tudela - Bajo el adjetivo de “película incómoda”, Madre llegó ayer a la 26ª Muestra de Cine Español de la mano de sus guionistas, Rodrigo Sorogoyen (también director) e Isabel Peña, y de la protagonista, Marta Nieto. Madre recupera la historia del corto del mismo título tan elogiado y candidato a los Oscar que rodó Sorogoyen hace años, “con la idea siempre de que fuera la primera escena de un largo que no iba a ser un thriller”. Así, de la mano de Peña, compañeros inseparables de escritura desde hace 10 años que coincidieron en La pecera de Eva, se pusieron a escribir qué sería de la vida de Elena 10 años después de perder a su hijo de 6 años en una playa de Francia. Para Nieto fue duro construir en su imaginación qué había pasado en esos 10 años para construir el personaje y a partir de ahí comenzar la película “tenía que ver con imaginar, tomar decisiones, pensar en sus posibilidades y elegir lo que crees que sería lo más coherente que hubiera pasado. Tenía libretas enteras escritas sobre porqué le pasa, dónde le pasa, se ha intentado suicidar o no...“.

Peña y Sorogoyen narran la vida de Elena después de esos 10 años, pero muy alejado de lo que los espectadores del corto pudieran esperar: “No teníamos ninguna presión porque desde el principio diferenciamos mucho el corto de la película. Decidimos que era de otro género por lo que esa presión te la quitas enseguida. La hemos escrito de una manera muy libre, ha sido casi más difícil lidiar con lo que la gente esperaba”.

De esa manera, el espectador en Madre descubre la vida de Elena, que se ha ido a vivir a la playa de las Landas donde desapreció su hijo y donde vive una vida rutinaria hasta que ve a un adolescente que se le parece y comienza una relación que el director no concreta y que deja al espectador ante una película que muchos críticos califican de “incómoda”.

Para el realizador, “cada vez se odia más la incomodidad. Creo que nos están acostumbrando a ficciones cada vez más fáciles y sencillas de digerir. Desde luego el objetivo no era incomodar, pero es un verbo que incluye el mover de la silla al espectador y eso siempre nos va a interesar. Es fuerte que incomodar sea hacer pensar. Nos interesa que el espectador salga del cine pensando y sintiendo. Parece que tenemos miedo a sentir cosas nuevas”.

Para Marta Nieto, la apuesta del largometraje es que no contesta a las preguntas con las que el espectador llega al cine. “El corto te plantea una pregunta como un puñetazo y no te la resuelve el largo. Se queda todo el tiempo la sensación de ‘¿me vas a contestar?’. Eso es incómodo pero valioso. Es un reto como cineasta sostener esa incertidumbre. Es mejor verla con las emociones que con la cabeza”.

Sorogoyen y Peña llevan trabajando desde hace 10 años con un sistema que les está dando grandes éxitos. “Cada uno examina la parte del otro. Ahora me resultaría muy difícil escribir solo. Escribir con alguien es cómodo y un reto porque lo que quieres es convencer al otro y das lo mejor de ti”. Ambos idean la película juntos, la escaleta, las tramas y los personajes, pero cuando hay que escribirlo “nos separamos, ella se queda con una mitad y yo con la otra mitad y, cuando sea que hemos pactado devolver lo escrito comienza la pelea dialéctica por cambiar cosas”, explicó Sorogoyen.