n abril de 2012, cuando Amos Vogel murió a los 91 años, se publicó un obituario en The New York Times que reflejaba una realidad, y es la tremenda huella que este curador, profesor, distribuidor y escritor había dejado en la comunidad artística e intelectual de la ciudad desde distintas iniciativas, pero sobre todo desde Cinema 16, sociedad que creó junto a su esposa, Marcia, "para el cinéfilo adulto". En el texto del emblemático rotativo escribían personalidades como Martin Scorsese, que le calificaba de "gigante", y el mismo periodista afirmaba que Vogel "había ejercido una influencia en la historia que pocos no cineastas pueden reclamar". Con motivo del centenario de su nacimiento, el 18 de abril de 1921, Punto de Vista le rinde homenaje a través de una retrospectiva comisariada por Alexander Horwath y Regina Schlagnitweit. Las sesiones, divididas en seis programas, se pueden ver hasta mañana en la Filmoteca de Navarra y durante más tiempo también en la plataforma Festival Scope que el certamen ha montado este año para exhibir gran parte de su programación on line.

Vogel, originalmente Vogelbaum, creció en el seno de una familia progresista de Viena y asistió a la Secundaria durante el austro-fascismo y el Anschluss nacionalsocialista de 1938. Justamente por eso, huyendo de lo que se avecinaba, la familia se exilió en Nueva York. A Amos le fascinaban los libros y las películas y su sueño era convertirse en escritor. En otoño de 1947, cuando todavía era estudiante de la New School for Social Research de Manhattan, fundó con su mujer Cinema 16, una sociedad donde se proyectaban "películas que no se pueden ver en otros lugares" y cuyos programas desafiaban cualquier tipo de clasificación convencional. Esta iniciativa, que prontó sumó 7.000 socios, renovó el espíritu de los cineclubs de entre guerras y sorteó la censura y se convirtió en "un semillero" por el que pasaron, "ya fueran solo como espectadores o directamente como colaboradores" intelectuales y creadores/as como el sociólogo Siegfried Kracauer, la filósofa y escritora Susan Sontag y el cineasta Jonas Mekas, entre otros.

Cinema 16

El florecimiento del cine independiente en EEUU

El cine y el arte que se generó en la ciudad en los años 60 "se basa en lo que Cinema 16 propuso durante una década y media", comentan Horwarth y Schlagnitweit, que mantuvieron su primer encuentro personal con Vogel en 1993. "Para cuando Amos cerró la sociedad en 1963 y se convirtió en cofundador y codirector del New York Film Festival, la cultura cinematográfica americana se había convertido en una criatura muy diferente y Cinema 16 había jugado un papel determinante en esta transformación", agregan. Abundando en esta idea, insisten en que el florecimiento de un cine independiente y no comercial en la escena estadounidense "está fuertemente ligada" a este proyecto. "Amos trasladó a esta sociedad el modelo de los cineclubs europeos y creó una audiencia mucho más extensa, convirtiéndose también en distribuidor. Era consciente de la necesidad de generar un espacio cultural e intelectual para ver y debatir películas, del mismo modo que se hacía en el ámbito de las otras artes, para que el cine saliera de la estrecha definición de entretenimiento de masas". De esta manera, Vogel se tornó en "aliado de los nuevos independientes, como Maya Deren, Kenneth Anger o Stan Brakhage", poniendo en valor también a sus mayores, casos de Jean Vigo, Luis Buñuel o Carl Dreyer.

Un optimista

El cine como arte subversivo

Uno de los principios sobre los que se apoyaba la acción del curador vienés era su creencia en el poder subversivo del arte en general y del cine en particular. De hecho, en 1974 publicó el libro Film as a subversive art, en el que realiza 600 miniensayos sobre diferentes películas experimentales y de culto. "Este volumen demuestra que Amos no estaba interesado en la provocación por la provocación; su idea sobre la subversión hundía sus raíces en la política, la filosofía y su experiencia vital", señalan los coordinadores de esta retrospectiva de Punto de Vista. Además, "él buscaba las 'armas' subversivas de las películas en distintas áreas, ya fuera la estética, la temática o el punto de vista". Y es que "no podemos obviar estas facetas, ya que cualquiera de ellas puede confrontar a la sociedad con sus mayores tabúes, como la religión, la sexualidad o la muerte". Sin embargo, sabedor del poder transformador o incluso de respaldo de determinadas ideas o acciones políticas que tienen algunas películas, Vogel no quería confundir el cine con la política, ya que, según decía, este "es su propio parlamento o revolución o gobierno autoritario".

Para Horwarth y Schagnitweit, hoy en día podemos encontrar cine subversivo "por todas partes", aunque, como es lógico, los discursos hegemónicos que confronta son diferentes y "lo que es considerado ortodoxo o contestatario en un determinado medio quizá no lo es en otro". A lo que hay que añadir que hay formas de expresión ampliamente aceptadas frente a otras que no lo son tanto dependiendo del momento histórico. En ese sentido, defienden que un corto "juguetón" como Yippies (1968) -que forma parte del ciclo retrospectivo- "podría ser más subversivo hoy que The Trial of the Chicago 7 (2020), de Aaron Sorkin, y ambas películas abordan el mismo asunto". Todo depende de lo que "nuestra tribu considera que es evidente de por sí".

El ciclo

Las combinaciones inesperadas de Vogel

Los comisarios de esta programación han seguido el criterio que el propio Vogel empleaba para montar las sesiones de Cinema 16. "No era un propagandista de un tipo específico de cine o de un grupo concreto de cineastas. Era selectivo en términos de calidad, pero increíblemente abierto, sin prejuicios, en lo que respecta a las llamadas formas de cine mayores o menores", apuntan. Y siguen: "Le encantaba combinar diferentes tipos de películas en la misma sesión y el público se encontraba con materiales inesperados que a priori no parecían encajar. La audiencia procedente del arte se sorprendía o incluso irritaba ante los filmes científicos y la más social tenía que lidiar con la experimentación formal. Se podría decir que Amos fue un precursor de las políticas de diversidad y al mismo tiempo un promotor de la tolerancia para la ambigüedad".

La retrospectiva que aloja esta semana la Filmoteca de Navarra sigue esa línea, con 30 títulos "que nos han atrapado intensamente en los últimos años". "Los seis programas giran en torno a los conceptos clave y temas y momentos importantes en la vida y el trabajo de Amos", como son "la experiencia del exilio en Nueva York; el solapamiento entre acontecimientos históricos y emociones privadas; la contracultura de los años 60 y 70; la pedagogía y la forma en la que los niños tratan con el placer y el dolor; el lado místico e irracional del cine, que abordamos con un musical, y la idea de un mundo al revés".

Alrededor de la mitad de los títulos que se exhiben fueron escritos o proyectados por Vogel, pero también hay otros que "son un poco como nuestro capítulo de sugerencias para él". "Esté donde esté ahora, creemos que tendríamos grandes debates sobre ellos con él", terminan.

Hoy.

-A las 16.45 horas: March 26, 2020: How little Lori visited Times Square Read bay Matthew, de Amy Bowman (EEUU, 2020); Rentrée des classes, de Jacques Rozier (Francia,, 1956); J'ai huit ans, de Yann Le Masson, Olga Poliakoff, from an idea by René Vautier (Túnez, Francia, 1961); Saute ma ville, de Chantal Akerman (Bélgica, 1968); Solitary Acts #4, de Nazli Dinçel (EEUU, 2015), y World of Tomorrow, de Don Hertzfeldt (EEUU, 2015).

-A las 19.30 horas: 6/64 Mama und Papa, de Kurt Kren (Austria, 1964); Yippies, de Yippie Film Collective (EEUU, 1968), y W.R.-Los misterios del organismo, de Dusan Makavejev (Yugoslavia, 1971).

Mañana.

-A las 16.45 horas: Fireworks, de Kenneth Anger (EEUU, 1947); La Taranta, de Gianfranco Mingozzi (Italia, 1962); Zdravi Ljudi Razonodu (Litany of Happy People), de Karpo Godina (Yugoslavia, 1971); Asparagus, de Suzan Pitt (EEUU, 1979); Film ist 3.1, de Gustav Deutsch (Austria, 1998), y Oh My Homeland, de Stephanie Barber (EEUU, 2019).

-A las 19.30: Men and Dust, de Lee y Sheldon Dick (EEUU, 1940); Verkehrte Welten (Living in a Reserved World), de T. Erismann e I. Kohler (Austria, 1954); La fórmula secreta, de Rubén Gámez (México, 1965), y The External World, de David O'Reilly (Irlanda, Alemania, 2010).

Según Vogel. "Hoy en día, cuando la gente me pregunta cómo puedo ser optimista en cuanto a las posibilidades de la política progresista o del arte subversivo, digo: 'Me fío más de mis enemigos que de mis amigos'. Estoy convencido de que mis enemigos continuarán cometiendo las mayores injusticias y, por lo tanto, inevitablemente, provocarán una revuelta por parte de aquellos que están siendo excluidos o reprimidos por medios artificiales y por la fuerza. El poder del impulso artístico que crea lo que llamamos la vanguardia no puede ser superado; siempre se levantará de nuevo".

"El cine que se generó en Nueva York en los años 60 se apoya en la acción de Cinema 16 durante más de una década"

Comisarios de la retrospectiva de A. Vogel