La alerta saltó a finales de la pasada semana, cuando los servicios veterinarios oficiales de Italia detectaron el virus de la peste porcina africana en el cuerpo de un jabalí hallado muerto en Ovada, un municipio de la región de Piamonte, ubicado en la provincia de Alejandría, situada en la zona noroeste del país. El Gobierno de Navarra, ante esa tesitura, se puso en contacto el lunes con los agentes que operan en el medio rural, entre ellos, la Federación Navarra de Caza (FNC), para solicitarles máxima vigilancia y precaución. Y también para que transmitieran ese mensaje a todos sus federados, dada la magnitud de la crisis que se abriría si la enfermedad llegara a la Comunidad foral.
"Sabemos que esta situación puede repetirse en algún punto de España en cualquier momento", se avisó desde el Ejecutivo foral, que remarcó que "la detección precoz de esta enfermedad es crítica para facilitar su erradicación". En este sentido, subrayó que los cazadores, como grandes conocedores del medio natural, "son vitales en esa detección precoz de situaciones anómalas en la fauna".
El aviso no es baladí, ya que las consecuencias de un foco en Navarra serían desastrosas para la industria porcina y el mundo rural. Así lo explica Nicolás Urbani, asesor técnico veterinario de la FNC: "Hay que dejar claro que no es un virus zoonótico, por lo que no se transmite a las personas, pero tiene una afección importantísima en la ganadería y el movimiento pecuario, ya que, si apareciera un foco, se limitaría la comercialización de todos los productos porcinos de la zona". En regiones como Navarra, Aragón o Cataluña, en las que este sector posee un tamaño considerable, la aparición de un jabalí muerto con la peste porcina africana desataría una enorme crisis agroalimentaria.
Habría, además, más medidas que se implementarían, como la limitación de movimiento de los animales vivos en la zona más cercana, pero la más drástica sería la muy posible restricción en la comercialización de productos derivados del cerdo. "En España -recuerda Urbani-, el 80% de esta producción se exporta, por lo que, si surgiera un foco de esta enfermedad, se colapsarían la producción y el mercado". A nivel venatorio, el desastre sería igualmente de dimensiones mayúsculas. "Se trata de una enfermedad muy letal en cerdos y jabalíes, por lo que se perdería un recurso cinegético valiosísimo, desequilibrando sobremanera esta población natural. Se estima que un 70% de la población de jabalíes podría morir en muy poco tiempo", añade.
Por ello, desde el Gobierno de Navarra se apremia a continuar con las labores de divulgación y sensibilización, como los cursos de cazador formado en sanidad animal que la FNC lleva impartiendo en colaboración con la Administración desde hace más de dos años. "Hemos de seguir enseñando a los agentes del medio rural, especialmente a los cazadores, que deben comunicar rápidamente a las autoridades si observan en la naturaleza algún animal muerto en extrañas circunstancias. Lo aconsejable es no tocarlo y llamar cuanto antes a los servicios veterinarios o forestales del gobierno de la zona en la que se esté", sostiene.
En Italia, por ejemplo, de forma inmediata a la detección del foco, se puso en marcha en la zona afectada un paquete de medidas, entre las que se incluyó la búsqueda activa de cadáveres de jabalíes, el control de la caza, visitas de inspección a las explotaciones de porcino y comunicación del riesgo a todos los sectores implicados, tanto en esa región como en el resto del país. El objetivo era aumentar el nivel de alerta en toda Italia y, sobre todo, incrementar la vigilancia sobre los animales y la bioseguridad. De hecho, días después de confirmarse la enfermedad en el jabalí muerto, se detectaron dos casos más en la misma zona. Como resultado, la UE prohibió las exportaciones de cerdo en las áreas afectadas.
El Ministerio español de Agricultura, Pesca y Alimentación se apresuró también a emitir un comunicado, en el que manifestó que la aparición de la peste porcina africana en el país transalpino suponía para España un incremento de riesgo tanto por la mayor cercanía del foco (hasta la fecha, el más próximo), como por el hecho de que el virus demostrara una vez más "su capacidad para saltar a larga distancia". En este sentido, incidió en la relevancia de aplicar unas adecuadas medidas de bioseguridad en las explotaciones de porcino y en el transporte animal, al tiempo que pidió a los cazadores que viajen a países afectados o de riesgo, que tengan mucha precaución, para no contribuir de manera involuntaria a la expansión de la enfermedad cuando regresen a España.
La FNC, por otro lado, lanzó un mensaje de sensibilización para otros usuarios del mundo rural, como agricultores, ganaderos, montañeros, senderistas o esquiadores que, por ejemplo, se desplacen por los Alpes fuera de pistas. A todos ellos, les insistió en la importancia de comunicar cualquier sospecha ante el hallazgo de cadáveres de jabalíes. También les apremió a aplicar medidas de bioseguridad, como la limpieza y la desinfección de prendas y calzado en el caso de viajes a zonas afectadas, o la de evitar la importación de embutidos caseros de esas regiones.
"Es muy importante garantizar el buen funcionamiento de los sistemas de vigilancia pasiva para detectar tempranamente la enfermedad ante una hipotética entrada en España, para lo que es vital que se comunique a los servicios veterinarios oficiales cualquier indicio de la enfermedad que pudiera aparecer en nuestros animales, tanto en las explotaciones y medios de transporte de animales, como en el medio natural en los jabalíes silvestres", incidió, por su parte, el ministerio.