madrid - Ida Vitale es una creadora con mayúsculas, una voz limpia y cristalina que ha cruzado casi un siglo de poesía honda e íntima como su personalidad. Nacida el 2 de noviembre de 1923 en Montevideo, Vitale hace honor a su apellido porque a sus 95 años está llena de curiosidad y sigue escribiendo; y si en 2015 se convirtió en la quinta mujer en ganar el Premio Reina Sofía de Poesía, también se ha convertido ahora en la quinta mujer en formar parte de la corta nómina de mujeres galardonadas con el Cervantes.

Elegante, lúcida y culta, Vitale, que se exilió en México, huyendo de la dictadura de su país, en 1974, donde estuvo hasta 1989 y donde conoció a Octavio Paz, con quien trabajó en la revista Vuelta, y a José Bergamín, ha tenido siempre como referente y padre poético a Juan Ramón Jiménez, a quien también trató. Desde 1989, Vitale vivió en Austin (Texas, Estados Unidos) hasta 2016, año en que murió su marido Enrique Fierro. Meses después volvió con su hija a Uruguay.

Su poesía la inició en 1949 con La luz de esta memoria, al que siguió Palabra dada (1953), Cada uno su noche (1960) o Paso a paso (1963). Después llegarían otros muchos títulos y reconocimientos, como El Premio Internacional Octavio Paz en 2009, El Reina Sofía o El Max Jacob en 2017. En 2015, cuando recogió el premio Reina Sofía de Poesía, se publicó su obra antológica Todo pronto es nada. - Efe