El 2020 iba a ser el año de 'Cobardes': en febrero editaron su primer disco, Ceniza y viento (El Dromedario Records) y en marzo comenzaron una gira de presentación con la que iban a recorrer todo el Estado. Sólo pudieron ofrecer dos conciertos, en Madrid y Burlada, el 6 y 7 de marzo. A los días, el coronavirus paralizó el mundo. En este tiempo, eso sí, no han dejado de crear nuevas canciones y de ensayar, según desvela Javier Janices Cordobés, voz y guitarra de la formación. Y mañana, por fin, se reencuentran con los suyos en Tótem.

El 2020 no ha sido un año fácil para Cobardes y tras varias cancelaciones, ¿el concierto de mañana en Tótem servirá para quitarse la espinita, aunque sea raro eso de tocar para público sentado?

-Mejor eso que tocar para nadie o no tocar. Y tocar para gente sentada es algo a lo que, de momento, nos vamos a tener que acostumbrar. Pensaba que en el rock no se podían poner sillas, pero lo han conseguido (risas).

Si entendemos Ceniza y viento, vuestro primer trabajo, como una declaración de intenciones, ¿cuáles son los pilares de esta presentación?

-Es un rock sin mucha floritura, el rock como nosotros lo hemos mamado, escuchando a Marea, La Fuga... No somos grandes virtuosos con el instrumento ni somos músicos profesionales, pero está hecho con todo el cariño. Ese es nuestro pilar fundamental, echamos muchas horas y hasta que una canción no pasa el filtro de los cuatro, no la damos por buena.

Un “rock sin mucha floritura”, en el que cobran protagonismo los riffs y estribillos pegadizos.

-Sí, al final cada uno juega con su baza. Jugamos con ese punto de que las canciones tengan ese punto pegadizo, que sean fáciles de cantar... Y eso es lo que intentamos mantener, es rock melódico.

¿Qué papel ha jugado en el disco Kolibrí Díaz -guitarrista de Marea-, como parte responsable de la grabación, mezcla y máster?

-Estuvo ya viniendo al local unos meses antes de meternos al estudio para escuchar las canciones y retocar cosillas. Nos hemos dejado aconsejar por su experiencia, porque nos decía que en directo en una canción se pueden hacer muchas cosas, pero que luego en un disco, esas cosas quizá no funcionan. Y lo grababas y hostia, es verdad. La verdad que nos enseñó un montón, fue una masterclass y estabámos todos como esponajas.

Kolibrí ha colaborado también en una de las canciones, pero no es el único: en Ceniza y viento contáis con otros padrinos de lujo, como son Iñaki Uoho Antón y Rulo…

-Sí, y por ejemplo para mí Rulo es de mis artistas favoritos, era un sueño colaborar con él... Bueno, no era ni un sueño, ¿cómo cojones pensaba yo que se iba a poder dar la ocasion de que cantase con nosotros? Y lo mismo con Uoho y Kolibrí. No se qué colaboración me hace más ilusión. Aunque sí que Mis tacones, la canción en la que colabora Kolibrí a la guitarra, para mí es una perlita. El mensaje me toca de cerca porque una persona cercana a mí sufrió bullying y fue una situación jodida. Y de momento, de las canciones que tengo escritas, Mis tacones es la que más me emociona.

Es además el tema más reivindicativo en un disco en que nos encontramos con canciones como Rodeada de idiotas, Romeo y Julieta, Princesa en paro... ¿Las letras tienen cierto poso femenino?

-Sí, las demás pueden ser más comunes de amor y de desamor, que es igual al palo que vamos a morir todos. Tambien nos ha tocado sufrir eso.

Sin embargo, musicalmente, los temas se alejan de la melancolía o tristeza. Son muy vivas.

-Sí, ya que muchas de las canciones tienen ese punto tristoncete, tampoco las queríamos hundir . Aparte, que hay un desamor pero que ahí no acaba ni termina todo. Es algo que hay que pasar y para delante, ni el primero ni el último.

Al hilo del título del disco, ¿qué queda cuando el viento sopla y la ceniza vuela?

-El título es porque al montar el grupo, todos veníamos de otras bandas que en su día quedaron apagadas, y de ahí nació Cobardes.

¿Cuánta valentía recae en la decisión de llamarse Cobardes?

-Lo de Cobardes venía ligado con la canción de Mis tacones, porque era un grito de reivindicación, de que todos tenemos ese punto cobarde. Vemos cosas que sabemos que están mal, pero miramos a otro lado para que las hostias no nos vengan a nostoros y le sigan yendo a otro. O dejamos de hacer cosas por el qué dirán y no actuamos libremente... Creo que todos, y nos incluyo a nosotros cuatro, somos un poquito Cobardes.

¿Qué concierto habéis configurado para esta presentación de Ceniza y viento en casa?

-Va a ser la presentación del disco que nos ha dado tiempo a presentarlo y también vamos a tocar alguna canción nueva. Además, queremos animar a la gente a venir, que parece que les da mucho respeto y lo puedo entender... Entiendo que haya miedo, pero va a estar muy bien preparado todo. La cultura ya ha demostrado que está haciendo las cosas bien en ese sentido y han sido los primeros que han aplicado las distancias, las medidas de seguridad... en las plazas de toros no he visto tantas medidas de seguridad.

Igual toca ponerse a tocar en una plaza de toros...

-Ya, ostras que sí... Igual nos tenemos que poner el traje de torero, pero no tenemos percha como para calzarnos eso, ¿eh? Nos iba a apretar por todos lados (risas).