madrid - Dos Bigotes publica Los pequeños brotes, la primera obra narrativa de carácter autobiográfico del artista Abel Azcona (Pamplona, 1988) en la que revisa su biografía y los acontecimientos que le han marcado a lo largo de toda su vida, desde lo más familiar hasta lo sexual y psicológico, a través de textos breves y directos, de “pequeños brotes”.

No es casualidad que esté escrita desde su exilio en Lisboa: Los pequeños brotes recoge parte del proceso judicial de Abel Azcona. En 2015 la Asociación Española de Abogados Cristianos interpuso una querella criminal por un presunto delito de profanación y otro contra los sentimientos religiosos por su obra Amén, en la que escribió sobre el suelo la palabra Pederastia con hostias consagradas. La Audiencia de Navarra archivó la querella, sin embargo, Azcona fue llamado a declarar ante el juzgado de Berga (Barcelona) por la misma obra, que expuso en 2016 en esta ciudad. Él ya ha faltado a dos citaciones: una en febrero y otra en mayo, muy recientemente.

Ahora, de vuelta en su país, presentó su libro más personal el pasado 15 de junio en la sala teatral El Umbral de Primavera a las 12.00 horas, junto a la actriz y directora Leticia Dolera. Ese mismo día, firmó ejemplares en la caseta de la librería Berkana de la Feria del Libro de Madrid.

Este último hito contencioso se suma a las controvertidas obras de Abel Azcona; y, de alguna forma, se convierte en una de ellas, marcadas por discursos políticos en torno al cuerpo, la prostitución, la libertad de expresión, la sexualidad, la gestación, la disidencia, los derechos humanos, las injusticias sociales, el género, la diversidad, el feminismo, las desigualdades, el terrorismo o la religión, fruto de una vida atravesada por el abandono, el abuso y maltrato infantil, la privación de libertad y, de nuevo, la prostitución.

En Los pequeños brotes el artista, cuya obra ha recorrido más de 80 países, se sincera y muestra un compendio de experiencias que ayudarán a los lectores y lectoras a comprender la complejidad de un artista tan genuino y brillante como polémico. Desde su concepción disidente del arte: “los artistas debemos utilizar el arte para implosionar el sistema”, hasta sus relaciones afectivas y sexuales con hombres y mujeres, pasando por una crónica de sus viajes, inauguraciones y vicisitudes como artista y de algunas de sus numerosas y célebres exposiciones y performances, como El siguiente, Las horas o Empatía y prostitución. Asimismo, el autor se muestra vulnerable e intenta empatizar con su madre y buscar su identidad. La obra también recorre y profundiza en los abusos y formas de atentar contra los derechos humanos que el artista denuncia continuamente.