¡Atención! Lo que se ve no es exactamente lo que parece, quizás sea otra cosa, o no... Bajo esta premisa se ha elaborado la muestra ¿Es o no es?, que se exhibe desde ayer y hasta el 24 de febrero en la Sala de Armas de la Ciudadela. Una exposición diferente, en la que la imaginación se convierte en la principal herramienta para sentir el arte, y en la que no solo se expone, sino que también se crea.

Distribuida en dos plantas de la Sala de Armas de la Ciudadela, diseccionadas a su vez en cinco espacios diferenciados, la muestra presenta 39 obras de las colecciones de Arte Contemporáneo del Ayuntamiento y de Pi Fernandino.

La directora del Área de Cultura del Ayuntamiento de Pamplona, Maitena Muruzabal, y la comisaria de la exposición, Alexandra Baurès, fueron las encargadas ayer de desgranar los entresijos de una propuesta que nace pensada para niños pero que abre sus brazos a todo el público. En este sentido, Maitena Muruzábal recalcó que “hemos querido ponernos en la mirada de los niños pero eso no quiere decir que sea una exposición dirigida al público infantil sino que de lo que trata es de poner al visitante, sea cual sea su edad, en sus ojos. Es una muestra que intenta que juguemos y que experimentemos con ella, por eso quizá los niños y niñas lo tengan más fácil, porque están acostumbrados a jugar, pero, precisamente, lo que queremos es que los adultos también jueguen”. Con ese objetivo, la mayoría de las obras que se presentan en las paredes están colgadas a una altura “más baja, de hecho, hay un línea que sigue los ojos de los retratos que vemos, y esos ojos no son los nuestros, sino los de una persona más bajita”.

Para dar forma a esta exposición, el Ayuntamiento ha contado con Alexandra Baurès, que lleva dos años desarrollando el programa En mudanza, a través del que se acerca la colección de arte contemporáneo del Ayuntamiento a los colegios. “Eso le ha permitido acumular mucha experiencia sobre la forma en que los niños y niñas miran el arte -apuntó Muruzabal-. Pero no queríamos que la muestra fuera solo una exhibición de obras, sino que el visitante experimentara algo con ellas, que tuviera una sensación distinta. Y para ello contactamos con La Casa del Vacío, que se han encargado de diseñar la escenografía que acompaña a cada rincón en el que se exponen las obras”.

Por su parte, Alexandra Baurès agradeció la oportunidad de poder trabajar una muestra partiendo de la mirada de los visitantes que menos se tienen en cuenta en el arte contemporáneo, las niñas y niños. “En el programa En mudanza realizamos muchos talleres de los que surgieron diferentes ideas, ya que los niños y niñas tuvieron que contar historias, muchas de las cuales tenían parte de extrañamiento, misterio, de fantasía, de imaginación... Pero también contaban con otras partes trágicas, de accidente, de miedo...”. Todas estas ideas están presentes en la exposición pero bajo un concepto principal, el del extrañamiento. Así, las obras seleccionadas tantean los límites de la realidad, dejan un espacio para los relatos imaginarios y cuentan historias extraordinarias a partir de objetos ordinarios. “Hemos tratado de buscar piezas que nos permitan imaginar o inventar historias configurando cuatro espacios temáticos. Así, hemos incluido obras que, ya en los talleres realizado con el programa En mudanza, se mostraron como las preferidas por las niñas y niños”. Unas piezas que, precisamente, inciden en otra de las premisas que sustentan la muestra, esto no es lo que parece, que está directamente vinculada con el título de la muestra: ¿Es o no es? Una denominación que, para Baurés, indica “contemplar algo, observar y preguntarse: ¿realmente estoy viendo lo que creo que estoy viendo? ¿O puede ser otra cosa? Es un juego... el juego que propone el arte en general, el de cuestionarnos sobre la realidad”, recalcó la comisaria de la muestra.

Recorrido El itinerario atraviesa la primera y la segunda planta de la Sala de Armas, a la que ahora se accede por la puerta trasera. En la primera, la muestra se divide en cuatro rincones. Nada más entrar, el visitante se encuentra con una pared que tiene una línea negra a la altura de un metro y que presenta “una galería de retratos, de ojos... Digamos que es el punto de partida, la percepción, cómo percibimos tanto el arte como el mundo”, explicó Baurès. El segundo rincón está vestido de negro, “porque para los niños, el blanco y negro es el pasado, es algo que ya no existe. Es un rincón en el que hemos jugado con las escalas a la par que en los espacios entre obras se buscan vínculos para poder imaginar historias”. Los dos primeros rincones flanquean una plaza negra, con grandes planchas de pizarra negra en el suelo y en la pared donde los visitantes podrán dibujar con tiza a su libre albedrío, de la misma manera que se pone a disposición del visitante material para que pueda crear o dibujar retratos que complemente la galería con la que arranca la muestra. El cuarto rincón de la primera planta está copado por una serie de cinco cabinas circulares de tela que esconden en su interior otras tantas obras vinculadas a la geometría del círculo. “En este caso lo que pretendemos es experimentar con el cuerpo ese círculo, entrando en él y descubriendo a su vez una obra circular”. Y es que gran parte de la muestra incide en la posibilidad de “experimentar” la obra, que el visitante entre “en contacto” con las piezas”.

La segunda planta recrea una “casa singular, de paredes curvas, hechas de tela blanca. Y en cada rincón de esa casa el visitante se encuentra con obras de arte vinculadas a lo doméstico y a un entorno muy familiar, pero que, de repente, se puede volver extraño”, relató Baurés. Esta parte de la muestra ofrece también un taller de maquetas, “que permite crear una casa muy original y de paredes curvas”. El visitante, tras salir con éxito de la cuasilaberíntica construcción de paredes blancas, se encuentra, para culminar esta imaginativa propuesta, con un poster-resumen de las obras que ha visto, que incluye pegatinas para colocar en el mismo a su modo y manera, “como una forma de recordar lo que han visto y, a su vez, darle una segunda vida a la experiencia”.

visitas y horarios Según explicó Maitena Muruzabal, “se está trabajando en una unidad didáctica para poder ofrecerla a los centros escolares de forma que hagan la visita con una información mas completa”.

Respecto a las creaciones que elaboren los visitantes, Baurés explicó que formarán parte de la muestra, “pero es un experimento, porque tenemos que ver cómo responden la gente”. La exposición se puede visitar los sábados de 12 a 14 horas y de 18 a 20.30 horas; los domingos y festivos de 12 a 14 horas solo por la mañana; y los días laborables, de martes a viernes, de 18 a 20.30 horas por la tarde.

39 piezas. La muestra incluye obras de artistas locales, estatales e internacionales como Eduardo Arroyo (La Venus de Milo y Kangouru Boxeur), Juan Ugalde (Cartel n° 3), Patricia Gadea (Stereo-tipos-payaso), Miquel Barceló, Mabi Revuelta (Atila), Chema Madoz, Juan Muñoz (Mobiliario X), Mireya Martín Larumbe (No te irás sin llevarte algo mío), Patxi Araujo (19 anillos), Juan Genovés (Esfera), Pello Irazu (Number 9), Eva Lootz, Amaia Gracia Azqueta (Tótem en alza), Edu López (El heredero de Filipo), Ignacio Llamas (Ausente presencia), Iosu Zapata (Intervención urbana I), Diego Figari (El desván del artista), Carmen Anzano (Serie cuerpos / presencias) o Blanca Muñoz (Secciones III).