El universo de la artista Cristina de Middel (Alicante, 1975) se despliega en el Museo Universidad de Navarra (MUN) con Pseudología fantástica, una exposición en la que explora la ambigua relación entre realidad e imagen y nos sugiere aplicar una mirada crítica a la forma en la que nos cuentan la realidad. La artista, Premio Nacional de Fotografía 2017, presenta su nuevo trabajo, resultado del proyecto Tender Puentes del Museo, bautizado Aleatoris Vulgaris, el proyecto de creación artística Man Jayen, expuesto en el Museo en 2015, y las series Cucurrucucú, Party y Afronautas.

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Exposición de Cristina de Middel en el MUN

Como dice la artista, la muestra, visitable hasta el 6 de marzo, toma su nombre de un trastorno psicológico por el que algunas personas viven como propias cosas que han visto o les han contado, y sienten un impulso incontrolado por relatar historias fantaseadas que acaban por creerse. Este fenómeno entronca con su trabajo: “Me sirve muy bien para explicar cómo utilizo el archivo fotográfico para hacer míos sus materiales y ofrecer versiones totalmente distintas que no tienen nada que ver con la intención con la que fueron creados”.

En la presentación estuvo acompañada por Valentín Vallhonrat, director artístico del MUN junto a Rafael Levenfeld, quien recordó que la relación con la artista comienza con los inicios del Museo. “Es una artista muy rigurosa que ejerce una crítica implacable. Nos muestra las contradicciones en las que caemos, cómo nos contamos los relatos sobre nuestra existencia. Y para desvelarlo aplica un clásico, la ironía, el sentido del humor y la belleza. Es mucho más fácil acercarnos así al drama que con solemnidad”, destacó Vallhornat. Y apuntó que “en su estrategia de trabajo, el concepto de archivo es fundamental”. Este punto de partida es clave para los trabajos que se exponen en la sala 0 de la planta 0 del Museo.

'Aleatoris Vulgaris'

Uno de estos trabajos, realizado específicamente para el MUN a partir de la investigación de su colección de fotografía, es Aleatoris Vulgaris. “Me apetecía salir del significado que se asocia a cada imagen y pasar de lo bidimensional al proceso. Me llamó la atención lo bien organizada que está la colección del Museo y para proyectar una mirada irreverente sobre ese contenido, necesitaba romper el orden del archivo. Entonces propuse diez generadores de números aleatorios y empecé a investigar sobre la imposibilidad de lo aleatorio, un tema apasionante, porque siempre obedece a una causa”, explica la artista.

Así, logró números de formas muy diversas: pidiéndoselos a transeúntes en Mozambique, entrevistándose con un gurú en la India, lanzando cuchillos a cartones de bingo o con galletas de la suerte. Los números corresponden a cinco imágenes del archivo, con las que trabaja visualmente, a través del collage y el dibujo.

Otra propuesta es Cucurrucucú, que bebe del archivo fotográfico del periódico de sucesos mexicano Alerta!, de los años, 60, 70 y 80. “En esta serie destilo la inmediatez que ofrece la fotografía, dejando la misma información a través del dibujo. Cuando ves un crimen en primera persona, te genera un trauma, una respuesta emocional muy dura que te puede marcar para el resto de tu vida. Si ves una foto, genera una respuesta pero mucho más diluida y si haces un dibujo, aunque la información es la misma, tu respuesta es mucho más leve y, al incluir rancheras y corridos mexicanos, puedes acabar viendo las fotos y canturreando”, detalla la autora.

Capa a capa

Completa la muestra en la sala Jan Mayen, proyecto que parte del material documental que el Archive of Modern Conflict de Londres guardaba sobre la expedición que un grupo de aventureros adinerados realizó en 1911 para redescubrir la isla de Jan Mayen. Al no alcanzarla, decidieron registrar la gesta en otra ubicación con ayuda de un cinematógrafo. Partiendo de esta historia, la artista realiza “una escenificación de la escenificación”, una suerte de fake news, una propuesta dispuesta como un milhojas en la que el espectador puede ir profundizando capa a capa.

De Middel, con formación en Bellas Artes y dedicada durante una década al fotoperiodismo, inició su carrera artística con Afronautas en 2012. “Nace de la frustración que sentí en mi primer viaje a África. Las imágenes que nos llegan, que suelen ser étnicas y costumbristas, no encajan con la realidad que encuentras cuando llegas. Me sentí muy responsable como fotógrafa porque, a pesar de que la fotografía ha documentado infinidad de veces este continente, no se había conseguido explicar cómo es”.

El trabajo comparte espacio expositivo en la sala Torre con Party, que se gesta en un viaje de la artista a China, donde residió seis meses. La propuesta parte de El libro rojo de Mao y articula una presentación sobre el país a través de la censura.