Era el 6 de enero de 2016 cuando un artículo del New York Times de Nathaniel Rich sobre la labor del abogado Rob Bilott destapó una crisis urgente de salud pública y corrupción a los más altos niveles en el país norteamericano: aquel defensor sacó a la luz los peligros de un producto químico que llevaba años contaminando una comunidad rural. Aquel fue el resultado de un proceso de más de quince años de lucha por parte del abogado -que de hecho, hasta entonces trabajaba defendiendo a grandes compañías del sector químico- y se convirtió también en el punto de partida y detonante de Aguas oscuras, el último largometraje de Todd Haynes y que protagoniza Mark Ruffalo.

Precisamente el actor estadounidense, conocido popularmente por su papel como Hulk en el universo de Marvel y reconocido activista ambiental, fue uno de los motores para que la película saliese adelante. Fue él quien habló personalmente con Rob Bilott, el protagonista del artículo, para descubrir algo que define como "un viaje de un héroe" que guía el relato del filme: "Al principio, Rob cree que las corporaciones son personas y en el concepto de autogobierno, está convencido de que debe tratarse de un descuido... Pero termina descubriendo que esa contaminación y encubrimiento, perpetrados por DuPont -gran compañía química-, abarcan 40 años". De ahí que viese en Aguas oscuras "la oportunidad perfecta para hacer que la gente entienda la naturaleza y el alcance de esta amenaza para la salud pública", explica.

Para ello contaron con la productora Participant, conocida por películas con conciencia social como Spotlight (2015), y Todd Haynes, nominado al Oscar en 2003 por Lejos del cielo. "El mayor reto fue cómo mantenernos fieles a los hechos, respetar la particularidad de estos personajes y sus experiencias, pero hacerlo accesible para los espectadores", recuerda el director. De hecho, el propio Rob Bilott estuvo presente en gran parte de la preproducción y del rodaje, guiando a Haynes en la construcción de las escenas y personajes.

Labor de documentación

La historia se ambienta a finales de los 90 y principios de los 2000, por lo que realizaron cierta labor de documentación para adecuar detalles como qué tecnología había, cómo eran los grandes bufetes de abogados en aquella época...

Además, también decidieron rodar en localizaciones donde realmente habían sucedido los hechos, como por ejemplo las oficinas donde Bilott trabajaba. También visitaron las zonas rurales reales donde se realizó la investigación, para encontrar localizaciones exteriores similares. Porque al fin y al cabo, recuerda Ruffalo, Aguas oscuras es el ejemplo de como cada uno puede marcar las diferencias en el mundo: "Nadie más va a hacer del mundo un lugar mejor, sólo nosotros. Juntos", concluye.