irun - El pasado domingo Rafael Ruiz Balerdi habría cumplido 85 años y para la heredera de su legado, Hilde Koch, “si estuviese aquí, estaría muy contento de este paso que se está dando, muy importante para su obra”. Koch hacía referencia al traslado de 217 óleos del pintor donostiarra del lugar en el que han sido conservados los últimos 15 años, el Museo Bellas Artes de Bilbao, al centro de Colecciones Patrimoniales de la Diputación de Gipuzkoa, Gordailua, situado en Irun. Las obras permanecerán en este lugar por un periodo inicial de diez años, con carácter prorrogable.

Ruiz Balerdi (1934-1992), participó en el movimiento informalista, siendo el gran representante de la abstracción vasca de los años 50, además de miembro fundador del grupo Gaur. “Para Gipuzkoa y para este centro de colecciones patrimoniales representa un honor, pero también una enorme responsabilidad, el hacerse cargo de todas estas obras porque además de conservarlas, guardarlas y custodiarlas, asumimos, a través del comodato que hemos firmado con la heredera, la responsabilidad de promover, difundir y contribuir al conocimiento y al reconocimiento del trabajo de Ruiz Balerdi”, explicó ayer el diputado de Cultura, Denis Itxaso.

De forma paralela a dicho acuerdo, la Diputación también ha llegado a otro compromiso con Koch y con el museo bilbaino para realizar la catalogación crítica de la obra en papel de Balerdi, que todavía se encuentra en el Bellas Artes. Para la clasificación de esa parte, “quizás menos conocida”, de la producción artística de Ruiz Balerdi la entidad foral invertirá 65.000 euros.

El director del centro de Bilbao, Miguel Zugaza, aclaró que el traslado de los óleos no se ha producido debido a “un problema de almacenamiento, sino con la intención de desarrollar un proyecto de investigación y de difusión”. “Ahora le estamos dando forma a esa idea: a la vuelta de Rafael Ruiz Balerdi a su casa, pero también dándole un impulso importante al trabajo de catalogación de su obra”, apuntó.

Asimismo, Zugaza se refirió a Gordailua como “una auténtica maravilla, un lugar fantástico para recibir estas colecciones en las mejores condiciones espaciales y de conservación”, a lo que añadió que desearía que existiese “algo similar en Bizkaia”.

En cuanto al aspecto más técnico del traslado, fue el director del centro de colecciones, Carlos Olaetxea, quien dio los detalles de la operación, llevada a cabo los días 7, 8 y 9 del pasado mes de abril. Fue, según Olaetxea, “algo complicada debido a la gran cantidad de obras que había que trasladar en las mejores condiciones posibles”.

Trasladar las 217 pinturas en un solo transporte desde Bilbao fue “todo un reto” para el personal técnico del Bellas Artes y del Gordailua, dos equipos que trabajaron en coordinación y a cuyos miembros quiso felicitar Olaetxea por su “gran implicación”.

No obstante, las labores de preparación ya habían comenzado en Irun varios días antes del traslado, debido a la necesidad de realizar una operación de compactación en la que se movieron más de 360 pinturas con el objetivo de aprovechar de forma más eficiente el espacio disponible en las mallas de peines del centro.

Para que los 217 óleos de Ruiz Balerdi pudiesen ingresar en Gordailua era necesario realizar una nueva catalogación, para que figurasen en su sistema de gestión interno, y asegurar su geolocalización mediante el uso de etiquetas con códigos QR. Asimismo, un equipo de conservadores comprobó el estado de las obras en Bilbao, momentos antes de su traslado, y, al llegar a Irun, el equipo del Gordailua repitió la comprobación en un proceso que se alargó durante tres días.

Uno de los momentos más delicados del traslado fue el de la descarga, supervisada en todo momento por cinco restauradores, después de que una empresa de transporte especializada en arte realizase el viaje.

Finalmente, una vez almacenadas, las obras de Balerdi ocupan 19 de las mallas de peines de la primera planta del centro; una superficie total de 242 metros cuadrados. Las obras de mayor formato se mantienen enrolladas en sus cajas de conservación del mismo modo que en Bilbao.

Por su parte, Koch declaró sentirse “en una nube” al ver en proceso de materialización “los deberes” que dejó el artista donostiarra. Asimismo, la heredera del legado de Balerdi confesó que desde que depositó la obra del autor en el Bellas Artes en 2004 su motivación siempre ha sido que la colección pueda estar “debajo de todas las luces que pueda tener”. En ese sentido, Itxaso anunció que una vez finalice la remodelación del Koldo Mitxelena, el centro acogerá una exposición en virtud de esta colaboración.