-A veces la represión informativa nos asalta cercana como la semana pasada con la muerte de David Beriáin y Roberto Fraile; con asiduidad nos llegan, como sonidos de tambores lejanos, la represión contra periodistas en países como Afganistán, México, Siria, Israel y otros, donde incluso la muerte para quien quiere informar es una realidad cotidiana, pero mucho más a mano entre nosotros están las cortapisas para dar noticias sobre asuntos de la Casa Real, del Ejército, de las Fuerzas del Orden, de actividades de ciertos grupos empresariales, de acciones contra el medio ambiente... , también en nuestro entorno la realidad de cierta represión a la hora de informar está presente. Y a esto hay que sumar las presiones colaterales, a veces nada disimuladas, de los llamados “poderes fácticos” que llevan en muchos casos a los/as periodistas a la autocensura, quizás la represión más sibilina y sútil, pero no por eso menos inicua. Frente a cualquiera de estas cortapisas, censuras, amenazas, represión o acción violenta hemos de levantar la voz por la libertad de expresión, por la libertad. Porque sin periodismo libre no hay no hay democracia.

Tres mujeres líderes: Bernarda Llorente, Nwabisa Makunga y Gabriela Cañas reflexionan sobre el derecho a esta libertad informativa.