pamplona - Cinco miembros de una familia. Padre, madre y tres hijas. Todos “llevan vidas independientes que esconden no pocos secretos”. Es el punto de partida de Sangre negra, la nueva novela del escritor navarro Jesús Carlos Gómez Martínez, en la que se adentra en lo que hoy se conoce como el domestic noir. A saber: “Una novela negra, con suspense, con acción, con humor, y también una novela de sentimientos”.

La inspiración que genera esta historia en la que se entrecruzan las tramas protagonizadas por cada uno de los cinco miembros de esta singular familia vino de la misma vida. En concreto, Fátima, la mayor de las tres hermanas, “tiene una ocupación delictiva, inconfesable, y mantiene una relación amorosa que no es tan satisfactoria como ella quisiera”. Por otro lado, Virginia, la mediana, “lleva una vida disipada, alegre, alocada... y oculta”. Y Leyre, la pequeña, “tiene un amor que se podría calificar de prohibido”. Por su parte, Jaime, el padre, “es un alto ejecutivo que practica actividades corruptas”. Y, por último, Esther, la madre, “es una mujer que necesita abrir un tubo de escape en su vida”. Los cinco “son personajes de carne y hueso, con sus alegrías, sus problemas, sus frustraciones...”

la técnica, lo más importante Una de las peculiaridades de Sangre negra reside, sin duda, en su estructura, que se no se articula mediante capítulos, sino más bien en entradas de tipo temporal, casi como un diario, pero sin encajar en ese formato, ya que en ocasiones los narradores se intercalan en días, horas e incluso minutos entre unos y otros. “A veces me han preguntado qué es más importante, el qué o el cómo. Si tuviera que elegir, diría sin duda el cómo. La historia es esencial, pero a esa historia hay que sacarle todo el partido, y ahí es donde hablamos del cómo, de la técnica, que es lo más importante para un escritor. Ideas tiene todo el mundo”, explica Gómez Martínez, que abunda un poco más en la forma que ha escogido para la novela.

Sangre negra comienza con una cita de Blas de Otero: “Mis ojos hablarán, aunque mis labios se queden sin voz”. “En la novela he utilizado cinco narradores y no un narrador omnisciente. Son los cinco protagonistas de la novela quienes van narrando esta historia familiar. Elegí esta técnica porque me pareció el método más eficaz, más apropiado, para subrayar el secreto que preside las vidas, las aventuras de los cinco componentes de esta familia”, indica el autor. Para él, todo nuevo libro debe ser “original”. “Todo buen escritor es aquel que escribe cosas distintas y no siempre la misma novela. Por otra parte, yo nunca he seguido modas o corrientes, así que Sangre negra tiene que ser forzosamente original. Si no me lo hubiera parecido, no la hubiera afrontado. O, en el peor de los casos, hubiera acabado en la papelera, como algunos de mis proyectos, que, por la razón que sea, no han cuajado. Hemingway lo dijo: ‘Una buena papelera es absolutamente imprescindible para un escritor”.

Todos sus libros son “especiales” para Jesús Carlos Gómez Martínez y con todos intenta lo mismo: “Narrar una historia muy buena de la mejor manera posible; o, como diría Borges, escribir un gran espectáculo”. La manera de lograrlo es “trabajando el guión, trabajando el manuscrito y trabajando, finalmente, el texto, puliendo frase tras frase hasta que cada palabra brille como un diamante”. Este proceso es “doloroso”, reconoce, pero “así debe ser; si no lo es, seguramente sea porque el escritor se ha acomodado”. “Un escritor auténtico ama su oficio, su arte”, y servirse de un negro o de un lingüista “no es ser un buen escritor”. “Un libro debe ser el esfuerzo de un artesano”, insiste.

trayectoria Jesús Carlos Martínez (Pamplona, 1961) lleva más de cuarenta años dedicándose a la literatura y el periodismo. Destacan en su bibliogafría títulos como Actos de amor ingrato (1993), Sanfermines forever (1995), La historia de los kilikis de Pamplona (2001), El alma de las hormigas (2003), Esas horas tan breves (2005), Mujeres que yo amé (2006), Justiciero de Dios (2009), Shakespeare, los fantasmas y yo (2011), Siniestro Caravinagre (2012), Los muertos no cantan (2015), Solo quedan los muertos (2016), Sueños de un cadáver (2017) y Barrio chino (2017), entre otros.