"Intento reflejar lo cotidiano dentro de lo cotidiano, dar una muestra de lo que todos los días veo en la calle y que, a veces, pasa inadvertido. Como un kiosko de postales y noticias que no salen en los telediarios, estas imágenes me hacen asimilar, con humor agradable, la delicia de costumbres y gestos, buenos o malos, que me encuentro cuando salgo a la calle”. Estas palabras son un pequeño fragmento de un texto que Begoña Cía Zabaleta (Pamplona, 1959-2019) escribió en 1986 y que su hermano Jesús encontró entre sus dibujos recientemente. Unas palabras que no pueden describir de mejor manera el trabajo de esta dibujante autodidacta que comenzó su andadura profesional siendo muy joven y que, desde entonces, nunca paró, ni como dibujante, ni como diseñadora gráfica. Ahora, una pequeña parte de este trabajo se puede contemplar en la segunda planta del Palacio de Condestable, en la que el 12º Salón del Cómic de Navarra rinde homenaje a la que fue una pionera del cómic en esta tierra.

La dibujante Begoña Cía. Foto: cedida

“Ella era muy buena; todo el mundo la quería”, dice el hermano de la dibujante, Jesús Cía, quien cuenta que el mundo del cómic interesó a Begoña desde muy pequeña. “Cuando cogía su diario, contaba lo que le ocurría con cuatro historietas que eran solamente para ella, unas historias, por cierto, muy graciosas de ver”, afirma. Con 17 años, aproximadamente, “empezó a buscarse la vida para trabajar vendiendo sus trabajos” y consiguió publicar algunos de ellos en diferentes revistas y libros, que firmaba como Begoña Zía. Algunas de las tiras que publicó, por ejemplo, en Ipurbeltz (Erein) por aquellos años se pueden contemplar en la exposición de Condestable. Y a partir de entonces, el trabajo nunca le faltó. Su hermano recuerda que desde que era niña quiso “dedicarse profesionalmente al dibujo”, algo que consiguió y que le alzó como pionera del cómic en Navarra, aunque nunca fuese consciente de ello. “Antes no estaba tan presente como ahora eso de reivindicar el papel de la mujer; Begoña padecería, como padecéis todas, los abusos y las faltas de respeto, pero dudo que fuese consciente de que con su labor estaba siendo pionera en nada”, señala Jesús Cía.

Escenas cotidianas: Mujeres mayores, retratos y momentos de su día a día

Si hay algo que define el trabajo que realizó Begoña Cía como dibujante es el reflejo de las escenas cotidianas de la vida y del mundo que le rodeaba. Algo que se aprecia claramente en las más de cien piezas que se exhiben durante estos días en Condestable, entre las que destacan los dibujos con mujeres mayores como protagonistas, los retratos a diferentes personas de su entorno o no, y los momentos del día a día de esta artista, maestra del pincel. “Le gustaban mucho las señoras, a las que retrataba con sus hijas e hijos, con nietos o dando un paseo con un grupo de amigas”, describe Cía, quien cuenta que su hermana era “una persona muy observadora” que utilizaba sus propias vivencias, en ocasiones, para inspirarse. “Estuvo trabajando de au pair algún año y cuando llevaba al crío en la silleta le cayó un balón en la cabeza; y decidió hacer un dibujo cómico con ello”, dice mientras señala una de las viñetas de la exposición, y añade: “También había un bar en Pamplona en el que pusieron uno ventilador muy potente que daba una ventolera enorme, y eso lo vivimos nosotros y ella decidió utilizarlo en varios dibujos”. Y como estos ejemplos, muchos otros. Porque los dibujos de Begoña esconden muchas anécdotas e historias de su cotidianidad.

La muestra se completa, además, con la publicación de un libro que recoge gran parte del trabajo de Begoña Cía, elaborado por el propio Jesús Cía y Francisco Javier San Martín. Con el nombre de El retrato de papel, ya está publicado y el próximo 16 de septiembre se presentará en el salón de actos de Condestable, a las 20.00 horas. “Al desmontar su estudio nos encontramos miles de dibujos, y muchísimos de ellos se encuentran en esta publicación, para la que tuve que digitalizar 1.600 trabajos suyos”, cuenta Cía, quien se encontró trabajos que Begoña guardaba desde su niñez hasta bocetos muy recientes. “Porque nunca dejó de dibujar”, concluye el hermano.