a estas alturas de la película no vamos a descubrir el poder mediático del periodista de La Sexta Antonio Ferreras, convertido en icono informativo en los agitados tiempos que corren. Gracias a los programas que viene realizando en la cadena del grupo Atresmedia, la tele se ha convertido en mecanismo de primer orden para formar la Opinión Pública, de la audiencia, que de eso se trata, de poder palanca de la pequeña o gran pantalla en nuestra sociedad agitada y precipitada.

El quehacer periodístico de este maestro del arte de informar ha arrastrado a un buen puñado de profesionales que entiende el periodismo como lo hace el acérrimo seguidor del Real Madrid, empezando por su compañera de vida, Ana Pastor, que en algunos de los duelos informativos mantenidos ha resultado más certera, incisiva y triunfadora. Mamen Mendizabal, María Llapart y un buen puñado de jóvenes periodistas que entiende lo que es informar y entretener en la tele, y siguiendo las pautas de Ferreras hacen una atractiva tele más allá de la basura mediática de algunos o el acartonamiento oficialista de otros, que están despreciando la fuerza informativa de la televisión.

La tropa de Ferreras sabe dónde están los límites del informar, pero se manejan con habilidad y sentido crítico a la hora de preguntar y repreguntar con molesta capacidad de mosca cojonera, en busca de declaraciones, testimonios y comentarios de los personajes de actualidad, en ocasiones asaeteados y perseguidos por los micrófonos de La Sexta. Cierto que en ocasiones el periodista Ferreras se columpia, como Icaro se acerca mucho a la adulación del poder y sus satélites y corre el riesgo de quemarse en brazo del ardiente Sánchez. En ocasiones se le ve el pelo de la dehesa ideológica y entonces patina, se descubre y espanta al televidente.