madrid - “Quien no se mueve no siente las cadenas”, aseguraba Rosa Luxemburgo, cuyo pensamiento sigue siendo sinónimo de rebelión y revolución y recordado en sus textos, algunos recuperados en ediciones en español con motivo del centenario de su asesinato, que se cumplió ayer.

El 15 de enero de 1919 Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht fueron asesinados en Berlín durante la revolución espartaquista por un grupo de Freikorps, organizaciones paramilitares de extrema derecha, y sus cadáveres arrojados al río. Luxemburgo (1871-1919) había nacido en una próspera familia polaca de origen judío y fue una excelente estudiante que desde su adolescencia se distinguió por rebelarse y enfrentarse contra la autoridad.

Durante sus más de veinte años de lucha por la revolución y el socialismo, pasó numerosas veces por diferentes prisiones alemanas entre 1896 y finales de 1918. Cartas de la prisión, recién publicado por Akal, recoge las cartas que escribió desde la cárcel a amigos y compañeros de lucha, en las que condensa su pensamiento más profundo sobre la situación política del momento y las perspectivas futuras del socialismo. Cartas que siguen removiendo conciencias y en las que muestra su espíritu independiente y su deseo de conocer y teorizar más allá de la doctrina marxista que inspiró su obra y sus acciones. - C. Naranjo