ste mes se cumple el 500 aniversario de la batalla de Noáin en la que, tras caer derrotada ante las tropas castellanas, Navarra perdió buena parte de su independencia como estado. Una fecha que, “más allá del sentido bélico, nos sitúa en un momento determinante para la historia de Navarra”. Así lo subrayaron ayer los responsables de la Fundación Nabarralde que, aprovechando esta fecha “cargada de simbolismo” han publicado una colección de ensayos que reúne trabajos de diversos autores y autoras bajo el título Noain 1521. La última batalla y que se podrá adquirir con DIARIO DE NOTICIAS este domingo, 20 de junio, a un precio de 8,95 euros para lectores y 7,95 euros para suscriptores.

Joseba Asiron, Iñaki Sagredo, Elur Ulibarrena o Arantzazu Amezaga son parte de los autores y autoras que han colaborado en este libro que pretende “recordar y recuperar el significado de un hecho histórico que determinó el futuro de nuestra tierra”, tal como explicó Angel Rekalde, director de Nabarralde, en la presentación celebrada ayer en el Palacio del Condestable de Pamplona.

“Durante años hemos organizado la ceremonia de recuerdo; hemos acudido a la marcha por los campos de Noain, Galar, Eskirotz... Hemos reavivado la memoria de la pérdida que supuso para nuestra nación junto al monumento de Joxe Ulibarrena. Se trata de un lugar de memoria cargado de significado, que nos vincula con unos acontecimientos que marcaron nuestro pasado”. En ese contexto histórico, Rekalde recordó que las conquistas y reconquistas del territorio eran una constante. Justo antes de dicha batalla, “los navarros recuperaron todo el territorio, con la ayuda de un ejército que entró desde Donibane Garazi por los pasos pirenaicos, y con el levantamiento de las poblaciones: Pamplona, Cáseda, Zangotza.... Durante un mes volvió a ser un territorio navarro independiente pero las tropas españolas volvieron, y con refuerzo”. El choque entre ambos ejércitos ocurrió en las campas de Noáin: “La derrota de las fuerzas navarras, soldados, aliados, mercenarios, voluntarios de las villas liberadas, supuso la derrota histórica para el Estado navarro. Ya nunca más volvería a verse con la legitimidad de un Estado soberano que se enfrenta a un ejército invasor”.

Tras aquella batalla vendrían otras luchas determinantes como la de Amaiur, Hondarribia o la Baja Navarra. Pero, como recordaron desde Nabarralde, la de Noáin fue determinante, “la última gran batalla”.

Joseba Asiron, Eneko del Castillo, Iñaki Sagredo, Fernando Sánchez Aranaz, Peio Monteano, Elur Ulibarrena, Patxi Zabaleta, Mikel Zuza, José Luis Orella, Mikel Sorauren, Arantzazu Amezaga, Beñi Agirre, Xabier Irujo, Álvaro Adot y Koldo Viñuales son los historiadores e historiadoras que han participado en la publicación que, a partir de hoy ya está disponible en la web de Nabarralde, y que también se podrá adquirir con este periódico a partir del domingo. La portada ha sido diseñada por el ilustrador Aritz Ibarra.

“Se trata de recordar, no tanto la batalla en sí, como un acontecimiento bélico, sino de poner en valor un lugar de memoria que nos traslada a una época en la que Navarra fue independiente, una época en la que era un estado que tenía su lugar a nivel europeo, que contaba con sus propias instituciones y su propia legislación. Nos dá mucho en lo que pensar y de lo que aprender”. Por eso mismo, Rekalde explicó que en dicho volúmen han querido reunir algunas de las voces que más han reflexionado sobre el tema.

Joseba Asiron ofrece un breve repaso de la historia en la que recuerda a sus protagonistas más determinantes, como son la reina Catalina de Foix, Pedro de Navarra o Jaime Veláz de Medrano. Protagonistas que, como el propio autor recuerda en la publicación, “apenas recordamos o conocemos hoy en día”. Eneko del Castillo, por su parte, ha elaborado un mapa de la época, incluyendo los movimientos de las tropas que se enfrentaron en la batalla.

El historiador Iñaki Sagredo, especializado en los castillos medievales de Navarra, recupera en su artículo un aspecto poco conocido del enfrentamiento de 1521: “La traición que urdió el conde de Lerín para atacar a los navarros por la retaguardia. “Como conocía el terreno, condujo a una tropa de 500 soldados a través de la sierra de Erreniega, el Perdón, para bajar por la espalda de las fuerzas que esperaban en Noáin y cerrarles el paso con la capital, Pamplona”.

Se trata de un relato plagado de “guerra y traiciones”, tal como explicó Rekalde. Y en eso precisamente se centra el artículo del historiador alavés Fernando Sánchez Aranaz, que recupera también un personaje que, aunque no tanto en esa época, pero sí más adelante se convirtió en uno de los más conocidos: Ignacio de Loyola, “quien defendía las posiciones de los ocupantes en Pamplona y en el levantamiento resultó gravemente herido. De ahí empezaría su vida mística y religiosa”. El historiador navarro Peio Monteano, por su parte, se centra en el duro juicio que la historia, escrita por los vencedores, le dedicó al general Asparrot o Lesparre. Monteano “analiza los hechos y cuenta que en realidad lo hizo lo mejor que pudo, que no era fácil”.

Uno de los símbolos más referenciales que existen actualmente sobre la batalla de Noáin es el monumento realizado por el recientemente fallecido Joxé Ulibarrena, en el que cada año, por estas fechas, se realizan eventos que recuerdan el momento histórico. Su hija, Elur Ulibarrena, explica en la publicación de Nabarralde el significado del monumento que su padre dedicó a los combatientes de Noáin “y la necesidad de transmitir el significado de aquella contienda entre los navarros del presente”.

Patxi Zabaleta habla del valor simbólico de Noáin como paradigma de “la resistencia navarra”, y el historiador Mikel Zuza se centra en un antecedente importante, el prícipe de Viana, “que está en el origen de algunas circunstancias de esta conquista navarra, como la guerra entre agramonteses y beaumonteses”.

Otro de los personajes que se recuperan en el libro son el cardenal Cisneros, en el artículo de José Luis Orella, o Enrique II El sangüesino, Catalina de Foix y Juan de Albret, en el artículo aportado por Álvaro Adot. Algunas de las reflexiones también miran al futuro, como la de Mikel Sorauren o Koldo Viñuales, que habla de los esfuerzos actuales por recuperar la memoria colectiva. Aranzazu Amezaga, por su parte, recrea lo sucedido en aquellos acontecimientos desde una perspectiva literaria, a través de un relato que tejen algunos protagonistas.

“Se trata de una publicación”, recalca Rekalde, “que trata de llenar un vacío, de generar una reflexión de uno de los lugares de memoria más determinantes de nuestra tierra”.