Intérpretes: Coral de Cámara de Pamplona. David Gálvez, dirección. Programa: Falla: Romance del Pescador,Ave María (Victoria), Prado verde y florido (Guerrero). Eduardo Grau (Barcelona 1919-Argentina 2006): Cantares de los pajes de la Nau.Cancionero Llibre Vermell. Dúo Vital (Casto Urdiales 1901-1964): Mozuca. Agur Jaunak: armo. Luis Morondo. Programación: Museo de Navarra. Coral de Cámara y sus patrocinios. Lugar: Museo de Navarra. Retransmisión de Navarra Televisión del domingo día 11 de julio de 2021.

on austeridad, pero con buen criterio y a pesar de todo, se siguen conmemorando y celebrando, los aniversarios. 75 años de la Coral de Cámara de Pamplona, y, los mismos, de la muerte de Falla. Ya en plenos, normales y bullangueros Sanfermines, el concierto de la Coral, desde los tiempos de Morondo, era un remanso de paz contranatura. Pero, este año, para mantener la tradición, y como no hacía falta ese contraste, Gálvez ha preparado un programa que se sale de lo esperado, un poco raro, pero muy atractivo. Con Falla, el Año Jacobeo y la tradición coralina, al fondo. Ha sido a través de la televisión (enésima ola de la pandemia); con una muy bonita retransmisión desde el museo de Navarra, que ofrece un ambiente acogedor para la música: desde la sala de los cobres pintados con escenas de la Creación (escuela holandesa del XVII), como fondo del coro; y las pinturas góticas de Olite, para la música del Llibre Vermell (Monserrat. S. XIV).

Hacía mucho tiempo que no escuchaba las “versiones expresivas” que Falla hizo del siglo de oro de la polifonía española -(Victoria, Guerrero)-, antes tan interpretadas por todos, y ahora un tanto relegadas. Son muy hermosas: se mantiene el espíritu de los autores, y se las dota de cierto grosor que, sin exagerar la regulación, aporta un colorido y empaque que va muy bien a los coros románticos. El Ave María, por ejemplo, cumple plenamente con su espiritualidad, y la Coral hizo una buena versión, diáfana en las distintas voces -Renacimiento-, y con empaste (Falla). Casi un estreno -desde luego yo no recuerdo haberlos escuchado-, fueron los Cantares de los pajes de la Nau, de Grau, un homenaje a Falla. Es una obra al modo de retablo, con diversos cuadros (recitado de los buenos días, cuarto de guardia, cantar de la vigilancia, etc), con su solista infantil (como el Trujamán), aquí interpretado por una soprano del coro juvenil que salió airosa, y cuya voz blanca es la apropiada al personaje, y contrasta bien con el poderoso acompañamiento del coro; un acompañamiento que, en algunos casos, es muy onomatopéyico, como el balanceo ondulante del cantar de la vigilancia, sobre la bonita voz de la mezzo de la otra solista. Sin duda es una partitura a escuchar en vivo y sin mascarillas, con sus choques armónicos, que la coral hace muy bien, y los estados de ánimo de los diversos números, en una narración fluida.

Gálvez aborda la música medieval del Libro Rojo con acompañamiento de flauta, positivo, percusión y txistu. Le va bien el instrumento autóctono; no en vano, estamos ante músicas muy arraigadas en el pueblo. Oh Virgo explendens me llegó un poco triste, sin la luz que parece indicar el texto -no es lo mismo en vivo-; pero Ad monten, sí que tuvo más brío. Con garbo, también, se interpretó un clásico de la Coral, Mozuca, de Dúo Vital, compositor de cabecera, como tantos de sus contemporáneos, de Morondo y su coro. No consta que Morondo conociera personalmente a Falla, pero seguro que, si lo hubiera conocido, le hubiera pedido alguna composición. Para finalizar, el Agur de los adioses. Los cobres pintados se quedan reverberando a la soprano solista.

Este año, Gálvez ha preparado un programa que se sale de lo esperado, un poco raro, pero muy atractivo

El ‘Ave María’ cumple con su espiritualidad, y la Coral hizo una buena versión, diáfana en las distintas voces