Ya antes del exitoso estreno de Patria, serie de la que firmó cuatro de sus ocho capítulos, Viscarret (Pamplona, 1975) estaba volcado en sus nuevos proyectos. El primero de ellos, el rodaje de Desde la sombra, historia que dirige y que ha coescrito junto a David Muñoz. Producida por Tornasol y Desde la sombra del árbol AIE, en coproducción con la belga Entre chien et loup, la película, que se rodará íntegramente en la capital navarra, narra la peripecia de un hombre que, atrapado en un armario, desencadenará una serie de acontecimientos con consecuencias para sí mismo y para los que le rodean. Situaciones surrealistas, extrañas, cómicas y saltos en el tiempo estructuran esta propuesta que pivota entre un lado misterioso y otro mágico. El director pamplonés comenta el trabajo en conversación telefónica después de una jornada -la del viernes al sábado- que acabó de madrugada.

Cuando charlamos en septiembre, pocos días antes del estreno de Patria

-Así es. En los rodajes siempre tienes que estar concentrado y alerta, y en este también, pero no dejo de sentirme afortunado. En la situación tan delicada que estamos viviendo me siento agradecido por el hecho de que los productores hayan mantenido el calendario y hayan creído adecuado hacer esta película ahora. Ya me conoce, la cautela sigue en mí (ríe), llevamos dos semanas, vamos a paso a paso, pero de momento hay que estar contento, sí.

Parece una pregunta de perogrullo, pero ¿es el rodaje el momento que más disfruta de todo el proceso, más que la escritura del guión, de la preparación o del montaje?

-Creo que con los años estoy aprendiendo a disfrutar más. Anoche (por el viernes), rodando de madrugada y tratando de controlar los límites de tiempo, me vino a la cabeza una frase que me dijo Fernando Trueba durante el rodaje de Bajo las estrellas. Recuerdo que estábamos en una jornada nocturna con Alberto San Juan y Julián Villagrán y supongo que Fernando me vio con cara de estar reconcentrado, muy alerta, pasándola canutas porque se iba el tiempo, porque quería hacer más planos... Vamos, la lucha de siempre, y me dijo que disfrutara, que lo que estaba haciendo era para sentirse afortunado. No digo que no disfrutara, sino que cuando eres joven lo vives todo con otra intensidad, y si la secuencia que estás rodando es dramática, tú también la vives así. Sin embargo, ahora, con el paso de los años, me di cuenta de que he aprendido a disfrutar más, a pesar de que en todo rodaje estás en tensión desde el minuto cero hasta el final de la jornada.

Está rodando su tercer largo de ficción, que habrá a quien, después de todos los años que lleva en activo, le parecerá poco, sobre todo si no tiene en cuenta las series de gran formato, con capítulos que eran películas en sí mismas, que ha grabado durante años. ¿Ponerse a los mandos de un largometraje es distinto, especial?

-Sí. Ahora mismo es muy bonito poder rodar una película en un tono muy original. Ojalá que todo siga por el camino que hemos marcado, porque creo que estamos pudiendo apostar con calma, pero con riesgo, por una dirección original de una película especial, diferente, y eso se coge con muchas ganas. Sobre si pasan muchos o pocos años entre proyectos personales y otros trabajos, precisamente, en mi siguiente proyecto, Una vida no tan simple, me rio y hago bromas con estas cosas. Con cómo la vida va pasando y la gente te pregunta cuándo vas a hacer otra de tus películas personales, y yo respondo siempre ‘si todo va bien y todo sigue su curso’. Ahora estamos en uno de esos momentos.

Además, cuando hizo su ópera prima, Bajo las estrellas

-Efectivamente. Mi trabajo anterior fue dirigir la primera mitad de Patria, y el nivel de medios y el equipo técnico y artístico que tuve en ese caso y el que tengo ahora te hace ver que, como bien dice, ya no hay una frontera clara entre determinadas ficciones para televisión o plataformas y otras para cine. Todo se ha unido muchísimo. Además, como director, te diría que no noto la diferencia entre si lo que estoy dirigiendo es un corto, un largometraje o una serie. Tienes la misión y el reto de crear una historia, de dar vida a una serie de personajes y no te paras a pensar en si eso luego lo vas a montar en un formato de 50 minutos o de hora y media.

Incluso hoy en día las series comparten festivales y entregas de premios con las producciones cinematográficas más clásicas. ¿Qué sintió al ver a Elena Irureta recoger -acompañada de Ane Gabarain- su Forqué por su papel de Bittori en Patria?

-Me sentí muy bien. Para mí, como director, el gran disfrute de estar al frente de la primera mitad de Patria fue el trabajo con esas pedazo de actrices. Yo siempre decía que estos cuatro primeros capítulos se apoyaban en la relación entre madres e hijas y en los conflictos entre ellas, así que fue emocionante ver a las dos sobre el escenario recogiendo el premio de Elena. Las dos son súper entregadas, muy majas y con un recorrido profesional muy largo a sus espaldas, así que el reconocimiento fue muy bonito.

Volviendo a Desde la sombra

-Fueron los productores, Mariela (Besuevsky) y Gerardo (Herrero), quienes me lo propusieron. Yo estaba con otros proyectos a medias y vi que iba a ser mucho más fluido si coescribía con alguien, así que ellos me animaron a contactar con David, porque ya habían contado con él en el pasado. Y aunque no nos conocíamos, amigos comunes también me dijeron que podíamos entendernos bien. Lo más bonito fue que en nuestra primera reunión resultó que los dos habíamos tomado notas muy parecidas sobre la novela. Coincidíamos bastante sobre las cosas que creíamos que iban a tener cabida en la película y sobre qué cosas había que simplificar o adaptar. Fue muy divertido. Y lo mejor es que hace unos días, cuando Millás visitó el rodaje parecía muy contento e ilusionado. Lo tendría que decir él, claro, pero le gusta el guión y ve con satisfacción y con buen humor los cambios que se han hecho para adaptar la novela a la película. O eso es lo que me transmitió.

Supongo que ya se lo han comentado, pero Millás es un escritor que le pega por aquello de que crea personajes al margen, con una mirada diferente y original de la vida.

-Cuando los productores me comentaron que creían que se podía levantar una película basada en esta novela, me encantó. Pocas veces le proponen a uno trabajar con el material de un escritor que admira, con un universo propio tan original, tan suyo, pero que al mismo tiempo conecta con lo que a mí como director me gusta explorar. Desde la sombra tiene personajes excéntricos y navega entre el humor surrealista o absurdo y situaciones conlindantes con otros géneros, como el suspense. A priori tenía tanto, era un caramelo tan apetecible, que tenía claro que tenía que estar. Para los mundos en los que a mí me gusta jugar, era un regalazo.

¿Se lo ha comentado?

-Siempre he pensado que él (Millás) es a la literatura lo que Charlie Kaufman es al cine. Debería haber más adaptaciones de sus novelas. Y lo divertido es que a medida que he conocido un poco más a Millás, me ha confesado que es igual de fan de Kaufman y de películas como Más extraño que la ficción. Y yo decía “claro, si es que es normal” (ríe). Los dos navegan en unos mares en los que a mí también me gusta mucho zambullirme.

El punto de partida de la historia de Millás puede parecer un poco marciana, pero hay momentos en que hay que irse a los extremos para hablar de asuntos tan humanos como los sueños y los deseos que en este mundo de prisas y obligaciones casi siempre tenemos aparcados.

-Exacto, y uno de los grandes méritos de Millás es que sabe plantearnos una situación cotidiana en la que hemos estado todos y apuntar los deseos, los miedos, las ansiedades que hemos vivido en esos momentos. Pero lo mejor es que él los lleva un poco más allá y los observa desde otros puntos de vista, de forma que, a la vez que nos identificamos, nos sorprende. Ahí está su brutal genialidad. En Desde la sombra, toca cosas que todos hemos sentido: ese deseo de cambiar de vida, de desaparecer, de empezar de cero, de preguntarnos cómo sería nuestra vida si en lugar de estar nuestra piel estuviéramos en la de esa persona o de esa familia que vemos una noche de invierno a través de la ventana. Millás te da ese empujoncito y te coloca en ese otro lado de la realidad. Ahora mismo todos estamos experimentando situaciones anómalas como tener que permanecer entre cuatro paredes, con restricciones para salir, etcétera, y resulta que su novela ya planteaba cuestiones similares hace unos años. Por eso hacer esta película ahora cobra una interpretación metafórica añadida.

¿Quería a Paco León desde el principio?

-Al principio fue como soñar a lo grande y desear que le pudiera interesar. Me acuerdo que coincidí con él en el cumpleaños de un amigo común y le dije que le iba a llegar de los productores una novela muy marciana, en el buen sentido, que creía que tenía una película muy original. Y lo maravilloso que él ha dicho siempre es que cuando le llegó el guión no pudo parar de leerlo hasta que lo acabó. Se había pasado todo el tiempo en tensión queriendo ver hacia dónde iba la historia. Ojalá sepamos llevarla a buen término para que la película transmita esa sensación.

En el reparto también está Susana Abaitua, con la que repite después de Patria

-Sí. Además de ser una actriz tremenda, es un amor. En todos los proyectos coincides con gente con la que te encantaría volver a encontrarte, y cuando le comenté a Abaitua esta oportunidad, fue bonito saber que el sentimiento era recíproco. El lunes (1 de febrero) empiezo a rodar lo más importante de sus secuencias y tengo muchas ganas. Sé que lo va a llenar todo de esa luz y de esa energía tan genial que tiene.

“Siempre quise a Paco León, y es genial, porque siempre dice que cuando le llegó el texto no pudo dejarlo hasta terminarlo”

“Estamos apostando con calma, pero con riesgo, por una dirección original de una película especial, diferente”

“En nuestra primera reunión de guión, David Muñoz y yo habíamos anotado casi las mismas cosas de la novela”