antonio García Ferreras y los responsables de La Sexta supieron montar en su momento un producto competitivo y alternativo a las clásicas programaciones de las teles generalistas o convencionales, dieron con la tecla adecuada y han sabido mantener y desarrollar una tele basada en la información y frescura comunicativa. Los norteamericanos descubrieron hace décadas el poder informativo de la tele y la capacidad de atraer grandes audiencias trabajando la narración en directo, con conexiones calientes, en el lugar de los hechos y con reporteros avispados que sabían mezclar información, espectáculo y jugosos directos, que han hecho de La Sexta una tele que transmite entrevistas, narraciones e invitados con pasmosa fluidez y reconocido éxito. Prueba de ello la necesidad que tienen los políticos de salir a lo largo de la programación para dar la última hora de la batalla política. Al frente de los programas estrella de esta cadena la presencia de Ferreras y las profesionales que hacen de la información un producto específico, reconocible y apreciado. Nombres como el de Ana Pastor, periodismo incisivo; Mamen Mendizábal, velocidad comunicativa; María Llapart, el susto de los lapsus, son auténticas amazonas de la pelea mediática que saben sobrellevar con soltura, atrevimiento y sentido moderno el ritmo informativo. Son profesionales de un nuevo periodismo que no se arrugan ante el entrevistado, que preparan con mimo sus apariciones en pantalla, y que aportan frescura, vitalidad y sentido crítico a la hora de preguntar. Un acierto de la juventud frente a las presentadoras reinonas que comienzan a oler a alcanfor televisivo. La Sexta ha dado con la tecla oportuna y una nueva forma de informar se dibuja en las parrillas de la cadena menor del grupo Atresmedia, por cierto, La Sexta tercera cadena en audiencia del panorama de las actuales teles.