- Necesitar seguir leyendo pese a saber antes de llegar a la mitad de la novela quién es el malo, esto es lo que consigue el escritor Javier Castillo con La chica de nieve, un thriller que reflexiona sobre el amor, el mal entendido y el papel del periodismo ante un caso de desaparición infantil.

Aunque el coronavirus ha obligado a Castillo a hacer la promoción a distancia desde su casa en Málaga, su pasión y amor por el oficio de escritor llega a través del hilo telefónico porque está convencido de que Miren Triggs es el personaje “más poderoso” que ha escrito hasta ahora, y eso que con sus dos anteriores novelas ha vendido más de 650.000 ejemplares. Y lo es, según puede corroborar el lector de esta novela publicada por Suma de Letras porque es la encargada de andar todo el camino necesario hasta descubrir dónde está la pequeña Kiera tras ser secuestrada y qué es lo que ha llevado a sus captores a retenerla durante 12 años. “Todo empezó con una imagen muy concreta -cuenta a Efe Castillo-, yo suelo tener como flashes, siempre busco inspiración en todo, y recuerdo un momento en el que tenía a mi hija de 3 años cogida de la mano y la solté para que se fuera con su madre. Vi nuestras manos separándose y sentí miedo, y a partir de ahí intenté abordar una novela que reflejara todos mis miedos como padre y lo que significa una pérdida y tomar una decisión errónea en un momento desesperado”. Así arranca este “thriller emocional”, en concreto en la cabalgata de Acción de Gracias de Nueva York en 1998, una festividad en la que Kiera Templeton, de 3 años, se suelta de la mano de su padre para desaparecer y aparecer 12 años después. El periodo de tiempo en el que transcurre esta trama desarrollada en cortos capítulos que da saltos de tiempo centrándonos en la vida de la joven periodista Miren Triggs, en el sufrimiento de los padres de Kiera, en los por qué del secuestro de Kiera y en cómo vive la pequeña el tiempo de cautiverio.