pamplona - Después de Te comerás el mundo y Londres después de ti, novelas con las que ganó el II Premio Jordi Sierra y Fabra para jóvenes escritores y el premio literario La Caixa/Plataforma, respectivamente, Jara Santamaría vuelve a las librerías con Los dioses del norte (recomendado para mayores de 10 años). Se trata de una novela fantástica basada en la mitología del valle de Baztan con la que la periodista y escritora nos adentra así en un mundo mágico lleno de brujería y bosques encantados donde valores como la amistad, el esfuerzo o el respeto serán imprescindibles.

Nació en Zaragoza y desde muy pequeña se vino a vivir a Pamplona. A los 18 años, partió a estudiar a Madrid y allí se quedó. ¿Sentía morriña por la tierra que le vio crecer y quiso hacerle un homenaje?

-Totalmente. Vine a Pamplona con tres años así que de Zaragoza solo soy nacida, pero yo soy pamplonica. Cuando te vas de tu tierra la quieres todavía más y sentía la necesidad de leer sobre cualquier cosa que me acercara un poco a esta zona y a base de algunos autores como Dolores Redondo me fue picando la curiosidad sobre el mundo mitológico. Me di cuenta de que había un universo muy rico que siempre había estado al lado de mi casa y que, sin embargo, no conocía, así que quise hablar sobre ello.

¿Por qué se centró en un mito del valle de Baztan?

-Porque me parecía alucinante. Yo quería hacer un libro como los que me gustaban cuando era adolescente, de fantasía pero que esa magia conviviese con el mundo real. Como en Harry Potter, donde los muggles (personas no magas en la saga de J.K. Rowling) no se enteran de nada aunque el mundo mágico esté ahí. La mitología del Baztan, o la mitología vasca en general, me permitía crear ese universo escondido.

¿Cómo fue ese acercamiento a Gaueko, el temible dios de la noche, y todo lo que le rodea?

-Lo descubrí a través de Dolores Redondo y después, evidentemente, fui preguntando a la gente de los pueblos. Cada uno, dependiendo de la zona, cuenta los mitos de una manera ya que, al fin y al cabo, es una tradición plenamente oral. Me puse a leer a José Miguel de Bariandaran, que hizo un increíble esfuerzo por recopilar todas las leyendas de la zona, y a base de documentación me di cuenta de que sí había un universo común sobre el que trabajar.

Imagino que no habrá sido una labor sencilla...

-Es un poco frustrante porque a veces piensas que no puedes hacerlo bien, que es imposible hacer un relato perfecto sobre un mito concreto. Al final me relajé y me di cuenta de que lo que quería hacer era un homenaje. Este no es un libro de divulgación cultural, sino que he cogido las partes que me parecían más bonitas de toda la mitología vasconavarra y he creado un universo con las reglas que he querido. Lo he hecho con muchísimo cariño y seguramente haya aspectos en los que me haya equivocado y que habrá gente que piense que no soy fiel a lo que se dice en su pueblo. Pero eso también es bonito, que se genere debate en torno a los mitos y que se hable de ellos.

¿A qué público se dirige la novela?

-Al público joven. No decidí dirigirme a ellos en particular; simplemente pensé la historia y creí que tenía sentido que se dirigiese a este público porque los personajes son de esa edad. Hay algo que me parece muy bonito de esa franja de edad, que es que si te dicen que estás cruzando un portal, te lo crees de verdad; no piensas que te están tomando el pelo.

Es un libro claramente ficticio, pero ¿tiene algunos puntos de realidad?

-En cierta medida sí. El eslogan de la contraportada, que dice “el día para los del día, la noche para los de la noche”, es una frase de la mitología vasconavarra. Todo lo relacionado a Mari, que creó el sol para proteger a los humanos de toda la oscuridad que venía con Gaueko, forma parte de la tradición cultural de la zona y, en ese sentido, es una realidad. El resto es aderezado, yo me he inventado que los protagonistas están escondidos en una especie de portal que guarda toda la magia para proteger a los humanos; es una forma de crear una historia divertida.

Hablando de los protagonistas, ¿cómo describiría a Emma, Teo y Ada?

-Son tres primos muy diferentes entre sí. No se han tenido que juntar mucho a lo largo de su vida y, además, se dan un poco de pereza. Por circunstancias, les toca quedarse en casa de su abuela en un pueblo en Navarra, que para ellos es un rollo. Pero a base de convivir y, sobre todo, de meterse en un lío muy grande al cruzar el portal, aprenden que uniéndose son invencibles.

Entonces, ¿es una historia con moraleja?

-Supongo que sí, pero porque en el fondo todos los libros tienen parte de moraleja. No es algo que me guste decir porque no pretendo hacer libros educativos, pero sí que pretendo transmitir un mensaje sobre la importancia que tiene acertarse a uno mismo y aceptar las cosas que nos hacen diferentes. Cuando somos preadolescentes o ya adolescentes, lo que nos hace diferentes no nos hace sentir orgullosos. En cambio, esto es lo que nos hace más poderosos.

Con este libro redescubrimos partes de esta tierra que antes no conocíamos. ¿Qué es lo que más le ha llamado la atención?

-He descubierto un montón de cosas que me encantan. Por ejemplo, el significado de las eguzkilore. Las había visto muchísimas veces pero no sabía que eran una flor que estaba pensada para protegernos de las tinieblas. Ahora, cada vez que voy por un pueblo y las veo me emociono. Es que realmente con todo esto me he dado cuenta de que los mitos siguen vivos a día de hoy. De hecho, siempre me ha gustado la mitología porque nos hace entender muy bien a generaciones anteriores y las preguntas que se hacían, porque precisamente las mitologías sirven para dar respuesta a aquello que no entendemos.

Esta parece ser una buena época para lanzar un libro basado en un mito, ya que parece ser algo que cada vez está más de moda.

-Así es. De hecho, si yo he llegado a descubrir este mundo ha sido gracias a todas las personas que lo han sacado en sus libros o en el cine. Quería saber más y eso es lo que me parece tan increíble de la cultura, que te transmite y, además, hace que te intereses por algo que de otra manera no te daría por investigar. Un niño o una niña no se va a poner a buscar un libro de divulgación cultural sobre su tierra, pero quizás a través de una historia bonita le pica el gusanillo...

¿Tiene pensado continuar con la saga?

-Sí, aunque no sé cuánto más. Al final, cuando uno está escribiendo es cuando se da cuenta de hasta dónde puede llegar la historia, hasta qué punto tiene que evolucionar. No sé si hablamos de dos libros o de uno, pero ya estoy con la segunda parte.