- Una reflexión sobre la cultura del petróleo y sus efectos en el cambio climático de la artista kuwaití Monira Al Qadiri abrió ayer el ciclo 2022 de la Sala Film & Vídeo del Museo Guggenheim Bilbao dedicado a obras de videocreación.

La artista kuwaití, aunque nacida en Senegal y que reside actualmente en Berlín, propone una metáfora sobre las consecuencias para el clima de la explotación y uso de energías de origen fósil a través de unas bellas imágenes grabadas en el desierto Rub al Jali, ubicado en la península arábiga y con una extensión similar a la de Francia.

Con música realizada por su hermana y colaboradora habitual, la compositora kuwaití Fátima Al Qadiri, y un texto en inglés escrito por la propia Monira en 2019, el trabajo videográfico, grabado en 2020, recorre distintos espacios espectaculares y desolados de dicho desierto, bautizado por los británicos Holy Quarter (Cuarto Sagrado), que da nombre a la obra.

El viaje por los distintos paisajes de roca y arena de este imponente desierto, que ocupa terrenos de cuatro países enclavados en la península arábiga (Arabia Saudí, Omán, Emiratos Árabes y Yemen) recuerda al espectador cómo puede quedar el planeta si no se moderan a tiempo las actuales necesidades energéticas de los países.

La autora, presente en la presentación de su trabajo ayer en el museo bilbaíno, explicó que su obra tiene que ver con su misión de redescubrir al ser humano como “un personaje trágico y frágil”.

“Es también -agregó- un trabajo sobre la decadencia, el destino y la ambición expansionista” de las potencias occidentales durante el colonialismo.

Se trata de “un viaje onírico y esotérico en el tiempo”, ya que el trabajo parte de la historia del explorador británico Harry St. John Philby, quien en la década de 1930 se aventuró en este desierto en busca de la mítica ciudad perdida de Ubar, destruida, según el Corán, por la ira divina en tiempos ancestrales.

En su lugar, el explorador británico encontró los restos de uno de los más importantes impactos de un meteorito contra la Tierra visibles en el planeta y de los fragmentos minerales semejantes a perlas negras (el color que tiene el petróleo) que dejó sobre la superficie.

Una réplica de estas piedras negras, realizadas en vidrio soplado iridiscente, acompañan en el suelo de la sala Film & Vídeo la proyección del vídeo sobre una pantalla.

Al Qadiri, quien rodó las imágenes mediante el uso de las últimas tecnologías, como los drones, para conseguir imágenes de potente impacto visual, ha relatado que la idea de esta obra surgió porque “llevaba mucho tiempo trabajando la estética de las perlas y el petróleo como forma de relacionar la época anterior y posterior al descubrimiento del petróleo en la región del Golfo”.

Las “perlas” de vidrio le ayudan a Qadiri a fusionar el pasado de la región, que antes del petróleo vivía de la extracción de perlas del fondo del mar Arábigo, con el presente y con el futuro porque “hablan al espectador del petróleo, de su extracción de la economía y de cómo esta se ha desarrollado”.

“El petróleo ha cambiado la narrativa histórica de esta región de forma abrupta y radical”, aseveró la artista kuwaití.

Monira Al Qadiri advirtió que hay que “cambiar las cosas para tener un futuro más positivo”.

El comisario del Museo Guggenheim Bilbao para obras de videoarte, Manuel Cirauqui, explicó que el ciclo de arte y vídeo de este año del centro expositivo, formado por cuatro piezas de distintos autores, dedicará “una atención especial” a la cuestión del cambio climático y a la nueva era geológica del Antropoceno.

“Esta obra es sobre

la decadencia, el

destino y la ambición expansionista”

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