BARCELONa - El escritor francés Ian Manook, creador de la trilogía de novela negra protagonizada por el comisario mongol Yeruldelgger, piensa que “Mongolia se enfrenta a la encrucijada de dejar atrás mil años de cultura nómada en pos de la modernidad”.

Manook, seudónimo de Patrick Manoukian, que con La muerte nómada (Salamandra) ha cerrado la saga, confiesa que “inicialmente había pensado sólo dos libros, que fueron escritos juntos, pero finalmente decidí hacer un tercer libro por el protagonista”. Argumenta el autor que “al final del segundo libro, Tiempos salvajes, Yeruldelgger había conseguido acabar sus investigaciones, con un alto precio, perder a su familia, su trabajo, sus amigos, sus amores. Si había escrito las dos primeras entregas para los lectores, al personaje le debía una tercera novela para intentar darle un final más amable. Por eso, en el último libro se encuentra con muchas mujeres extraordinarias”. Asegura que, como sucede en otros casos, el éxito de la trilogía, que ha vendido más de medio millón de ejemplares, no le llevará a ampliarla a tetralogía.

un país poco explotado Su aventura literaria comenzó cuando su hija Zoe le retó a “escribir dos libros por año cada uno con un seudónimo diferente y de género diferente. Confeccioné una lista de géneros posibles y la novela negra era el cuarto; y comencé en el género policial sin ni siquiera tradición lectora”. Fue así como retomó a uno de los personajes que había creado en los últimos cincuenta años, un policía de Brooklyn llamado Donnelly. “Lo tomé prestado y lo trasladé a Mongolia. Era un tipo rocoso, masivo, como una piedra de granito, y el mejor entorno original que le podía dar era Mongolia, donde el paisaje es igualmente masivo y granítico”. Se decidió “por defecto” por Mongolia pues no había tradición de novela negra en aquel país remoto de Asia.

Desde la segunda página Manook se dio cuenta de que la principal aportación de Mongolia al género negro era su vertiente chamánica. Y, en su opinión, Mongolia “se encuentra en una encrucijada, después de un pasado histórico glorioso con Gengis Kan, una cultura nómada que ha durado más de mil años, tres generaciones seguidas de régimen soviético duro, y luego un sistema liberal capitalista a la china”. La suerte de Yeruldelgger corre indisociable a la de Mongolia: “En la primera novela es un hombre que intenta solucionar los problemas contemporáneos respetando la tradición, pero al tener que usar la fuerza se convierte en un hombre enrabiado, y en la segunda esa ira le lleva a perder el control y comenzar a perder la relación tan fuerte con la tradición”. - José Oliva