donostia ? Las trabajos arqueológicos desarrollados desde el pasado lunes en la bahía de La Concha por la Factoría Marítima Vasca Albaola para recuperar los restos de un barco antiguo hundido, junto al muro que cierra la playa al este, concluyeron ayer sin éxito.

El director del Museo Marítimo Vasco y responsable del área de Investigación de Albaola, Xabier Alberdi, confirmó la finalización del sondeo que esta última fundación ha llevado en el arenal, a la altura del tiovivo de Alderdi Eder.

Alberdi explicó, no obstante, que durante la excavación sí han aparecido fragmentos de madera de distintas embarcaciones, que han sido trasladados para su conservación a una piscina de la Factoría Marítima Albaola en Pasaia, donde serán investigados para ver si alguno de ellos pudiera ser de interés.

El experto precisó que en caso de que esto sea así, alguno de los restos podría ser enviado a un laboratorio de Miami (Estados Unidos) en el que se datará su antigüedad mediante la prueba del Carbono 14.

El también director del Museo Marítimo Vasco precisó que, en función de estos resultados, se marcarán unas "pautas" para seguir en el futuro y concretar si merece la pena seguir buscando el pecio del que tan solo se conoce que pertenece a una embarcación naufragada antes de 1753.

En cualquier caso, a pesar de no haber obtenido los resultados esperados, Alberdi se mostró satisfecho con la intervención arqueológica realizada y la forma en la que se ha llevado a cabo, a lo largo de tres días y aprovechando los momentos de bajamar; una circunstancia que ha permitido a la ciudadanía seguir de cerca una intervención arqueológica en el centro de la ciudad algo que, por lo general, no es posible por motivos de seguridad.

En este caso, tanto el perímetro que, de una forma natural, marcaba la barandilla de La Concha, como el desnivel de varios metros existente entre la playa y el paseo urbano, han esquivado estas limitaciones y han permitido a los interesados ver las evoluciones de los arqueólogos, ayudados por una excavadora y dos motobombas en sus labores de investigación.

La existencia del pecio es conocida desde hace tiempo en la ciudad gracias a diferente "cartografía" del siglo XVIII, que documentó el punto exacto donde fue hallada la embarcación durante la construcción del muro de Guardamar iniciada en 1753 para levantar el abrigo de protección de las murallas de la ciudad.

El lienzo se construyó sobre la embarcación "e incluso parte de la estructura del barco se aprovechó para montar el muro encima, porque iba cimentado sobre pilotes de madera", recordó Xabier Alberdi quien anunció que, ante posibles nuevas actuaciones en La Concha, ya saben "dónde no hay que mirar".