Bajo el título de Astronauta, Zahara emprendió el pasado año un viaje que hoy hace parada en Iruña. Pero casualidad -o no-, en 2013 ya rozó las estrellas en la capital navarra, con una actuación en el Planetario, dentro del ciclo Conciertos de otro planeta. "Fue un concierto súper inspirador", recuerda.

-Entendido este disco como un viaje, ¿a dónde ha llegado la Astronauta de Zahara?

-A entender que no se puede volver a la Tierra (risas). Ése ha sido mi aprendizaje final. Lo que te queda es descubrir que hay otros planetas y que en ellos puede haber vida, que obviamente no va a ser nunca como la vida de la Tierra, pero que no pasa nada y está bien así. Y en ese momento estoy, descubriéndolos. Y son tantísimos que es precioso aunque sea agotador.

-Estos planetas del disco, ¿cuentan con nombres propios?

-Algunos están inspirados en la ciencia ficción y en libros que me encantan: el planeta Solaris, el planeta de los Ewoks... Pero hay cinco inventados y cada uno es una metáfora de las emociones que sentí en el postparto. Todo lo que me llevó a escribir la historia y el concepto de Astronauta era la soledad que sentí. Y me parecía paradójico, estaba en un momento de supuesto amor y de estar rodeada y no tenía nada de eso: era un "son las cuatro de la mañana, no sé quién soy, ni dónde estoy, ni qué estoy haciendo con mi vida ". Esos cinco planetas representaban esas emociones y el último, Flares de Hierro, es el más alejado de la Tierra y es la esperanza, donde estaría ahora.

-Tu maternidad marcó la producción de Astronauta , de hecho tuviste que decidir cuándo quedarte embarazada.

-Sí, hubo que hacer un calendario y tuve la suerte de que pude cumplirlo, pero tenía claro que si no me quedaba embarazada en el plazo que me había dado, no iba a poder tenerlo después. Ambas cosas son tan importantes que merecen la atención plena y no puedo estar grabando un disco y parar una gira porque he tenido un hijo, ni puedo tener un hijo girando Por lo menos yo. Me di cuenta de que había que organizarlo y sin embargo el padre de mi hijo no tuvo que cambiar nada (risas).

-¿Sobra desigualdad y faltan apoyos, tanto en este caso como en muchos otros?

-En este país la maternidad debería tomarse en serio desde un punto de vista estatal y gestionarla. Se nos pide que tengamos hijos, se nos habla de la falta de natalidad pero una vez te quedas embarazada y vas a tenerlo, te apañas como puedas. No hay ningún tipo de ayuda, tengo amigas autónomas que han tenido un hijo y han estado trabajando al cuarto día de tenerlo porque no han podido permitirse ese parón. Pero si estuviera presupuestado por parte del Gobierno para que de verdad esa baja maternal fuera real y la baja paternal también La situación cambiaría mucho.

-Tiremos de hemeroteca: no me gustan los talent shows como Operación Triunfo , comentaste tiempo atrás... y recientemente se confirmó tu participación en la próxima edición. ¿Cuál será su aportación a la Academia como profesora?

-Creo que la industria sigue viendo en ellos un producto que rentabilizar y monetizar lo antes posible, de hecho se ve... Luego está Amaia, que dice "yo a mi ritmo y me dejáis en paz" e intenta hacer una carrera de artista tradicional, en ese sentido, lo cual me parece una puesta de ovarios en la mesa. Pero en la dirección del programa han cambiado ese querer crear artistas luego, lo que pase fuera... y ahí es donde encaja mi asignatura Cultura Musical: voy a intentar relacionarles la música que más les gusta para llegar a a otras diferentes y ampliar sus escuchas. Al final en la música cuanto más escuchas, más discriminas y más eres capaz de hacer. Sobre todo lo que me gustaría enseñarles es la importancia de crear y de tomar las decisiones musicales y artísticas, no sólo ser un intérprete: que sean músicos, que sepan componer y que entiendan la relevancia de eso, que tomen decisiones. Los géneros están ahí para vestir lo que hagan. Pero que hagan algo.

-Recientemente presentaste tu nuevo libro, Teoría de los cuerpos, en el que reúnes una colección de poemas y de relatos cortos. Pero, ¿qué es la poesía para ti?

-Claro, la canción tiene la parte de la música, que es un arma de doble filo: por un lado es una red que te sostiene cuando lo que estás diciendo a lo mejor no tiene la fuerza suficiente, porque la melodía te ayuda, pero también te limita, porque tiene una duración más o menos convencional. Sin embargo, en la poesía me parece que pierdes la red de seguridad, que te salva y que te puede arreglar un mal verso, pero a la vez tienes la libertad absoluta de poder ir hacia donde quieras, de poder correr sin parar porque nadie te va a poner una valla y eso es muy estimulante.

-Y ahora, pasadas las elecciones y con nuevo gobierno tras un pacto exprés, si la bestia viniese a cenar a casa ¿qué le dirías?

-(Suspiro). Si viniera ahora... Porque la que han liado las bestias, madre mía. Cómo se les ha ido de las manos esto y cómo han dejado colarse al fascismo aquí, entre nosotros, de esta manera tan sutil y como que no pasa nada... Cómo están mirando hacia otro lado las bestias y se han dado ya la vuelta... Había unas bestias a las que yo temía, pero que venían de cara, y es que ahora están dejando entrar a otras que están jugando muy sucio para colar su mensaje y ellos son cómplices. Las bestias de ahora me dan mucho más miedo. Ahora se me ha quedado obsoleta la canción, la verdad, ¡se ha quedado súper antigua! Madre mía, no pensé que pasaría esto pero se ha quedado muy light (risas).