Tras una trayectoria de siete novelas de thriller fantástico, Ismael Martínez Biurrun publica esta nueva obra, Solo los vivos perdonan, que mezcla hechos históricos y vivencias personales y gira en torno al perdón, la culpa y el remordimiento.

Esta novela tiene una base histórica real y una vivencia personal suya como fondo. ¿De dónde surgió la idea de escribir sobre este tema?

-La idea de convertir este recuerdo en novela es reciente, pero el recuerdo siempre ha estado ahí desde los 12 años, cuando sucedió. Desde que empecé a escribir había una parte de mí que sabía que tenía esa cuenta pendiente, de alguna forma necesitaba inspeccionar ese recuerdo y sacarlo a la luz. La novela juega también metafóricamente con esta misma idea: el elemento del fósil que es encontrado incrustado en la roca en mitad del desierto, que llega desde la prehistoria, representa ese recuerdo mío. Esta novela tiene también cierta clave fantástica, y no pretende ser una reconstrucción o una novelización en ningún caso de los sucesos reales. Por eso he querido que la nota del autor aparezca al final: me interesaba mucho que se leyera como una obra de ficción, que es estrictamente lo que es, inspirada en este recuerdo personal.

¿Cuáles son los principales rasgos que definen la novela, qué elementos distintivos tiene?

-Me gusta construir las novelas con este formato de vidas cruzadas, en el que se va alternando entre la visión de un personaje y otro, y poco a poco se va comprendiendo que todos los destinos de los personajes están entrelazados. Aquí en concreto, el vínculo original es precisamente el atentado, y lo que pone en marcha la historia es este momento en el que el ex-terrorista encuentra el fósil y decide utilizarlo de alguna forma para buscar su propia redención y todas las consecuencias en cadena que produce en el resto de personajes. Sobre todo, me interesaba no solo el acto de la petición de perdón, sino también cómo se recibe por la otra parte y cómo reacciona. En definitiva, toda la novela es una indagación sobre el escurridizo concepto del perdón y de cómo funciona de esa forma tan imperfecta. La novela incluye también ciertas claves fantásticas: se juega con lo onírico y algunas metáforas se hacen literales, como la idea de que las cuentas pendientes con personas que han fallecido a lo mejor pueden materializarse en apariciones fantasmales. Es una novela que tampoco es fácil de clasificar. No se podría decir exactamente que es nítidamente fantástica ni realista. Siempreme gusta moverme en ese terreno híbrido, que a veces no es fácil de explicar e invita más a una lectura en clave emocional que racional.

¿Por qué ha decidido contar la historia desde esa mezcla de géneros?

-El recurso de los elementos fantásticos es un truco para esquivar el pensamiento racional: para dar un rodeo o un atajo con el que llegar directamente a esas cosas que tenemos en el inconsciente, en el fondo de la cabeza, que es un contenido esencialmente emocional, sorteando todas las excusas y racionalizaciones. Este recurso, que cuestiona nuestras herramientas racionales, puede servir para puentear eso y plantarnos ante la emoción pura y dura de un recuerdo traumático no asimilado. En ese sentido, me parece que la literatura fantástica es una herramienta muy útil para desencriptar o desbloquear estos elementos atascados en el fondo de la mente.

La estructura del libro es circular, empieza en un punto y termina volviendo al mismo. ¿Qué podría decirnos sobre esto?

-La estructura del libro me obligaba un poco a jugar con los niveles temporales. Hay muchos saltos y distintas perspectivas en función de los personajes. El jugar con los hilos temporales es una forma de obligarte a entender la historia y la emoción del fondo de una forma que no sigue la lógica convencional, sorprendiéndote un poco y encontrándote en un terreno en el que no te sirven las referencias narrativas habituales. La idea era también terminar cerrando las ideas abiertas al comienzo; todo narrador que intente hacer las cosas bien sabe que es importante retomar siempre en el final los aspectos planteados al principio y darle algún tipo de cierre.

¿Qué simboliza el personaje de Tea, el más enigmático?

-De alguna forma encarna la mirada del narrador y es capaz de atravesar la historia desde distintos puntos. Se le puede cargar con muchos significados. No me gustaría dar una explicación muy definida porque es interesante que cada lector busque su propia forma de entenderlo. Evidentemente, tiene que ver con la idea del destino, con esa especie de mirada por encima de las vidas de los seres humanos y cómo busca entender qué es lo que está pasando.

¿Cuál ha sido el proceso que ha llevado a cabo a la hora de escribir?

-Una vez claros los temas de los que quería hablar, yo funciono de cierta manera: comienzo con el tema principal y los personajes centrales, y tengo que ponerlos en movimiento para ir conociéndolos, ver lo que les pasa por la cabeza y hacia dónde me va a llevar la historia. Me gusta escribir de esta manera, en la que voy descubriendo al mismo tiempo que los personajes qué es lo que van a hacer y hacia dónde lleva la historia. Evidentemente, tengo una idea de cuál es el punto final y los lugares por los que tiene que pasar la narración, pero dejo que los personajes tengan la mayor libertad de sorprenderme.

¿Cuál diría que es la clave para entender la novela?

-Me planteo la novela como una indagación sobre la idea del perdón y de la culpa. Les invitaría a los lectores a examinar sus propias emociones respecto a cómo se van planteando los hechos. Invito a que sea leída como una novela realista; no busca tanto el aspecto asombroso, como el dar con la forma original de indagar en la mente humana y en estos sentimientos absolutamente reales como el remordimiento, la necesidad de redención e incluso la crueldad.

¿Qué supone este proyecto dentro de su camino literario?

-Es una novela que incluye de una forma más clara que otras un elemento personal de mi biografía. Al partir de este recuerdo original mío, ha sido una escritura más en caliente y delicada para mí. Por lo demás, estoy muy a la expectativa de cómo es recibida; no es una novela que busque el efecto terrorífico como otras, sino uno más de compasión con los personajes; está escrita en una clave diferente, y estoy un poco desorientado respecto a cómo puede ser recibida. Eso me afectará inevitablemente a la hora de cómo seguir escribiendo.

¿Qué es el éxito de verdad para usted como escritor?

-En primer lugar, conseguir escribir la novela que tengo en la cabeza, eso ya es un gran éxito, porque no es nada fácil. Y una vez que es editada de una forma profesional y bonita, el éxito realmente ya está. El feedback de los lectores es casi un regalo añadido, es lo mejor. Pero a nivel personal el éxito fundamental es conseguir sacar esa idea que tienes en la cabeza y materializarla en forma de novela.