- Distopía, revolución social y un aviso para los tiempos que corren son los ingredientes del cineasta mexicano Michel Franco en su último trabajo, Nuevo Orden, un drama de aires apocalípticos con el que opta al León de Oro de Venecia.

La película, la única en español dentro de la Selección Oficial de la Mostra, se centra en una rica familia mexicana que celebra una boda en su mansión mientras fuera resuenan los ecos de una fuerte subversión social fruto de la desigualdad y las ansias de venganza. La mayoría más pobre de la sociedad se rebela contra las élites acomodadas y minoritarias para someter a sus miembros al maltrato, las ejecuciones sumarias y el pillaje. Una pesadilla ambientada en un inquietante futuro muy próximo que podría incluso ser mañana. “Para mí es un modo de pedir que no se llegue a ese punto”, dijo el director en rueda de prensa, que le acogió con aplausos.

Franco (Ciudad de México, 1979) no ha dejado a nadie indiferente en Venecia con esta trama perturbadora con aires de crítica social y actual sobre la caída de un sistema político y el surgimiento de uno nuevo bajo la bandera de la revolución, puede que más injusto. Y lo hace a través de los ojos de una de las hijas de la familia pudiente cuando está a punto de casarse, interpretada por Naian González Norvind, pero también de sus trabajadores domésticos. Se trata de hecho de una advertencia muy vigente hoy en día. El director de otras cintas como Después de Lucía (2012) y Las hijas de Abril (2017) empezó a escribir “o al menos a pensar” en el guión hace cinco años y lo terminó hace tres. Pero entonces, subrayó, nada le hacía pensar que las protestas iban a extenderse por todo el planeta: los chalecos amarillos en Francia, el Black Lives Matter en Estados Unidos o las revueltas en Chile, Colombia o Hong Kong.

“Cada país por motivos distintos afronta situaciones de este tipo y la gente está descontenta. Temo que los Gobiernos no aprovechen la posibilidad de controlarlo”, sostuvo. No obstante su Nuevo Orden, el que pone del revés el sistema, no parte como “un planteamiento realista” pues las sociedades “no van a llegar a eso”.

La actriz Mónica del Carmen, que da vida a la asistente Marta, cree que la cinta ayuda a “cuestionarnos nuestra perspectiva de la desigualdad”. Y sabe de lo que habla: “Vengo de una comunidad de indígenas en el estado de Oaxaca y he vivido cerca de personas para las que es difícil acceder a la salud, la justicia y el bienestar, algo a lo que todos tendríamos que tener derecho”, aseguró en la presentación.

Franco no escondió que pertenece a “la clase privilegiada”, pero expresó su deseo de que nadie en México se sienta “directamente atacado”, porque su película “no es pro izquierda ni pro derecha”. “Es un futuro cercano que no ha sucedido ni va a suceder, no hay que tomarse mi imaginación con mucha libertad”, recomendó. Pero al mismo tiempo aseguró que si su obra ha creado conmoción es porque “pone el dedo en la llaga en temas que están ahí”: de nuevo la desigualdad, la pobreza, la escasez de bienes o la prepotencia de la “clase” dominante. “Hay sesenta millones de pobres (en México) que generación tras generación han visto que no hay manera de salir adelante ni mejorar, el sistema está hecho para que nada cambie”, denunció el realizador.

“El sistema está hecho para que nada cambie, para que no se acaben la pobreza ni la desigualdad”

Cineasta