barcelona - El escritor barcelonés Eduardo Mendoza, que publica hoy a novela El negociado del yin y el yang (Seix Barral) -segunda entrega de una trilogía flexible-, dijo sobre la situación política en Catalunya: “No sé si se puede resolver, pero sí habría que abordarlo”.

“¿Cómo veo la situación actual? Mal. No veo hacia dónde puede conducir lo que está pasando, que es negativo para todos, es una no win situation, como los que hablan del brexit”, afirmó. El autor consideró que “no parece que haya solución a la vista de algo que está causando un perjuicio duradero, económico, de imagen y social grande por no abordar el problema”. “No sé si se puede resolver, pero sí habría que abordarlo. No sé si tiene solución pero creo que sí hay soluciones”, dijo Mendoza, que añadió que como todos los que escriben ficción, está más en otros mundos que en este, y que encima vive en el extranjero. “Escribí ese libro que se titula Qué está pasando en Catalunya para dar elementos de juicio a personas que estaban opinando sin saber muy bien, sobre todo personas de fuera de Catalunya y de España”, pero, añadió, “no tengo una opinión fundada ni unas ideas que tengan ninguna utilidad. Me cuesta decir cosas que luego van a salir publicadas, y mal explicadas, por eso escribí un libro, para que lo que salga, lo decida yo”.

A propósito de El negociado del yin y el yang, que transcurre con la Transición de fondo, dijo que a medida que escribía se dio cuenta de que este episodio está muy presente en la mentalidad colectiva, incluso por parte de aquellos que no habían nacido, y destacó la necesidad de “incidir en la importancia que tuvo la muerte de Franco”. “Parece un hecho sin importancia: se produjo sin intervención de terceros, pero los que vivieron ese episodio con una edad joven o adulta ya se daban cuenta de que estaba pasando algo que no han acabado de entender”, dijo Mendoza, considerando que es un hecho histórico fruto de decisiones coyunturales, oportunistas y pragmáticas.

“nos hemos quedado sin pasado” Destacó que Franco era un personaje que tenía la cualidad de ser ridículo, y añadió: “Era un señor sin ninguna apariencia de terrible, que pasaba desapercibido, que no sabía hablar y no tenía capacidad de oratoria”.

Subrayando que la exhumación de Franco era algo que se tenía que hacer, agregó que cómo su desaparición deja a una generación desvalida: “Nos hemos quedado sin pasado”. Consideró que la Transición es algo que existe cuando se mira hacia atrás: “Le doy una nota muy alta a la Transición”, cuando hubo un caldo de cultivo de violencia y ambiente de preguerra civil, con enfrentamientos terribles, una gran inseguridad e incertidumbre.

Eduardo Mendoza señaló que de aquel episodio también surgieron “cosas muy sorprendentes” y curiosas más allá de lo más visible, como las fugas de capital y las ganas de todos de evadir impuestos. Precisamente, su novela repasa momentos sorprendentes desde 1975, cuando su personaje Rudo Batalla -alter ego de Mendoza- planea su regreso a Barcelona y cuando está a punto de abandonar Nueva York recibe una sugerente propuesta del príncipe Tadeusz Maria Clementij Tukuulo relacionada con su disparatado plan de reconquista del trono de Livornia, país inexistente.

En este transcurso de episodios sorprendentes, la historia recala en el sudeste asiático de los años 70, del que parecía imposible que en algún momento se importaran al mundo cosas como la comida asiática, el manga, los tatuajes, la meditación, la cultura zen y unos coches “baratos y feos”. - Europa Press