Nueve años después de Holy Motors, el director francés Leos Carax ha regresado al Festival de Cannes con Annette, una historia protagonizada por Adam Driver y Marion Cotillard con la que el cineasta dijo ayer haber cumplido su deseo de hacer un musical.

Annete, su cuarta participación en el certamen, es una película hipnótica y excesiva, que en su recorrido por la historia de amor entre un cómico de humor negro -Driver- y una soprano -Cotillard- pasa de la luminosidad de sus inicios a la toxicidad del final, incluyendo escándalos del Hollywood actual, de los abusos sexuales a la explotación infantil.

"Habla de un mal marido, un mal padre, un mal artista, pero no tiene una mirada indulgente. No filmamos un juicio", señaló el director un día después de que el filme inaugurara oficialmente la 74 edición del certamen y fuera ovacionado.

Annette toma el nombre de la hija de los protagonistas y tanto su banda sonora como el guión, con el que Carax se estrena en inglés, surgen de los hermanos Ron y Russel Mael, integrantes del grupo Sparks.

"Me ofrecieron la música y el lenguaje, que fue mi primer idioma aunque lo haya perdido un poco. Yo no imaginé Annette, pero lo trabajé como una ópera: recibes el libreto y luego intentas crear un mundo", dijo el director.

Driver y Cotillard grabaron sus canciones en directo. "Normalmente cuando haces un musical lo grabas en un estudio, pero ahí no. El sonido cambiaba con el movimiento del cuerpo. Me entrené moviéndome mucho, caminando, corriendo", señaló ella en ese encuentro ante los medios en el que no estuvo presente el intérprete estadounidense.

El rodaje, admitió, fue complicado, especialmente por las exigencias de esa actuación cantada: "No podéis imaginar lo duro que era. No sabías cómo iba a ser el día, aunque pareciera fácil. Era una sorpresa".

El coreano Bong Joon-ho, director que hizo historia con Parásitos, con la que ganó la Palma de Oro de Cannes y cuatro Óscar, protagonizó ayer un encuentro con la audiencia. El realizador compartió detalles personales, como que soñaba con hacer películas en blanco y negro: "Cuando veo las películas de los grandes cineastas que respeto y admiro como Kubrick, Truffaut o Hitchcock, tuvieron un periodo en blanco y negro. Para mí era un sueño de infancia hacer una película en blanco y negro, por eso hice una versión de Parásitos gracias a las técnicas digitales. Pero lo hice para mí, no para los espectadores". Y es que, aseguró, no busca atraer la atención de los espectadores: "Yo soy espectador y cinéfilo y tengo ganas de satisfacerme a mí mismo. Creo que siempre tienes que hacer algo que realmente tú tengas ganas de ver", precisó.

Sobre sus futuros proyectos y después de asegurar que el éxito de Parásitos no ha cambiado su vida -"miradme, visto igual que antes"-, habla con pasión de un filme de animación que prepara desde hace tiempo y que espera estrenar en 2025 o 2026.