madrid - El director del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana, afirma que la masificación es un problema del “uno por mil de los museos”, que siempre tienen “el protagonismo” y el “escaparate” por ser “los más famosos”, pero no del resto de centros de arte. “El 99% de los museos tiene problemas para conseguir visitantes y el 1% está desbordado”, señala Solana, quien lamenta la atención que ocupa en los medios un asunto de las élites museísticas.

Según apunta, “El Uffizi, el Louvre, el Prado algunas veces, y el Moma” son los que están “desbordados”. “Luego, una amplia zona en la que nos apañamos según qué temporadas, y hay museos que, sin merecerlo, casi no tienen visitas”, dice. Mientras que hace unos años se aprovechaban “las colas” y la “masificación” para “sacar pecho”, ahora hay “colas breves”, ya que en opinión de Solana “lo inteligente es administrarse” y, además, en la actualidad “hay métodos para organizarse”. “El punto de vista ha cambiado, lo que se valora es la calidad de la experiencia”, recalca.

En este sentido, Solana celebra que “se ha pasado la obsesión con el número de visitantes” y “la competición entre museos”, algo que hace una década era “muy intenso”. Además, agrega que “los rankings son poco reveladores” porque “comparan cosas que no tienen comparación posible”. “¿Qué tiene que ver el Museo de la Ciudad Prohibida De Beijing con un museo de arte en una capital occidental?”, se pregunta.

inquietar al espectador burgués Entre febrero y mayo de este 2019, el Museo Thyssen programó una retrospectiva de la obra del artista polaco-francés Balthasar Klossowski de Rola (1908-2001), conocido como Balthus. Aquella exposición llegó a la capital un año y medio después de que miles de personas pidieran en Nueva York la retirada del Metropolitan de una de sus obras por su “sexualización de los niños”. Solana confiesa que tuvo “dudas” acerca de programar en el Thyssen una exposición de Balthus y que incluso la pinacoteca ha “aplazado” su celebración porque tenía “cierta inseguridad acerca de cómo iba a funcionar”.

Sin embargo, le convenció el hecho de que la Fundación Beyeler de Basilea, con la que organizó conjuntamente la muestra, se lanzara al proyecto. Además, recuerda que aunque la exposición que organizó el Metropolitan fue “controvertida”, salió “muy bien”, algo que les dio “seguridad”, si bien una exposición de fotografía en Alemania sobre Balthus no tuvo la misma suerte y finalmente no se llevó a cabo.

En el caso del Thyssen, Solana desvela que una organización religiosa argumentó “muy educadamente” en una carta que el artista “blanqueaba la pedofilia” y que por ello se tenía que retirar. Aunque reconoce que hay un “aspecto inquietante”, defiende que tuvo “momentos muy provocadores, en las que le encantaba perturbar e inquietar al espectador burgués”. Solana opina que “el espectador tiene perfecto derecho a sentirse inquietado por ciertas imágenes de ciertos artistas”, pero matiza que no le parece bien que “uno imponga a los demás su propio baremo”.

colección de la baronesa Respecto a la colección Carmen Thyssen-Bornemisza, cuyo actual acuerdo de préstamo se prorrogará hasta finales de diciembre hasta que Carmen Cervera alcance un acuerdo con el Ministerio de Cultura y Deporte, el director artístico del Thyssen señala que la baronesa quiere que continúe. “Estoy tranquilo, este es el lugar natural en el que debe estar”, afirma Solana sobre esta colección, formada por 429 obras de artistas como Picasso, Rodin, Matisse, Gauguin, Courbet, Boudin, Monet, Sisley o Canaletto, entre otros. En cuanto al ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, Solana destaca que es un “privilegio” para los museos y espera que la perspectiva sea de “continuidad”. - E.P.