una de las novedades más escandalosas que jalonan la historia de la tele moderna es la de los programas de telerrealidad, que inauguraron el ciclo de programas telebasura y que se multiplican como hongos en primavera.

La llegada de este subgénero televisivo supuso un auténtico escándalo en el consumo de tele, que marcó un antes y después. El producto de una tele holandesa bajo el signo de Zeppelin (John de Mol) explotó en el día a día de los televidentes, que en su inmensa mayoría aplaudió las andanzas, venturas y desventuras de aquellos inocentes concursantes sometidos a la dinámica de desnudar sus cuerpos y almas, a mayor gloria y triunfo de Ismael Beiro.

Paolo Vasile responsable máximo de Mediaset tiene un especial conocimiento del funcionamiento de este programa, que despliega Gran Hermano, Gran Hermano VIP en un retorcimiento tortuoso cuyo punto final no se vislumbra ya que se sigue programando con insistencia machacona y que en estos momentos ofrece una muestra más de GHVIP, que de momento gira en torno a Mila Ximénez, personaje de la telebasura con el grado de catedrática de la vida y sus pasiones.

La primera edición arrancó en abril de 2000 y las ediciones se han sucedido con mayor o menor éxito, pero siempre se presenta como gran valor de la audiencia de Telecinco, que se enfrenta a la competencia con la seguridad del acierto semana tras semana, con gala y debate incluido. Los concursantes de la presente edición ofrecen una variada taxonomía de espíritus y caracteres, como el inefable Dinio, la revoltosa Anabel Pantoja, Antonio David y su pasado tortuoso, Kiko Jiménez y andanzas amorosas son algunas de las figuras de este guiñol mediático manejado con lujo de realización en la casa de Guadalix de la Sierra, horno donde se cuecen amores, pasiones, desencuentros y expulsiones para placer del personal que sustentan la audiencia de esta telebasura que nos invade. La vida en directo de los famosillos.