tudela - Con películas tan variopintas como Tigres de papel, La vida alegre, Bajarse al moro, Los años Bárbaros, Al sur de Granada o La Tribu, Fernando Colomo (1946) tiene una amplia filmografía difícil de clasificar. A ello se unen sus trabajos en televisión (Chicas de hoy en día o El pacto) y sus trabajos como actor. Todo ello le convierte en un realizador diferente e inclasificable, pese a que en 1977 le colocaran el sello de creador de la comedia madrileña. Ayer llegó a Tudela con el festival Lo que viene.

Antes de la quema se presentó en Málaga, ¿cómo fue recibida?

-Fue muy especial. En la rueda de prensa ya hubo aplausos y creo que fue la mejor rueda de prensa que he tenido en mi vida. La proyección con el público fue espectacular, un aplauso interminable. Es cierto que el público malagueño es muy generoso, pero gustó muchísimo.

¿Tuvieron problemas a al hora de los acentos? Hay actores madrileños que tuvieron que hacer acento gaditano?

-Lo trabajaron mucho. Hay tres actores malagueños, Salva Reina, Maggie Civantos y Joaquín Nuñez, dentro de los cinco protagonistas. El acento malagueño y el gaditano tienen bastante similitud. Se lo trabajaron mucho y hemos tenido mucha preocupación de que fuera el acento gaditano.

Es clave en la película por los diálogos y la gracia?

-Es muy importante, sí. Además todos los actores secundario son gaditanos y los chirigoteros... todo eso ayuda.

Hubo 25 versiones de guión en 4 años hasta llegar al definitivo, pero ¿cómo llego la historia hasta usted?

-Es una historia real. Es un guión que descubre la productora ejecutiva de la película que es Beatriz de la Gándara que estaba como jurado en el premio Julio Alejandro de la SGAE, que busca guiones de gente nueva. No se llevó el premio, estaba dentro de los seleccionados, pero le gustó mucho la historia y me la pasaron. Me dijeron que ayudara un poco al guionista porque la idea era que lo dirigiera un director andaluz. Luego me la ofrecieron y me gustó porque los personajes son muy humanos, muy bien trazados y la historia me gustaba. Me puse a trabajar con los actores y los guionistas y aunque había diálogos que se han mantenido desde el primer guión hay partes que han evolucionado. Me interesaba mucho que los diálogos fueran realistas, no como de broma aunque sea una comedia. Quería que todo encajara.

Buscó equilibro entre comedia y thriller, con muchos juegos de palabras y diálogos trabajados

-La sabiduría gaditana. El personaje protagonista es chirigotero y eso se nota que siempre busca vueltas al lenguaje. Luego la colaboración de la chirigota de Vera Luque, que de los últimos cuatro carnavales ha ganado tres (es la chirigota del protagonista), del Selu, que es un mítico chirigotero e Cádiz, Javi Aguilera, una serie de personajes que son guardias de seguridad que son gaditanos y eso ayudaba a que sonara mucho a Cádiz.

Luce mucho Cádiz, casi como reclamo turístico como las últimas películas de Woody Allen.

-Con la diferencia de que las de Allen están hechas con el dinero que les dan y en nuestro caso lo hemos hecho vocacionalmente. Cádiz como ciudad es una joya, sus casas, los patios interiores. Todo lo hemos intentado jugar en la medida de lo posible con la historia.

Mirando hacia atrás en su biografía, ¿cómo un arquitecto se interesa por el mundo del cine?

-En realidad la pregunta sería al revés. Siempre desde los 15 años quise hacer cine. A los 17 rodé mi primera película estando en el colegio (una de 8 mm). En aquella época para ir a la escuela de cine tenías que tener 21 años. Así que terminé el colegio y mi padre me dijo que tenía que ir a la Universidad. Entonces me metí en Arquitectura porque se me daba bien el dibujo y mi hermano ya lo había hecho y tenía reglas, libros? Tenía claro que era un paso para el cine.

En realidad es un cinéfilo que estudió arquitectura.

-Exactamente. La arquitectura es muy interesante y me alegro haberlo hecho. Incluso para mi primera película me sirvió para invertir mis ahorros y con algunos sablazos a algunos amigos de profesión creamos una productora e hicimos Tigres de Papel.

Fue el comienzo de que le colocaron el sello de creador de la comedia madrileña, ¿pesa tener un sello?

-La verdad es que sí. Yo hace años renegaba de la comedia madrileña porque ni era comedia ni era madrileña. Realmente era madrileña porque era lo más barato, sino tenías que pagar desplazamientos y dietas. Ahora en cuanto puedo ruedo fuera de Madrid y si es cerca del mar mejor.

Siempre ha dicho que Tigres de papel no era comedia, que lo transformó al ver la risas del público y empezó a decir que era comedia.

-Sigo pensando que no es comedia. Tiene en algunos momentos tono de comedia. Me sorprendió, como a todo el equipo, la reacción del equipo al verla. Creíamos que iba a ser más tirando a drama, pero en la presentación en el festival de San Sebastián la gente se tronchaba. Yo creo que se identificaban con los personajes. Le sacaron una veta de humor que no sabía que tenía.

Le gusta mucho transmitir verdad con la historia, los diálogos?

-Sí. Siempre trabajo con los actores para que hagan creíble la historia. Un actor que ha de hacer lo que a él le salga de dentro. Que nos lo creamos, porque el humor sale de otro lado, del contraste. La gente piensa que en las comedias todos sonríen y que tienen que estar simpáticos y no es así.

Si alguien estudiara su trayectoria, ¿cuál sería el nexo de unión con una filmografía tan dispar?

-Joaquín Oristrell, un guionista que ha trabajado mucho conmigo, siempre me decía que yo hago la película del extraterrestre, del pez fuera del agua. De esa persona que se mete en un mundo que no conoce y va descubriendo. Pensándolo me he dado cuenta que era verdad. En casi todas las películas hay ese componente.

¿Como el Gurb de Mendoza?

-Es un poco eso. Tigres de papel era así. El protagonista descubría el mundo nuevo del marxismo y los divorcios. También en Qué hace una chica como tú? o la que hice como Miguel Bosé de extraterrestres? todas tiene ese componente. En La Tribu, cuando Paco León leyó el guión dijo “esta es la historia de un marciano”.

Es también muy llamativa su afición por ser actor en sus películas y en otras.

-Me interesa mucho el tema del actor. En el cine delante y detrás de la cámara ha de haber más relación que la que hay. En las mías me daba un cameo sin hablar, pero en las de mis amigos me empezaron a dar papeles de 4 ó 6 sesiones como en Salsa Rosa o Todo es mentira. A mi me encanta, luego he sido protagonista en Isla Bonita.

¿Siguiendo la estela de Hitchcock?

-Sí. Yo creo que nos gusta a todos los directores salir en las películas.

Es un director muy prolífico.

-Un director puede rodar una película al año, pero es más difícil escribir y rodar una película al año.