La sección áurea es también conocida como la divina proporción o el número de oro. Se encuentra en numerosas manifestaciones de la naturaleza y hoy en día se sigue utilizando en diferentes artes. El proyecto Fragmentaciones, con el que Juan Moreno lleva inmerso alrededor de diez años, es una buena prueba de ello. En él, el artista pamplonés estudia la descomposición del cubo siguiendo esta pauta, un trabajo que ha expuesto en diferentes salas y que ahora acoge el Espacio Kánula de la calle Zapatería. Las piezas, en las que la frontera entre la pintura y la escultura se difumina, se podrán visitar hasta el próximo día 30 de este mes.

El artista explora a través de estas fragmentaciones las posibilidades de la pintura en tres dimensiones y de la escultura plana. “Hace mucho tiempo que pinto con relieve pero cada vez es con una intención más clara y más evidente; y las piezas que se exponen ahora, con los relieves coloreados, lo ponen aún más de manifiesto”, explica Moreno, quien incorpora ahora a su trabajo también la fotografía. Lo hace desde que conoció a Etanowski, quien realizó las fotografías de un proyecto anterior del pamplonés y cuyo resultado “es prácticamente un tótem”.

La sección áurea es una proporción que el artista siempre ha tenido presente en su obra. “El proyecto Fragmentaciones surgió queriendo seriar un cuadro concreto; así ideé el primero de los patrones, con el que trabajé durante unos años y que se centra en el ángulo recto ortogonal; después de trabajar hacia dentro del cuadrado, pensé en una versión modular, que es un tagram pero a lo bestia, con la que visualizaba una trama en el espacio que guardara esa proyección; la última de las versiones, la oblicua, en vez de juntar dos fragmentaciones en el extremo con paralelas las cruza”, dice.

En algunas ocasiones Moreno sí que se ha planteado dejar a un lado esta divina proporción, aunque considera que “tiene todo” lo que necesita y, en vez de cerrar el proyecto, lo ha abierto más y ha incorporado nuevos elementos con los que se encuentra cómodo. “No necesito más para mi exploración”, afirma este artista que se sirve de la coherencia como instrumento de indagación en su proceso creativo. Él plantea con su obra unas reglas de juego o unos límites a partir de los cuales “cada concreción es más libre de lo que puede parecer. Tener un patrón me quita una serie de preocupaciones y puedo centrarme en otros aspectos”, añade.

En las piezas en relieve es fundamental el factor temporal y el cambio que producen cuando el espectador se mueve alrededor de las mismas y, por ello, en anteriores ocasiones el artista ha realizado una invitación explícita al juego, como en su última exposición en Ciudadela. En ella, el catálogo contenía una maqueta de un mural e invitaba a la gente a que jugase con esas cartulinas. “Es algo que me ha inspirado para nuevos trabajos -apunta-, ya que he recibido propuestas en las que no había pensado y que son muy interesantes”.

Hace unos cuantos años, la paleta del pamplonés era muy contenida y el artista se manejaba únicamente entre grises, pardos, blanco o negro, un régimen “autoimpuesto” para aprender a resolver “la estructura y la forma. Todavía hay quien se sorprende de que ahora incorpore el color en mi obra”, dice Moreno, quien llena ahora sus piezas de amarillos, azules, rojos o verdes, colores que le ayudan en su exploración de esa pintura en tres dimensiones con la que se pregunta “dónde empieza la escultura y dónde termina la pintura”.

El trabajo de este creador, donde priman la geometría, el sistema y el patrón, constantes en su obra, puede visitarse en horario de 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00 de lunes a viernes; y de 10.00 a 13.00 horas los sábados.