Yolanda Campos Bergua se entusiasma al hablar del programa de este año porque, aunque no ha sido sencillo darle forma, han logrado una diversidad y una calidad que espera puedan atraer a personas muy diferentes. Hay tiempo hasta el día 19 para disfrutar de la vanguardia.

Apenas restan unas horas para que empiece un certamen muy especial, dadas las circunstancias.

-Ha sido un año muy complicado para todos y, aunque en todo momento hemos trabajado en el festival, cuando se produjo el confinamiento pensamos que íbamos a tener que suspender. Pero siempre nos quedó la esperanza de que la situación se iba a revertir, y así fue. A partir de ahí, tuvimos que cambiar planteamientos, hablamos con los espacios y nos preparamos para adaptar las actividades a los protocolos. Y al final, aquí estamos.

Ha habido festivales que han optado por los ‘streamings’ y por la vía tecnológica.

-Sí. Y nosotros también nos lo planteamos, pero si la pandemia ha perjudicado a algo dentro del ámbito cultural es a la experiencia artística en vivo. El streaming nos parece una herramienta muy válida, pero difícilmente puede llegar a sustituir a la presencialidad. Además, nosotros trabajamos con unos recursos tímbricos sumamente sutiles, y eso es muy complicado de captar a no ser que hagas un streaming de muchísima calidad, lo que supone una versión económica con la que en estos momentos no podíamos contar. Así que lo descartamos directamente.

Aparte de las condiciones en las que ha tenido que diseñarse, ¿qué tiene de especial esta sexta edición del NAK?

-En esta sexta edición se cumple un sueño que teníamos Ignacio (Fernánez Galindo) y yo, y es presentar la música sin etiquetas. Siempre he pensado que no se hace el suficiente trabajo en contextualizar programaciones en las que quepan tanto la música del pasado como la música de vanguardia, la que se hace hoy. Y para nosotros, toda la música es música, una y otra. Había que encontrar la fórmula para poder hacer este planteamiento, con propuestas interesantes que respaldaran este leitmotiv. Nuestros maestros y referentes son, por supuesto, los grandes compositores y compositoras clásicos, de música culta. Ellos nos han dado herramientas para aprender a desarrollar nuestro propio estilo, sin ellos no seríamos nada. Ese trabajo está ahí y hay que reconocerlo. Pero nosotros también hacemos nuestra música.

¿Se trata de avanzar y de no repetir las mismas interpretaciones siempre con pequeñas variaciones?

-Eso es. Las vanguardias, ya sean de música, de arte, de pensamiento o de investigación nos permiten avanzar como sociedad. Es lo que hicieron todos aquellos pensadores que en su día plantearon cánones de pensamiento diferentes a los establecidos. Nosotros este año queríamos recordar los orígenes porque son importantes, pero a la vez afirmar que tenemos que ir construyendo un futuro más allá de lo que conocemos. Tenemos la inquietud de experimentar con sonidos, y en la medida en que evolucionas, también se abre tu mente. Es como viajar. Cuando viajas, conoces culturas y personas diferentes y esto es lo mismo, nosotros proponemos un viaje.

Muchos artistas y pensadores evolucionaron, en efecto, a hombros de gigantes, y en muchos casos fueron fuertemente criticados.

-Es que hasta el propio Beethoven fue un incomprendido. Los grandes maestros musicales a los que ahora estamos totalmente acostumbrados en su día fueron grandes rompedores. Fíjate Chopin, con esas armonías cromáticas tan complejas, o Liszt o Stravinsky... En el estreno de La consagración de la primavera se armó un lío tremendo. Ellos también fueron revolucionarios y si no hubieran innovado, la música no habría evolucionado. Es que nos podemos quedar en casa escuchando siempre lo que nos gusta y lo que nos parece cómodo.

Hay que atreverse y salir de la zona de confort.

-Eso es. Hay veces que se necesita un revulsivo para aprender y para avanzar. Pasa igual con la lectura, por ejemplo. Si solo lees libros sencillos, jamás aprenderás palabras nuevas. Pues esto es exactamente lo mismo. Además, a mí me cansa particularmente que se diga en general ‘no me gusta la música de vanguardia’.

Tan diversa.

-La componen corrientes estilísticas sumamente distintas que no tienen nada que ver las unas con las otras. Es como decir ‘no me gusta el cine español’. El cine español no es un género en sí mismo, como no lo es la música de vanguardia, y de entre todas las obras que se han compuesto desde principios del siglo XX hasta hoy alguna habrá que te guste. Hoy hay mucho atrevimiento con la música y con todo y la gente a veces tiende a opinar sin haberse informado antes.

¿Pasar de la quinta a la sexta edición es dar un paso significativo hacia la madurez del programa?

-Y genera responsabilidad porque queremos superarnos cada año. Aunque a la vez queremos mantener unas líneas muy importantes. Este festival es un punto de encuentro entre creadores y público que no sería posible sin esas sinergias que tenemos con los numerosos colaboradores del festival. Nos gusta que a nivel institucional y también asociativo haya muchas entidades pasando por el programa, algunas permanentemente. Consideramos que eso es un valor. Este año también vamos a abrir nuevos caminos, como la línea educativa. Lástima que el proyecto con el Conservatorio no se haya podido realizar, implicaba a tres departamentos y a más de 35 alumnos, pero tuvimos que cancelarlo cuando se suspendieron las clases presenciales. No pasa nada, lo recuperamos el año que viene, cuando también trabajaremos otras vías.

¿Como cuáles?

-Pues, por ejemplo, el otro día sacó un informe la Asociación de Mujeres en la Música, hablando de la tremenda desigualdad que sigue habiendo aun en cuanto a compositoras. NAK tiene mucho que hacer todavía en ese sentido y a partir del año que viene abriremos vías en ese sentido, sin ninguna duda.

Explíqueme este lema de ‘(R)Evolución’ del festival de este año.

-NAK iba a ir sobre la evolución entre tradición y vanguardia, pero incorporamos esa ‘R’ quizá porque toca empezar a reivindicar ciertas cosas ahora que llegamos a la sexta edición. Además, pensamos que no se está haciendo todo lo que se debería en el ámbito de la cultura, y también queríamos subrayarlo. Porque los creadores se mueven, en estos tiempos están demostrando una resistencia a prueba de bombas, pero, claro, algo más hay que hacer. Aprobar el Estatuto del Artista de una vez, por ejemplo.

Inauguran mañana con un cuarteto -Kuarist- que debuta precisamente en el NAK.

-NAK siempre ha emparejado a grandes artistas con gente que está empezando desde nuestra tierra. Kuarist está formado por cuatro jóvenes que tienen una trayectoria personal muy sólida. Era cuestión de tiempo que se encontraran y también que su camino se cruzara con el del NAK. Están ilusionadísimos, creo que va a ser un debut espectacular y aunque ellos nos agradecen la oportunidad, creo que somos nosotros quienes deberíamos darles las gracias.

¿Qué me puede decir de DJ Amsia y de su propuesta de ruidismo?

-El ruidismo es la evolución de la música electrónica, pero no la de las pistas de baile; va un paso más allá. Es una música que conlleva un proceso conceptual más intenso. Javier Úcar trabaja con secuenciadores y música programada, pero en el directo incorpora también su propio proceso, con instrumentos tradicionales o acústicos. Si estamos hablando de la evolución musical teníamos que incorporar su propuesta sin duda, y creo que va a atraer a otros públicos, como a todos los DJ de Pamplona, por ejemplo (ríe).

¿Qué hay de Klexos y de Feedback?

-Klexos viene de Extremadura y Feedback, de Sueca. Son gente que ya está a un nivel internacional y lleva la evolución a otros caminos. Klexos no solo ofrece música, sino también un espectáculo de performance y medios audiovisuales. Y Feedback practica más la evolución tímbrica, lo que ha propiciado que compositores hayan creado obras directamente para ellos.

El sábado se producirá una sinergia muy especial partiendo de la Coral de Cámara de Pamplona.

-Hacía tiempo que queríamos contar con ellos y este año ha llegado el momento. Es un concierto en el que confluyen la Coral con Dorota Grzeskowiak, que es la cantante de Garaikideak, y con José Luis Echechipía, que pertenece a la Asociación Navarra de Amigos del Órgano. Aquí se cumple nuestro objetivo de buscar sinergias, que ahora debe ser más importante que nunca, porque tenemos que todos juntos. Este concierto, igual que otros, ha sido complejo de montar. Sin el compañerismo y la paciencia que han mostrado todos los artistas creo que yo habría dado un paso para atrás. Pero nos han arropado tanto que decidimos ir adelante.

La clausura servirá para celebrar los 10 años de Garaikideak, la base del NAK.

-En realidad teníamos cerrados varios conciertos para celebrar el aniversario y mostrar al mundo, fuera de nuestra tierra, todo el repertorio de obras que hemos creado en este tiempo. Pero, claro, llegó la pandemia y tuvimos que aplazar todos salvo el de Baztan hace un mes. Así que el concierto del día 19 será tremendamente especial. Partimos de una época que nos encanta, que es el Ars Nova, una corriente estilística que se dio desde finales del siglo XIV y durante el XV. Supuso una ruptura con la música de la Edad Media, creando sistemas compositivos más complejos que permitieron evolucionar hacia la polifonía.

De nuevo, el concepto evolución.

-Eso es. Esta corriente tendió un puente hacia la música del Renacimiento. Nosotros hemos tomado como referencia varias formas de aquella época, que, por supuesto, causaron tremendas broncas con los guardianes de la tradición, para crear obras nuevas. Va a ser un concierto muy potente, con cuatro estrenos, uno de ellos de Sonia Megías, que es nuestra invitada y que vendrá con su grupo, Dúa de Pel, con el que canta un repertorio tradicional. Ella cerrará el concierto con su obra. Será algo extraordinario, y toda la cita estará envuelta con las videocreaciones de Martin Etxauri. Va a ser algo bonito e íntimo a la vez que invitará a la reflexión y que pondrá un broche de oro a la programación.

“El ‘streaming’ es una herramienta muy válida, pero difícilmente podrá sustituir a la presencialidad”

“Los grandes compositores a los que ahora estamos acostumbrados en su día fueron grandes rompedores”

“Sin el compañerismo y la paciencia mostrada por todos los artistas, creo que este año yo habría dado un paso atrás”