- Misterio, intensidad, belleza estética, contemporaneidad, contenido histórico y luminosidad. Son solo algunos de los ingredientes de los que se componen los bodegones de Miguel Rasero, que pueden disfrutarse hasta el 12 de diciembre en la nueva exposición de la Galería Fermín Echauri 2 de la calle San Antón.

Como dice acertadamente el crítico irlandés Colm Toibim, “el propósito de la pintura no es dejar las cosas claras sino ahondar en su misterio. Pintar naturalezas muertas no consiste en capturar o registrar una composición de objetos sobre una mesa, sino en intensificar y hacer más misteriosa la extrañeza absoluta de la luz mientras golpea los objetos”. O, en otras palabras, el propósito de pintar aquello que resulta doméstico y familiar consiste en jugar con el propio concepto de la familiaridad. “Así, la energía de una pintura no procede de la creación de una imagen, sino de la quiebra de las imágenes, de la desfamiliarización de colores y texturas y sombras. A partir de esta fractura de aquello que era solido, emerge un nuevo modo de ver”.

En los bodegones de Miguel Rasero la “desfamiliarización” es doble. “Rasero no solo está creando una imagen fresca a partir de una escena doméstica; está aludiendo, a menudo, tanto sutil como directamente, a representaciones anteriores de dichas escenas. Su propósito es, por un lado, ser irreverente e irónico. Pero, cuando se pone a trabajar creando formas y texturas, otra cosa va tomando el control. Permite que la obra de pintores anteriores habite en su pintura como sombras o flujos subterráneos, mientras que es su propia mirada para la textura, el color, el detalle o la composición la que empieza a dominar”, destaca Toibim sobre la obra del pintor natural de Córdoba, en la que fascina la tensión entre la imagen única, bella, cautivadora y armoniosa, y el complejo conjunto de texturas y tonos opuestos que la componen.

La exposición puede visitarse en horario de 10.00 a 14.00 y de 17.30 a 20.00 horas.