residente en la Cité Internationale des Arts, en París, becada por el Institut Français. El proyecto adopta la práctica de la deriva situacionista como método para la creación de las imágenes que componen una particular e íntima psicogeografía de sus lugares de referencia durante este proceso.

Mirari Echávarri por su proyecto de investigación y creación artística, a modo de ensayo audiovisual Cuerpos #2 Skin Picking, cuyo eje vertebrador es el cuerpo, entendido como un entramado de materias, afectos, discursos y prácticas. El cuerpo como un campo político donde se negocian normas de comportamiento, construcciones de género, ideales morfológicos y estéticos.

Aizpea de Atxa por Eurak eta gu, una reflexión fotográfica sobre la representación iconográfica que nuestra sociedad ha dado a la mujer a través de la mitología, el arte y la literatura.

Txemi Pejenaute por su texto teatral Fuego, una historia que trata de la relación entre una actriz problemática en el ocaso de su carrera y un joven ayudante de dirección teatral.

Y Nieves Oteiza Goñi por su proyecto teatral Nadie llora a la reina muerta, ambientado en la muga de Zuberoa y Navarra, y relacionado con el mundo del contrabando y la cultura rural, con un toque costumbrista en los hechos narrados y en el lenguaje, que esconde una tragedia rural de tintes lorquianos.