manuel hernández-silva: “la temporada será sumamente variada”

Sobre la temporada que comienza hoy, el director artístico de la OSN señaló que se trata de una programación “sumamente variada”, con “un gran abanico de estilos”, con obras que van desde Beethoven hasta el Te Deum de Ondarra, pasando por trabajos de compositores latinoamericanos y de creadoras navarras como Teresa Catalán y Emiliana de Zubeldía. Va a ser un ciclo de abono marcado por “muchísimos contrastes”, de ahí el título bajo el que actuará la Sinfónica de Navarra durante este curso: Colores/Koloreak.

“buscamos la excelencia de la orquesta”

Sobre la llegada de Mª Antonia Rodríguez a la gerencia de la Fundación Baluarte y de la OSN, Hernández-Silva indicó que está siendo “muy fácil”. Ya se conocían en el ámbito musical, “y desde que llegó hemos podido hablar y planificar sobre cómo queremos presentar este proyecto en equipo, esa es la clave, todos juntos, con una meta, que es la excelencia de nuestra querida orquesta”.

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Son los conciertos de abono que la OSN ofrecerá en Baluarte. En concreto, en octubre tendrán lugar los días 10 y 11 y 17 y 18; en noviembre, 14 y 15 y 21 y 22; en diciembre, 12 y 13; en enero, 16 y 17; en febrero, 20 y 21; en marzo, 19, 20 y 26, 27; en abril, 16 y 17 y 23 y 24; mayo, 14 y 15 y 28 y 29, y junio, los días 4 y 5.Compositores. La OSN interpretará grandes obras de repertorio de Mozart, Mendelssohn, Prokofiev, Beethoven, Debussy, Mahler, Brahms o Dvorak, pero también dejará espacio a programas especiales como el que dedicará a la música latinoamericana en febrero o el Concierto de Aranjuez con Manuel Cañizares en noviembre.

Directores y solistas. Dirigirán la OSN Yves Abel, Josep Pons, Alondra de la Parra o Erik Nielsen, y actuarán como solistas Raquel Andueza y Beatriz Díaz (sopranos), Cristina Montes (arpa), Pacho Flores (trompeta), Javier Perianes (piano) o José Manuel Cañizares (guitarra).

pamplona - “Me siento realmente afortunado, estoy disfrutando de mi orquesta, hemos formado un equipo muy sólido”. Así habló ayer ante los medios el director artístico de la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN), Manuel Hernández-Silva, que hoy y mañana dirigirá en Baluarte el primer programa de abono de esta temporada, en una velada que se abrirá con la participación del Orfeón Pamplonés en el Te Deum de Lorenzo Ondarra, una pieza que hace 19 años que no se interpreta y que nunca había ejecutado una sinfónica.

Precisamente, la presencia de compositores navarros es una de las premisas de la nueva programación, que, según la gerente de la Fundación Baluarte y de la OSN, Mª Antonia Rodríguez, pretende “tener una conexión un poco más intensa con la sociedad de Pamplona y de toda la Comunidad Foral”. Para lograrlo, una de las estrategias será poner en valor a los autores del territorio, como lo demuestra el hecho de que el curso se abrirá ahora con Lorenzo Ondarra y se cerrará en junio con Teresa Catalán (El canto de Atenea). Ambas obras, además, serán grabadas por la orquesta, cumpliendo, así, con “uno de los objetivos fundamentales” de la entidad, como es registrar este tipo de trabajos para depositarlos en el Archivo de la Música y de las Artes Escénicas de Navarra.

ijurra reta a los ciudadanos En cuanto al programa de hoy y mañana, el director artístico del Orfeón, Igor Ijurra, es un gran conocedor de Lorenzo Ondarra, al que le une también una vinculación de tipo sentimental, ya que le conoció cuando comenzó a cantar de niño en Alsasua y en Etxarri-Aranatz. “Además, era vecino de mi familia materna en Bakaiku y estoy casado con una Ondarra”, compartió. Pero, al margen de eso, “lo fundamental es que Lorenzo Ondarra es uno de los mejores compositores navarros de los últimos 120 años”. Fue Premio Nacional de Música en 1969 y aparte de formarse en canto gregoriano en la comunidad capuchina a la que pertenecía, realizó importantes estudios musicales en Alemania, Suiza, Italia... “Pero era una persona sencilla, al que no le gustaba casi ni celebrar misa, le daba vergüenza”, apuntó Ijurra, y como anécdota contó que con el dinero de su premio nacional se arreglaron los frontones del convento de los capuchinos de Alsasua. Por eso no es un compositor muy conocido y por eso agradeció a la OSN que, al igual que el Orfeón, haga “el esfuerzo por sacar a relucir el patrimonio musical navarro”. Del Te Deum de Ondarra subrayó la gran calidad de esta obra “profunda” y “bonita” que le encargaron para el año 2000 con motivo del centenario de la Provincia Capuchina. “Un crítico que estuvo en el estreno dijo que era una obra que se asemejaba a Brückner en la grandiosidad, pero sobre todo en su profunda religiosidad”, agregó Ijurra, que animó al público a acercarse a los conciertos de estos días y del resto de la temporada. “De literatura nadie dice que no entiende, y pasa lo mismo con el rock y con el fútbol, pero de música clásica sí, y yo les digo a esas personas que vengan a muchos conciertos porque con el tiempo tendrán criterio. Es más, reto a la gente que venga a ver a la Sinfónica, porque en dos o tres años ya no dirán que no se atreven a hablar de música clásica. Aquí estamos nosotros para darles marcha, será un dinero bien invertido”, aseguró.

Manuel Hernández-Silva coincidió con el director del Orfeón Pamplonés en la calidad de la obra de Ondarra. “Ha calado muy hondo en mí y me ha exigido un proceso largo de aprendizaje”, comentó, y calificó el Te Deum de “mística”, más que religiosa. “Espero que haya llegado para quedarse en el repertorio, porque nos permite mostrar la capacidad plena que tenemos en Navarra de poder actuar con nuestra orquesta y con nuestro Orfeón y poder salir incluso fuera de la Comunidad Foral”. Pero el programa de estos dos conciertos va mucho más allá e incluye también la Sinfonía nº 8 de Dvorak. Antes de esta, sonará el Concierto para piano y orquesta nº 1 de Tchaikovsky, en “una versión refrescada” de Juan Pérez-Floristán. “Además de un gran pianista, Juan es un gran exégeta, va al texto, profundiza mucho y hay algunos sitios en la obra en los que le hemos dado un estilo algo distinto al que suele ser habitual”, explicó el director.

pérez floristán y Tchaikovsky El pianista andaluz se mostró encantado de estar de nuevo en Pamplona, de donde es su familia materna. Nieto del geógrafo Alfredo Floristán, pasó muchos veranos de infancia en localidades de Navarra. “La de veces que he corrido las vaquillas de Arguedas”, confesó. Sobre la composición de Tchaikovsky, defendió que la “obligación” de un artista es sumergirse en “las capas y capas” que hay detrás de una obra, porque muchas veces se adoptan los usos de algunos intérpretes muy emblemáticos “y se van copiando año tras año”. Por eso él ha acudido directamente al original, para no quedarse “estancado” y, “aunque sé que hay cosas de las que hago que van a sorprender al público”, también cree que es ha dado con la clave “de lo que quería hacer Tchaikovsky” y que los espectadores lo disfrutarán.