Este sábado, la danza tomará las salas expositivas del Museo Universidad de Navarra (MUN) en el espectáculo Desde la ternura, que el bailarín y coreógrafo tinerfeño Daniel Abreu estrenará en dos funciones, a las 19.00 y a las 20.30 horas (se adelanta media hora sobre lo inicialmente previsto), para las que ya no quedan entradas. Una propuesta de danza de nueva creación sobre el afecto inspirada en la fotografía La ternura de José Ortiz-Echagüe, perteneciente a la colección del MUN.

Una imagen de un abrazo y "de una mano que no termina de arropar a una niña y de una niña que no termina de tocar a un padre, o a un abuelo, quién sabe" -dice Daniel Abreu- que el bailarín y coreógrafo traspasa en una danza inspirada por esos "gestos y matices" de la fotografía, que en esta propuesta escénica se transcriben a "una abstracción". "A algo que tiene que ver con un resumen de cosas muy pequeñas que en la foto, de interpretaciones que son todo el rato preguntas: ¿por qué?, ¿para qué?, ¿qué es esto de la ternura?, ¿qué conlleva?, ¿de dónde parte y hacia dónde va?", cuenta el artista tinerfeño.

Respeto, magia y misticismo en pasos de baile

En esta obra que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Pamplona y el INAEM, de la mano de los bailarines Dácil González y Arnau Pérez, Abreu entretejerá con su danza ternura, acciones de afecto y respeto, magia y misticismo en pasos de baile. Y lo harán acompañados por la música de viento de Hugo Portas, interpretada por él mismo en directo, y otras referencias musicales del siglo XVII como John Dowland y otros autores contemporáneos que pondrán distintos ambientes a esta danza.

En febrero de 2020, Daniel Abreu fue invitado por José Manuel Garrido, director artístico de Artes Escénicas y Música del MUN hasta finales de 2020, a generar una obra de nueva creación a partir de las colecciones y la arquitectura del museo, en el marco del proyecto de residencias creativas de este espacio artístico. El coreógrafo, bailarín y director de su propia compañía quería profundizar en la idea de las herencias, de los hijos, y en su visita a la colección del museo en febrero de 2020, le cautivó una fotografía de José Ortiz-Echagüe titulada La ternura.

"En la imagen, de la que tuve la oportunidad de ver distintos revelados en distintos tonos y con diferentes matices, se presenta la emoción de quien puede contemplar varios aspectos de la vida: el amor, la calma, el respeto, la protección. Son ideas que motivan a construir una danza sobre el afecto. Desde la ternura es una creación sobre la dulzura. Secuencia de coreografías que serán emplazadas en varios espacios del museo", explica Daniel Abreu, quien ya ha presentado en el MUN anteriormente otros de sus proyectos, como La desnudez o El hijo, por citar dos de las más de 60 creaciones que lleva a sus espaldas.

Nuevo significado con la pandemia

Desde la ternura iba a ser estrenada en otoño, dentro del ciclo Museo en Danza, pero tuvo que ser reprogramada siguiendo las medidas por la covid-19. Una pandemia que dota de un nuevo significado a este proyecto, que habla sobre el afecto en un momento en que socialmente está tan restringido el contacto humano. Como dice Abreu, "en lo social estamos todos muy sensibles con la necesidad del contacto y del sentir que formamos parte de algo. Y lo bueno del arte, de la danza, además del contacto entre nosotros, los bailarines, muy físico, es que hace que uno se sienta parte de algo más grande. Nos da una identidad mayor que el yo soy. Es un decir 'yo soy con todo esto'", apunta en referencia a lo que puede aportar la danza a los espectadores.

Los bailarines se moverán por diferentes espacios expositivos del MUN, "una arquitectura maravillosa", destacan, para componer una coreografía "que todavía está muy viva", generada en "un proceso muy líquido y cambiante", que cobrará todo su sentido "en el intercambio y el diálogo con el público, cuando éste al ver la obra la haga suya", asegura Daniel Abreu, quien apunta que "generar proyectos específicos para un espacio es muy enriquecedor, conlleva muchos retos para los creadores y también para los espectadores, que en este caso van a poder ver el museo desde otro punto de vista".

Un reto "enriquecedor" para los bailarines

Para la bailarina Dácil González, "la manera de habitar el lugar es muy interesante", dice sobre esta danza en la que "Daniel Abreu nos ha abierto a los bailarines un mundo de preguntas, de incógnitas, guiándonos de una manera magistral con pautas físicas y colocándonos en sitios a veces más cómodos, a veces más frágiles". Arnau Pérez, que proviene de un tipo de danza diferente en el que el arte urbano está muy presente, ha tenido la oportunidad en este proyecto de enriquecerse "llevando el cuerpo a otros terrenos y entrando en dinámicas" a las que no esta acostumbrado. "Se genera una conversación muy interesante entre los tres cuerpos en escena", asegura.

Música barroca llevada a lo contemporáneo

Sobre la sonoridad que dará ambiente a la danza, Hugo Portas, quien ha colaborado en alguna ocasión con la Orquesta Sinfónica de Navarra (OSN), cuenta que "como en otros trabajos con Daniel, donde busca líneas largas, nos vamos mucho a la música barroca y se trata principalmente de música vocal, en versiones que están trasladadas a un instrumento contemporáneo, la tuba".

Sin querer adscribirla ni etiquetarla en ningún tipo de danza concreto, Daniel Abreu define Desde la ternura como "un entramado musical, físico, teórico, un lenguaje que tiene que ver, por la dimensión del edificio y del concepto que aborda, con trabajos de corporalidad muy lenta y movilidad muy libre pero que en ningún momento transcriben cosas o acciones de la realidad. No queríamos hacer una representación de la fotografía de Ortiz-Echagüe, sino partir de la amplia interpretación a la que da lugar esa imagen, sus gestos y sus diferentes matices, para hacer algo contemporáneo, que cualquier espectador que vive hoy en día pueda recoger", concluye.