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“El Kursaal fue un momento de atrevimiento en mi carrera”

El edificio celebró sus 20 años con una charla de su arquitecto, Rafael Moneo, y una gala-concierto

“El Kursaal fue un momento de atrevimiento en mi carrera”Iker Azurmendi

donostia - El Kursaal acogió ayer dos actividades muy especiales para celebrar sus dos décadas de historia. Por un lado, su padre y creador, el arquitecto Rafael Moneo, conversó con el periodista Iñaki Gabilondo en la sala de cámara de este espacio, es decir, en el cubo pequeño, sobre lo que supuso, tanto para la capital como en su carrera, la construcción de estas dos rocas varadas en al antiguo solar K.

Ante un graderío abarrotado, aseguró que este proyecto fue “un momento de frescura y atrevimiento” en su carrera. “Jugué fuerte”, afirmó, para después añadir que, a su juicio, no fue el único, porque el jurado del proyecto de ideas también hizo una apuesta “arriesgada” por un edificio que él entendió que debía ser “singular”.

Moneo, que recordó contar con el apoyo total de los alcaldes Xabier Albistur y Odón Elorza, explicó que quiso dotar al edificio de “un sentido poético” y de ahí deviene que los prismas tienen en su parte trasera “algo de la estética oteiciana”, una filosofía que también quiso imprimir en el diseño de la iglesia de Iesu, en Riberas de Loiola. “Creía que Donostia podía entenderlo”, aseguró el arquitecto premio Pritzker en 1996.

Asimismo, aseguró que el Kursaal fue una obra que se hizo “con mucha economía” y que “debía pugnar con el Guggenheim”, confesión que provocó murmullos en la sala, pero Moneo continuó: “Me gusta la condición modesta y pública que tiene el Kursaal respecto al Guggenheim”. La solución para los cubos, “muy asociados a la vida cotidiana” de Donostia, en lo que se refiere a la volumetría y a la estética fue “valiente”. A diferencia del museo diseñado por Frank Gehry, que utiliza materiales como el titanio, los elementos constructivos del palacio de congresos de la capital “son más normales”. “El Kursaal permite que las dos salas floten en los prismas que las sostiene”, expuso.

gala La jornada de celebración concluyó con la gala por el 20º aniversario que aunó el espíritu clásico y contemporáneo que la programación del espacio ofrece año tras año. Así, una indiscutible en el auditorio, la Orquesta Sinfónica de Euskadi, dirigida por Juan José Ocón, y a la que en determinados momentos acompañó el Orfeoi Gazte y la soprano donostiarra Elena Sancho Pereg, fue la que actuó como correa de transmisión de un espectáculo que puso el foco en el talento local.

La bailarina internacional natural de Zumaia Lucía Lacarra interpretó los pasos de Marius Petipta -El cisne- y de Edward Liang -Finding light-. Aun así, uno de los momentos más memorables se vivió con los artistas que representaron el alma pop y rock del Kursaal. Izaro, Mikel Erentxun y Eñaut Elorrieta, fueron los protagonistas de la segunda parte del concierto, en la que interpretaron diez de sus temas con arreglos sinfónicos. Incluso, se unieron, junto a Sancho Pereg, para cantar Lau Teilatu, de Itoiz, en un momento que ya ha pasado la historia de estos 20 años.