Algunos objetos no son concebidos en un inicio como arte y, por su temporalidad, acaban en un museo mientras que otros, habiendo sido pensados como tal, solo el tiempo designará su curso. Es la reflexión de la que parte la exposición que acoge desde ayer, y hasta el 22 de marzo de 2020, la capilla del Museo de Navarra, en la cual el artista navarro y con un amplio recorrido internacional Carlos Irijalba explora la vida funcional y estética de los objetos. Bajo el título de Extemporáneo, la muestra ahonda, asimismo, en la evolución del transporte y el modo de transitar del ser humano a lo largo de los tiempos. Este domingo, el artista realizará una visita guiada a partir de las 12.30 horas.

La exposición temporal se enmarca dentro del proyecto Todo el arte es contemporáneo del Museo de Navarra, para la cual el artista ha tenido total libertad de creación salvo la premisa de que se incluya alguna pieza de las colecciones del museo. Por ello, Irijalba combina en esta muestra obras propias y piezas pertenecientes a esta entidad de diferentes épocas y estilos. El resultado es un recorrido por la historia de la humanidad a través de una cuidada selección de siete obras, que comienza con unos molares de bisonte del Paleolítico, para continuar con el mapa de Abauntz, datado en el año 10.000 a.C. -“el antecesor más lejano del Google Maps actual”, describe el artista-, así como un par de espuelas ceremoniales góticas del siglo XIV procedentes de Andosilla o una fotografía de la estación de autobuses de Pamplona de Gerardo Zaragüeta. A estas, se suman las tres obras propias de Irijalba, tales como la fotografía Switch off all devices II, la escultura Muscle memory e Hiato, instalación artística diseñada ex profeso para esta muestra.

Irijalba explica que “existen objetos que entran en el museo por una legitimización temporal y otros que entran por una legitimización simbólica”, que es la más cercana al arte contemporáneo. Por ello, Extemporáneo explora, según Irijalba, “la no linealidad del vector de progreso, evolución y sofisticación de nuestra especie y el modo en que la jerarquía dentro-fuera del museo responde a una fina línea entre voluntad, azar y pertinencia. En este sentido, a través de las siete obras, que van desde el mapa de Abauntz hasta los perfiles de aluminio aplicados en la industria automovilística, “recorremos la vida funcional y estética de estos objetos, cuyo aura fluctúa como lo hace el agua al solidificarse o evaporarse, mientras que mantiene su composición química intacta ya que no es tanto la sustancia sino su estadio transitorio el que designa nuestra experiencia”, sostiene el artista.

Paso a paso

Desde la Prehistoria hasta la actualidad

Recorrer la capilla del Museo supone dar un paseo en el tiempo, desde la Prehistoria hasta la época actual, a la vez que se advierte el diálogo poético que se forma en el propio espacio, en el que se unen lo rústico y lo industrial. Así, la exposición parte con unos molares de bisonte del Paleolítico donde se advierte que “el diseño de nuestra anatomía y su aplicación actual es el resultado de una cadena de prueba y error tan larga que cruza especies y formas de vida muy distantes del humano”. Igualmente, prosigue Irijalba, “la ingeniería y las soluciones técnicas que asumimos como creaciones propias pocas veces nos pertenecen, sino que se deben a la observación y mimesis de estrategias prehumanas”.

A esta pieza le sigue el mapa de Abauntz, “uno de los objetos más importantes que existen en Navarra” y cuya historia impresionó tanto al artista que creyó más que conveniente utilizarla. Irijalba explica que “hace casi 10.000 años un Homo sapiens grabó sobre un canto rodado una serie de grafismos superpuestos” y que entre los temas representados “se distinguen elementos geográficos del entorno de la cueva de Abauntz y rebaños de cabras. Es un objeto en el que confluyen muchas intenciones y es un milagro que de repente alguien lo encontrase en el año 76 entre muchas otras piedras”, dice, para añadir: “La cadena de casualidades que se tienen que dar para que este elemento acabe aquí es excepcional”. A continuación, el par de espuelas ceremoniales reflejan cómo “ningún objeto es únicamente funcional o estético” ya que se trata de un par de espuelas de ornamentación, con lo que nunca han sido utilizadas para su función. “Las palabras espuela y ornamento en la misma descripción resultan antagónicas, pero en esa contradicción ha vivido una progresión geométrica también patente en una prenda de vestir o un coche deportivo”, apunta el artista.

La fotografía de Gerardo Zaragüeta de 1934 de la antigua estación de autobuses de Pamplona lleva al visitante hasta unos tiempos más actuales que, sin embargo están en constante evolución. “Quería buscar un elemento más reciente que hace una especie de puente entre la intención y lo que nosotros vemos en esa imagen desde la distancia del tiempo”, sostiene. Le sigue la fotografía Switch off all devices II, realizada por el propio Irijalba en la que se ve parte de un coche en una carretera, donde “el objeto puramente industrial de transporte ha dejado de ser un objeto que sirve únicamente para transportarnos, sino que es un objeto de deseo, estético. Las luces del automóvil no apuntan a ningún lugar concreto excepto cuando se encuentran con una pared; esto es reflejo de nuestra dinámica actual, con un ansia perpetua y sin meta”, añade.

La siguiente pieza es Muscle memory, que ahonda en la idea de prótesis industrial y las estructuras socio-económicas a los que da a las que dan forma ya que está realizada con una espuma metálica que fue concebida para su uso en prótesis humanas pero que la industria aeroespacial la aplicó primero y todavía no ha sido usada en el cuerpo humano.

Por último, la pieza Hiato es la que más llama la atención de toda la exposición. Se trata de una nueva creación que usa perfiles de aluminio, realizados en colaboración con la empresa Hydro y la planta con la que el grupo cuenta en Irurtzun. Perfiles similares a estos son habituales en la industria automovilística, que los usa precisamente para absorber impactos. Tras ser sometidos a pruebas de estrés, cobran formas onduladas, mostrando el “carácter relativo de un estado material” en una apuesta del artista por trasladar la idea de elasticidad y dinamismo.

Exposición de larga duración. La muestra Extemporáneo, de Carlos Irijalba, se podrá visitar en la capilla del Museo de Navarra hasta el 22 de marzo de 2020.

Visita guiada. Este domingo, día 12, el propio artista realizará una explicación de la muestra a las 12.30 horas. Tras el verano, se realizarán otras visitas guiadas que serán anunciadas más adelante.