Nos encerramos en casa, con nosotras mismas, y redescubrimos el placer de vivir más lentamente. Sin prisas, sin esos tengo que que anulan muchas veces nuestra capacidad de conversar, de escuchar, de pensar. Y leímos. Leímos más que nunca, frente a una pantalla o, mucho mejor aún, con un libro entre las manos.

Desde el confinamiento, los libros han sido, y siguen siendo, aliados y compañeros en esta pandemia que no acaba. Con motivo de la celebración, este viernes 23 de abril, del Día Internacional del Libro, cinco profesionales del sector -y apasionados lectores- y una lectora voraz y compradora habitual de literatura comparten en este reportaje algunas de las lecturas que les han acompañado y aportado luz en esta crisis. Son una autora, un traductor, un editor, una librera, una bibliotecaria y una lectora. Seis representantes de la valiosa cadena del libro en Navarra, desde su inicio como idea de historia incipiente en la mente de una escritora hasta su destino final, el lector.

Castillo Suárez, escritora: "Sobrellevé el encierro con la poesía de Jon Gerediaga"

La escritora en euskera y ávida lectora de poesía Castillo Suárez (Alsasua, 1976) elige, de entre "todas las perlas que se han publicado recientemente en poesía en lengua vasca", el libro de Jon Gerediaga Natura berriak, publicado por Pamiela y que, dice, "nos ofrece unas imágenes de la naturaleza muy sugerentes". "En este momento estoy trabajando en un libro en el que los elementos botánicos tienen una gran importancia, y el libro de Gerediaga ha sido un manual para sobrellevar el encierro y la falta de libertad: un claro ejemplo de la belleza de la sencillez", cuenta Castillo Suárez. Los poemas de este libro, añade, "son un ejercicio de destilación".

"Gerediaga elige cuidadosamente las palabras para que no sobre ni una sola de ellas. Sus poemas versan sobre la naturaleza, pero al mismo tiempo sobre una misma. La naturaleza nos hace felices y desgraciadas a la vez. Gerediaga se fija en el entorno y escribe sobre las cosas que perduran y las que cambian lentamente. Porque estar es vencer. Estamos vivos a medida que nos transformamos", reflexiona Suárez, quien asegura que leer le hace "mejor persona". "Me ayuda a conocerme a mí misma y a entender mejor a los demás".

Fernando Rey, traductor: "Los 112 poemas de Begoña Abad nos salvan del sinsentido"

El traductor literario al euskera Fernando Rey (Pamplona, 1961) destaca de entre sus lecturas en esta pandemia la de 112 poema biziari hegalak jartzeko,112 poema biziari hegalak jartzeko una antología poética de Begoña Abad que Denonartean ha publicado en edición bilingüe, en castellano y en euskera. "Poemas simples, profundos, con sugerencias y simbolismos hermosos y directos que nos hablan sobre la vida de cada uno de nosotros. Están llenos de sensibilidad y humanidad, y me tocan algo muy dentro. Se ha publicado una antología de 112 poemas, precisamente 112, porque es el número al que llamamos cuando la vida está en peligro, y siento que estos poemas salvan del sinsentido, de la deshumanización, del conformismo. Los he leído y releído mil veces", dice Rey.

Para el traductor navarro, la lectura es "algo hermoso, se convierte en un diálogo con otra persona, con otros mundos, otras realidades, otros puntos de vista€ Nos posibilita -no nos garantiza- salir de nosotros mismos y abrirnos a otras verdades, a la belleza, a la duda. Y para los que no somos viajeros, es un modo de viajar, sin movernos, a otros lugares y épocas", destaca, sin perder la perspectiva de que el libro, en sí mismo, es "un buen pasatiempo, de los entretenimientos más sanos".

Unai Pascual, editor: "Necesité ir a la filosofía para saber mirar lo que estaba pasando"

El editor Unai Pascual (Pamplona, 1976) reconoce que en el confinamiento la auténtica lectora fue su hija, "a la que tuve que estar contándole cuentos constantemente", dice. Aunque él también sacó sus ratos para sumergirse en el libro que compró en Chundarata el 13 de marzo, el día antes de decretarse el Estado de Alarma: Gran historia visual de la filosofía, de Masato Tanaka. "Me refugié en este ensayo ilustrado. Ni política ni nada, yo necesité ir a la filosofía y repasar de nuevo las teorías más actuales. La filosofía nos da herramientas para mirar, para pensar. Y yo necesitaba eso para saber por dónde moverme", cuenta sobre su experiencia leyendo esta obra que le dio "tranquilidad y un cierto control sobre la situación".

Al editor de Cénlit y Denonartean la literatura le ayuda " a no caer en el caos mental bestial al que nos aboca la polarización que impera: o eres creyente o negacionista, o sí o no, o blanco o negro. Quieren evitar que pensemos, o lograr que pensemos solo por un lado o por el otro", critica.

Nerea Madariaga, librera: "Los ensayos de Mary Oliver me llenaron de paz y consuelo"

Con más de veinte años de recorrido como librera, Nerea Madariaga se decanta de entre los "muchos libros excepcionales" que ha leído últimamente por La escritura indómita de Mary Oliver, editado por Errata Naturae. "Es un libro bellísimo, que recoge una serie de ensayos con la visión esta laureada poeta sobre la naturaleza, la escritura y la poesía, donde hayamos una reflexión sobre cómo estar en el mundo y cómo ser mejores, cómo relacionarnos desde la ética y la conciencia ecológica con el entorno natural y los animales y cómo esa indagación sobre la forma de vivir mejor pasa por aprender a amar este mundo". Un libro que le "llenó de paz, consuelo y belleza".

A Madariaga, además de librera gestora cultural e impulsora de ciclos como Letraheridas o el de reciente creación Oh, diosas amadas, le cuesta concebir sus días sin la lectura, que, dice, aporta "muchísimo placer, abrigo, conocimiento y esperanza". "Desde que tengo uso de razón soy lectora diaria. Leo por las noches, cuando el ruido externo e interno se acalla y puedo abrirme al libro con la conciencia plenamente activa; a pesar del cansacio de las rutinas diarias, encuentro en la lectura ese oasis mental y salgo reparada, por más que lo que lea me remueva. Es más, pido que la literatura me remueva", asegura.

Diana Kharis Pindado, bibliotecaria: "Recomiendo el humor sagaz y la crítica de Terry Pratchett"

La bibliotecaria navarra Diana Kharis Pindado Etxandi (Pamplona, 1985), al frente de la sala infantil de la Biblioteca Pública de San Francisco desde noviembre de 2018, ha leído esta última temporada "muchas sagas juveniles y fantásticas, sin dejar de lado otro tipo de novelas".

Recomienda especialmente para este periodo de crisis "los libros de Terry Pratchett, creador del universo Mundodisco que combina su humor desternillante e irónico con la fantasía y la crítica social". "Suele catalogarse a este autor dentro del género juvenil, pero Camioneros de la trilogía El éxodo de los gnomos El éxodo de los gnomo es recomendable para todas las edades. Te ríes un montón a la vez que se plantean muchas situaciones interesantes; mientras acompañamos a los gnomos en su odisea descubrimos su estructura social, política y religiosa, vemos cómo éstas se van desmoronando con un humor sagaz, cuando algo lo pone todo patas arriba", cuenta.

Mai Caballin, médica jubilada y lectora voraz: "Adela Cortina da contenido a palabras hoy muy repetidas"

Mai Caballin Yarnoz (Pamplona, 1950), médica jubilada y amante de las librerías, en especial la de su "barrio", Walden, su "refugio silencioso, de ambiente agradable, siempre actualizado", empezó esta pandemia leyendo Kafka en la orilla de Murakami y acaba de terminar Ética cosmopolita de Adela Cortina. Entre uno y otro ha devorado otros tantos títulos, pero si ha de elegir uno, se queda con el más reciente: "Ética cosmopolita de Adela Cortina, que tiene un subtítulo muy atractivo: Una apuesta por la cordura en tiempos de pandemia".

"Adela Cortina es una filósofa que tiene la habilidad de expresar con palabras sencillas ideas profundas; y siempre observadora de lo que nos afecta a todos y preocupada por lo cotidiano, por la vida corriente. Era esperable un libro suyo en tiempos de pandemia. En el libro, da contenido a palabras muy repetidas últimamente: vulnerabilidad, seguridad y libertad, cuidado, responsabilidad€ Hay dos capítulos que me han interesado especialmente: uno dedicado al tratamiento de los ancianos durante la pandemia y a la gerontofobia; y otro dedicado a la importancia de cuidar la palabra como vía de diálogo y comunicación. Y me han gustado mucho las exigencias que plantea para que, y yo lo digo a mi manera, el hablar sirva para algo: Son la inteligibilidad de lo que se dice, la veracidad del hablante, la verdad de lo afirmado y la justicia de las normas. Me da la impresión de que tenemos tarea por delante", concluye esta lectora.