El actor Josean Bengoetxea (San Sebastián, 1964) es uno de los protagonistas de la película Ilargi Guztiak. Todas las lunas, dirigida por Igor Legarreta. Un filme con ciertos tintes fantásticos, como una fábula rural, que reivindica la vida y en el que según confiesa Bengoetxea, como actor se ha vaciado completamente.

¿Qué fue aquello que le llamó la atención de Ilargi Guztiak. Todas las lunas

-Me acuerdo que empecé a leerme el guion en un viaje de Madrid a Donosti y justo antes de aterrizar, o en pleno vuelo, ya le dije a Igor que la quería hacer. Me parecía un guion redondo y muy humano. Es un guion en el que tenía una presencia muy importante la inocencia y también la rabia por vivir, por buscar... Y son sentimientos que nos acompañan como humanos, para mí esa búsqueda interior es una constante. También me parecía interesante que estuviese caracterizado en el personaje de una niña y no en u niño, por el mundo en el que vivimos hoy en día y para cambiar ciertos estereotipos.

Con la tercera guerra carlista como telón de fondo, el largometraje sigue los pasos de esta niña, Amaia, quien es rescatada de un orfanato por una misteriosa mujer. Y la vida de Amaia, llena de dificultades, cambia cuando por casualidad conoce a Cándido, el personaje que usted interpreta. ¿Cómo le definiría?

-Una de las cosas que me gustó del personaje fue el interpretar a un campesino que ama la tierra y que no se dedica a nada más que esto. Ahora en las ciudades grandes estamos mirando cada vez más hacia el campo, que es donde está el origen de todo. Y Cándido vive en ese micromundo. Cuando arranca la película, Cándido está solo porque ha perdido a su mujer y a su niña y quiere estar solo y terminar solo. Es un personaje que refleja un poco el carácter de la gente del norte, cerrados en sí mismos, y refleja también el entorno, la educación... Y la influencia de la religión tampoco le ha ayudado mucho a expresar lo que siente, no sabe y es incapaz. Y en un momento dado, aparece en su vida un personaje del que él reniega y no quiere saber nada de primeras.

Aunque, poco a poco, se establecerá entre Cándido y esta niña una relación cercana a padre e hija.

-Claro, lo que pasa es que esta niña es la que provoca la situación. La diferencia entre ellos es que ella está buscando y el esta huyendo, pero paradójicamente, se encuentran y esta mujer le provoca esa ruptura con su pasado en cuanto a no poder expresar lo que tiene dentro. Es como una catarsis, la niña lo libera.

¿Cómo ha sido trabajar con Haizea Carneros, la joven actriz que interpreta a Amaia?

-Trabajar con ella me ha liberado. Me ha dado el 80% de la película. El año pasado estuvimos un tiempo con el rodaje parado, pero ya decidimos que íbamos a empezar y desde producción decidieron que el tronco más importante de la película estuviésemos confinados en un caserío. Y ahí se estableció un vinculo entre nosotros terrible y una intimidad, porque solo hablábamos de la película... Era como un Gran Hermano. Y Haizea, de alguna manera, me dio todo.

El filme ha sido su reencuentro con Igor Legarreta, tras rodar juntos Cuándo dejes de quererme

-Sí, el lazo se ha estrechado todavía más. Igor es otra parte fundamental tremenda en la película, como escritor y director sobre todo, porque respeta muchísimo en el trabajo de todos y se adapta a lo que hay. Es muy flexible en ese sentido y eso es el alimento para nosotros: que te den confianza, que tenemos nuestras inseguridades y todo esto... Y él sabe manejar a todo el equipo.

La película se grabó en Navarra, Bizkaia y Gipuzkoa y recoge varias escenas nocturnas y muchos exteriores. ¿Fue un rodaje complicado?

-Ha sido muy duro. Yo no he estado en todo el rodaje, pero por ejemplo, en Artikutza debió ser dantesco y estar a punto de parar de rodar. Que lo sabe todo le mundo del cine vasco: es una de las zonas más húmedas de todo Europa. Y no sé por qué deciden siempre ir ahí, es muy bonito pero muy oscuro (risas).

Y todo ello adaptados, además, a los protocolos que exigen la situación sanitaria...

-Sí, bueno a eso te acostumbras más fácil, o no, no lo sé... Lo vas llevando. Creo que lo más duro de la pandemia es lo que ha venido después, en el sentido de lo que ha durado en el tiempo. Al principio estábamos todos en los balcones, te emocionabas... y luego ya ha sido “que te den por culo, hijo de puta” y “ese va sin mascarilla”... Eso es lo peor, cuando sale del ser humano lo más oscuro.

Ilargi Guztiak. Todas las lunas llega a las salas este viernes, ¿con nervios ya de que se estrene y el público la haga suya?Ilargi Guztiak. Todas las lunas

-No tiene sentido hacer una película si no la vas a compartir con el público. Antes que actor, soy espectador y... yo no he visto la película todavía. Y no la he visto porque tengo tantas ganas de verla como espectador y más una película como esta, en la que he sentido que lo he dado todo... Que la quiero ver en la mejores condiciones y todavía no he tenido oportunidad. Creo que será hoy -por ayer- en Donosti, que hacemos pase.

Sinopsis. Durante los estertores de la última guerra carlista, una niña es rescatada de un orfanato por una misteriosa mujer que habita en lo profundo del bosque. Malherida, y sintiendo estar al borde de la muerte, la pequeña creerá ver en ella a un ángel que ha venido a buscarla para llevársela al Cielo. No tardará en descubrir que este extraño ser le ha donado la vida eterna a cambio de su compañía. Bajo su nueva condición, tendrá que vivir el doloroso paso del tiempo encerrada en su niñez, y contar infinidad de lunas hasta conocer a Cándido, un hombre humilde que le acogerá en su casa como si de su propia hija se tratase, y con el que comenzará su viaje en contra de su nueva naturaleza y el sueño de recuperar su vida arrebatada.

“De mi personaje me gustó que fuese un campesino que ama la tierra, ahora en las grandes ciudades cada vez miramos más al campo”

“No tiene sentido hacer una película si no la vas a compartir con el público... Y yo antes que actor, soy espectador”