DURANGO - Amistad, traición y violencia ambientados en la historia reciente de Euskadi. Tres argumentos lo suficientemente contundentes como para arrastrar al público al cine. Al menos, así quedó patente ayer en Durango, donde se llevó a cabo, en medio de una gran expectación, la premiere de El hijo del acordeonista/Soinujolearen semea, un filme basado en la novela homónima de Bernardo Atxaga. La película, dirigida por Fernando Bernués, con guion adaptado de Patxo Telleria y la música de Fernando Velázquez, se ofreció en versión original en euskera en el cine Zugaza en el marco de la Azoka de Durango.

La película está interpretada por Eneko Sagardoy, Frida Palsson, Xabier Perurena y Joseba Apaolaza, entre otros, y algunos de ellos acompañaron ayer al director Fernando Bernués y Bernardo Atxaga. Éstos dos últimos destacaron en los instantes previos a la proyección el marco incomparable que supone presentar la película en un escenario tan destacado en el ámbito de la cultura vasca como es la Azoka.

“Presentar la película en Euskadi le da un plus emocional. Además, la Azoka es el escenario idóneo porque alberga una corriente de creación que permite visualizar todo el trabajo, las horas y el esfuerzo que hay detrás de la película”, destacó Bernués, quien señaló, no obstante, que el filme no llegará a las salas de cine “hasta finales de marzo”. Por su parte, Bernardo Atxaga manifestó su satisfacción por ver cumplido su deseo de que primero vea la película “la gente que vive en Euskadi. Son las personas que han conocido y han formado parte de la historia, los que tienen una experiencia interior, en definitiva, el buen juez, de lo que para otros es pura historia o noticia”, apuntó.

Sinopsis El Hijo del acordeonista narra la historia de “dos amigos del ámbito rural que por diversas razones acaban militando en ETA, hasta que son detenidos y después liberados durante la amnistía de los años 70”, resumió Bernués. Un hilo narrativo que se divide en tres épocas y que ha dotado de mayor “complejidad” al rodaje, que comenzó el pasado junio y se prolongó “durante seis semanas” por diversas localizaciones de Euskadi y Navarra. Seguido se llevó a cabo el montaje y hace apenas unas semanas se completó la edición de la cinta. “Hemos cumplido los plazos previstos porque cuando empezamos a rodar ya sabíamos que no íbamos a llegar al Zinemaldia de Donostia”, detalló Bernués.

Respecto a las expectativas creadas en torno al filme, que puede ser uno de los grandes estrenos del año del cine vasco, el director donostiarra se mostró cauto. “Nadie tiene la llave de lo que va a ser un éxito”, afirmó. Sin embargo, reconoció que ha despertado un gran “interés” y que es “probable” que lleve “público a las salas de cine” por lo que tiene “buenas sensaciones. La novela por sí sola ya es patrimonio colectivo y muchísima gente la tiene presente porque la ha leído o la conoce”, apuntó. Al mismo tiempo, reconoció ese “estímulo” que supone para el gran público ver el resultado en formato audiovisual de la obra de Bernardo Atxaga.

En su caso, Bernués se mostró encantado de poder trabajar con el material del escritor. “Desde el momento en que leí su obra quise hacer la reescritura cinematográfica”, subrayó. “Al principio no se pudo y por eso hicimos la obra de teatro, entonces ya estaban los derechos comprometidos”, desveló. En este sentido, Nervués destacó el trasfondo emocional que implica la obra. “Siempre digo que procuro trabajar con los materiales que me inquietan, me conmueven y que me remueven”, explicó. “Me gustan las historia de nociones y de emociones, donde hay pensamiento, dimensión política e ideológica”, prosiguió. Por eso, para él conocer la obra de Atxaga es como “hablar de los últimos cincuenta años del siglo pasado de una manera universal y a la vez muy cercana”. Mención especial realizó el cineasta al sentido a nivel fílmico que tiene la amistad. “Cuando echo la vista atrás, veo que es una de las preocupaciones que tengo en la vida”. Quizás es porque el hilo de la amistad es una de las cosas que se han devaluado con el paso del tiempo. “Ahora nos comunicamos mucho con los que tenemos lejos gracias a las nuevas tecnologías y decimos muy poco te quiero al que tenemos cerca”, lamentó.

Una comunicación fluida como la que ha mantenido trabajando con el escritor durante el rodaje. “No hay nadie que pueda dar más facilidades, libertad y amplitud de miras que Atxaga”, ensalzó. Por su parte, Atxaga subrayó que lo “extraordinario” es que la película se haya hecho. “Era difícil de hacerla, pero Fernando Bernués es un artista. La dirección de actores que ha realizado es magnífica”, ensalzó. “Normalmente, en el cine si te equivocas en un reparto, es difícil arreglarlo”, apostilló Bernués. Finalmente, Atxaga se refirió a los tiempos convulsos que se viven a nivel político “donde el fascismo otra vez se está dejando ver y está envalentonado”, y apuntó que se trata de un época “con mucho por lo que luchar”.