Donostia - Néstor Basterretxea tocó muchos campos artísticos, también el de la fotografía, su “faceta oculta”, que ahora emerge en la sala Artegunea de San Sebastián con una exposición que reúne imágenes, en su mayoría inéditas, captadas por el escultor entre 1960 y 1974.

La muestra es el resultado de la búsqueda del comisario Peio Aguirre, entre las cajas que el creador guardaba en su casa, en el caserío Idurmendieta de Hondarribia. Allí encontró, en 2018, cuatro años después del fallecimiento del artista, entre 5.000 y 6.000 fotografías que había que ordenar y que se hallaban “en estados de conservación muy diversos”.

Finalmente escaneó 500 para preparar la exposición, que se divide en tres partes: una con las imágenes procedentes de ese fondo de Idurmendieta, otra con metraje fílmico en Super 8 que Basterretxea grabó a lo largo del tiempo y una tercera que muestra 240 fotografías del artista en un ensayo audiovisual realizado por el propio Aguirre.

Néstor Basterretxea. A través de la fotografía, que podrá visitarse desde hoy hasta el 31 de mayo, da a conocer a un creador que fue tan heterogéneo con la cámara como en sus incursiones artísticas, en la escultura, la pintura, la obra gráfica, el diseño industrial y el cine.

El folclore vasco, las artes populares, el deporte rural, los retratos o la naturaleza quedaron reflejados en su trabajo fotográfico. Hay, además, mucha “intimidad” en su labor, imágenes tomadas en su entorno familiar que transmiten “un componente lúdico, de no trabajo”, aunque fotografió igualmente a las personas que pasaban por la casa-taller que compartió con Jorge Oteiza en Irun.

Fue un retratista que también posó para sí mismo. Es precisamente un autorretrato, tomado en Buenos Aires en 1945, el que abre la exposición. En Argentina, México, EEUU, Italia y España filmó, entre los años 50 y 80, el material en Super 8 que se puede ver ahora en esta sala que Kutxa tiene en el centro Tabakalera.